El feminismo como movimiento social moderno no es un
fenómeno político nuevo en Turquía, donde a finales del Imperio Otomano,
en el siglo XIX, las mujeres comenzaron a organizarse en grupos
feministas, a publicar decenas de periódicos y revistas y a convocar
manifestaciones como las que protagonizaron sus hermanas a lo largo del
siglo XIX en Europa para reivindicar sus derechos políticos y sociales.
Luchaban por mejorar el acceso de las mujeres a la educación y el empleo remunerado, por abolir la poligamia y el peçe, un velo islámico. La primera asociación de mujeres de Turquía, la Organización Otomana por el Bienestar de las Mujeres, se fundó en 1908 y se implicó en parte en el Movimiento de los Jóvenes Turcos, que fue uno de los impulsores de la fundación de la República de Turquía. La revolución femenina que tuvo lugar en la joven república fue de hecho el fruto de esos 50 años de activismo de las mujeres otomanas.
El derecho al voto, que las mujeres otomanas y turcas habían estado demandando durante décadas, se consiguió finalmente en 1934 por decisión del Partido Republicano del Pueblo (CHP) dirigido por Mustafá Kemal Atatürk. Sin embargo, al mismo tiempo el “movimiento feminista” pasó a integrarse gradualmente en el apartado de Estado, inhibiendo su actividad fuera de las estructuras aprobadas. El llamado “feminismo de Estado” se estableció en el marco de los esfuerzos de modernización impulsados por Kemal Atatürk para emular a las sociedades occidentales.
A partir de entonces, oficialmente se presentaba a las mujeres turcas como emancipadas y liberadas, y este discurso se utilizó para disolver en 1955 el Sindicato Turco de Mujeres, que era la única organización de mujeres de la época. Por esta razón, entre 1923 y 1980 no existió ningún movimiento feminista independiente. Las mujeres tuvieron que esperar hasta el golpe militar de 1980 para volver a situar el feminismo en el mapa político.
El Gobierno militar aplastó el movimiento socialista; al quedar desorganizadas y habiendo experimentado la cultura política de predominio masculino de los movimientos de oposición, las mujeres socialistas se pusieron a organizar el movimiento feminista contemporáneo en Turquía. En parte en virtud de estos antecedentes, el feminismo socialista siempre ha constituido un sector importante del movimiento feminista.
A partir de 1983 aparecieron cientos de publicaciones y se organizaron muchas reuniones públicas por parte de las feministas, actividades que tuvieron un impacto político real. Desde 1989 en adelante, el movimiento feminista ha publicado periódicos independientes como Feminist, Kaktüs, Pazartesi, Feminist Politika, Amargi, etc. Este movimiento se caracterizó por unas formas organizativas independientes y no jerárquicas y comprendía grupos de concienciación y comités especializados por temas. La insistencia en la “naturaleza política de la intimidad” es otro aspecto en que se asemejan el feminismo occidental y turco. Actualmente existen más de 250 grupos de mujeres que se autoorganizan en asociaciones, clubes, grupos de presión y redes.
En los últimos 30 años, el movimiento feminista en Turquía ha adquirido experiencia en la organización de campañas a escala nacional. A pesar de que existen muchas divergencias ideológicas entre grupos de mujeres, las feministas se unen para abordar cuestiones comunes que afectan a la vida de las mujeres, como los controles de virginidad oficiales, la violencia machista y la privatización de servicios sociales. El movimiento feminista turco se ha posicionado siempre en las filas de la oposición extraparlamentaria. La formación del movimiento LGBT a mediados de la década de 1990 también contribuyó a desarrollar la política e identidad feministas.
