En la última década, el PIB chino pasó de la sexta plaza mundial
a la segunda, pero al mismo tiempo aumentaron las desigualdades entre
ricos y pobres.
Pekin.AFP.- El nuevo líder del Partido Comunista
chino, Xi Jinping, suscita esperanzas de cambio con su estilo directo,
pero afrontará numerosos escollos para aplicar las reformas económicas
que espera la población. “Nuestro pueblo quiere que sus hijos crezcan
mejor, tengan mejores empleos y vivan en mejores condiciones. Nuestro
objetivo es luchar por lograrlo”, declaró el jueves Xi Jinping en su
primer discurso como jefe del Partido Comunista.
En la última década, el Producto Interior Bruto chino pasó de la sexta
plaza mundial a la segunda, pero al mismo tiempo aumentaron las
desigualdades entre ricos y pobres y entre ciudades y zonas rurales.
Las empresas estatales chinas se han convertido en pesos pesados activos en las plazas financieras del mundo entero, mientras el Estado ha financiado la construcción de carreteras, ferrocarriles y aeropouertos, contribuyendo al crecimiento espectacular de las ciudades.
El problema es que el consumo, pese a su aumento constante, no ha seguido el mismo ritmo de crecimiento macroeconómico, y los chinos tienen que seguir ahorrando mucho para poder costear la sanidad y la educación de sus niños.
El modelo es poco sostenible, más aún cuando la política de financiar infraestructuras con la máquina de imprimir billetes crea inflación, el medioambiente se degrada y millones de chinos están frustrados de no entrar en la sociedad de consumo.
Si bien los dirigentes coinciden en la necesidad de un cambio, "sigue habiendo desacuerdos sobre el papel del Estado en la economía y el ritmo al que China debe cambiar. Hay intereses establecidos que obstaculizan" una evolución, observa Mark Williams, del gabinete Capital Economics.
Ya no los viejos métodos
Según Andrew Polk, economista de la asesoría The Conference Board especializado en China, la nueva dirección suprema del país, compuesta de siete miembros, parecen en general muy conscientes de que deberán tomarse decisiones difíciles para hacer más sostenible el modelo de crecimiento.
“Los nuevos dirigentes, en principio, no favorecerán los viejos métodos para estimular el crecimiento mediante la inversión y las infraestructuras. Pero habrá una resistencia fuerte en el interior del sistema”, pronostica Richard Mc Gregor, autor del libro “El Partido: el mundo secreto de los gobernantes chinos". Si los nuevos jerarcas hacen aplicar las reformas, “la economía crecerá a un ritmo medio de entre 7 y 8% en los próximos años”, predice Williams, añadiendo que el crecimiento podría caer a 5% si