Ascenso del conservadurismo
Habría que incluir en esta panorámica la aparición del movimiento de mujeres kurdas. Al comienzo, este movimiento se centraba sobre todo en la politización de la maternidad. A través del movimiento de las madres, el movimiento de mujeres (Demokratik Özgür Kadın Hareketi – Movimiento Democrático de Liberación de la Mujer) adquirió legitimidad en el seno del movimiento kurdo. El movimiento feminista y el movimiento de las mujeres kurdas cuentan con un impresionante historial de colaboración, aunque no exento de tensiones. Estas tensiones suelen reflejar las que existen entre el movimiento socialista y la oposición kurda.
El creciente conservadurismo neoliberal del gobierno del AKP (Partido Justicia y Desarrollo) supone ahora una amenaza para los derechos fundamentales de las mujeres turcas. En el verano de 2012, el gobierno del AKP lanzó un debate sobre la abolición del derecho al aborto. Aunque en la década de 1990 hubo varios casos de colaboración entre las feministas islámicas y otros grupos de mujeres, la cuestión del velo obstaculizó este tipo de colaboración en ambas partes.
Además, los ataques del Gobierno islamista a los derechos de las mujeres tampoco facilitan la relación. El ataque al derecho al aborto está destinado a presionar a la baja los salarios y a expulsar a las mujeres del mercado de trabajo. Desde el comienzo de este debate, grupos de mujeres han venido organizando concentraciones y manifestaciones en las ciudades y alzando su voz contra cualquier intento prohibicionista y en defensa de sus derechos sociales y del control sobre su propio cuerpo. El movimiento reivindica el aborto gratuito, seguro, fácil y accesible y la contracepción gratuita, amplia y segura para mujeres y hombres.
Las concentraciones convocadas en junio en las tres ciudades más grandes fueron decepcionantes. Esto se debió principalmente a la postura contradictoria del movimiento feminista: hubo un intento de incorporar a las mujeres kemalistas y de otros grupos al movimiento, por un lado, y de presionar al Ministerio de Familia para que actuara, por otro.
El primero de estos propósitos no dio resultado por falta de un esfuerzo real y el segundo no era realista desde el comienzo. A pesar de todo, el Gobierno ha dado un paso atrás ante la reacción pública en contra de la prohibición. Pero ha logrado situar la cuestión en el orden del día y podemos predecir que el próximo ataque no se hará esperar.
22/11/2012
http://www.internationalviewpoint.org/
Traducción: VIENTO SUR
Luchaban por mejorar el acceso de las mujeres a la educación y el empleo remunerado, por abolir la poligamia y el peçe, un velo islámico. La primera asociación de mujeres de Turquía, la Organización Otomana por el Bienestar de las Mujeres, se fundó en 1908 y se implicó en parte en el Movimiento de los Jóvenes Turcos, que fue uno de los impulsores de la fundación de la República de Turquía. La revolución femenina que tuvo lugar en la joven república fue de hecho el fruto de esos 50 años de activismo de las mujeres otomanas.
El derecho al voto, que las mujeres otomanas y turcas habían estado demandando durante décadas, se consiguió finalmente en 1934 por decisión del Partido Republicano del Pueblo (CHP) dirigido por Mustafá Kemal Atatürk. Sin embargo, al mismo tiempo el “movimiento feminista” pasó a integrarse gradualmente en el apartado de Estado, inhibiendo su actividad fuera de las estructuras aprobadas. El llamado “feminismo de Estado” se estableció en el marco de los esfuerzos de modernización impulsados por Kemal Atatürk para emular a las sociedades occidentales.
A partir de entonces, oficialmente se presentaba a las mujeres turcas como emancipadas y liberadas, y este discurso se utilizó para disolver en 1955 el Sindicato Turco de Mujeres, que era la única organización de mujeres de la época. Por esta razón, entre 1923 y 1980 no existió ningún movimiento feminista independiente. Las mujeres tuvieron que esperar hasta el golpe militar de 1980 para volver a situar el feminismo en el mapa político.
El Gobierno militar aplastó el movimiento socialista; al quedar desorganizadas y habiendo experimentado la cultura política de predominio masculino de los movimientos de oposición, las mujeres socialistas se pusieron a organizar el movimiento feminista contemporáneo en Turquía. En parte en virtud de estos antecedentes, el feminismo socialista siempre ha constituido un sector importante del movimiento feminista.
A partir de 1983 aparecieron cientos de publicaciones y se organizaron muchas reuniones públicas por parte de las feministas, actividades que tuvieron un impacto político real. Desde 1989 en adelante, el movimiento feminista ha publicado periódicos independientes como Feminist, Kaktüs, Pazartesi, Feminist Politika, Amargi, etc. Este movimiento se caracterizó por unas formas organizativas independientes y no jerárquicas y comprendía grupos de concienciación y comités especializados por temas. La insistencia en la “naturaleza política de la intimidad” es otro aspecto en que se asemejan el feminismo occidental y turco. Actualmente existen más de 250 grupos de mujeres que se autoorganizan en asociaciones, clubes, grupos de presión y redes.
En los últimos 30 años, el movimiento feminista en Turquía ha adquirido experiencia en la organización de campañas a escala nacional. A pesar de que existen muchas divergencias ideológicas entre grupos de mujeres, las feministas se unen para abordar cuestiones comunes que afectan a la vida de las mujeres, como los controles de virginidad oficiales, la violencia machista y la privatización de servicios sociales. El movimiento feminista turco se ha posicionado siempre en las filas de la oposición extraparlamentaria. La formación del movimiento LGBT a mediados de la década de 1990 también contribuyó a desarrollar la política e identidad feministas.
Ascenso del conservadurismo
Habría que incluir en esta panorámica la aparición del movimiento de mujeres kurdas. Al comienzo, este movimiento se centraba sobre todo en la politización de la maternidad. A través del movimiento de las madres, el movimiento de mujeres (Demokratik Özgür Kadın Hareketi – Movimiento Democrático de Liberación de la Mujer) adquirió legitimidad en el seno del movimiento kurdo. El movimiento feminista y el movimiento de las mujeres kurdas cuentan con un impresionante historial de colaboración, aunque no exento de tensiones. Estas tensiones suelen reflejar las que existen entre el movimiento socialista y la oposición kurda.
El creciente conservadurismo neoliberal del gobierno del AKP (Partido Justicia y Desarrollo) supone ahora una amenaza para los derechos fundamentales de las mujeres turcas. En el verano de 2012, el gobierno del AKP lanzó un debate sobre la abolición del derecho al aborto. Aunque en la década de 1990 hubo varios casos de colaboración entre las feministas islámicas y otros grupos de mujeres, la cuestión del velo obstaculizó este tipo de colaboración en ambas partes.
Además, los ataques del Gobierno islamista a los derechos de las mujeres tampoco facilitan la relación. El ataque al derecho al aborto está destinado a presionar a la baja los salarios y a expulsar a las mujeres del mercado de trabajo. Desde el comienzo de este debate, grupos de mujeres han venido organizando concentraciones y manifestaciones en las ciudades y alzando su voz contra cualquier intento prohibicionista y en defensa de sus derechos sociales y del control sobre su propio cuerpo. El movimiento reivindica el aborto gratuito, seguro, fácil y accesible y la contracepción gratuita, amplia y segura para mujeres y hombres.
Las concentraciones convocadas en junio en las tres ciudades más grandes fueron decepcionantes. Esto se debió principalmente a la postura contradictoria del movimiento feminista: hubo un intento de incorporar a las mujeres kemalistas y de otros grupos al movimiento, por un lado, y de presionar al Ministerio de Familia para que actuara, por otro.
El primero de estos propósitos no dio resultado por falta de un esfuerzo real y el segundo no era realista desde el comienzo. A pesar de todo, el Gobierno ha dado un paso atrás ante la reacción pública en contra de la prohibición. Pero ha logrado situar la cuestión en el orden del día y podemos predecir que el próximo ataque no se hará esperar.
22/11/2012
http://www.internationalviewpoint.org/
Traducción: VIENTO SUR
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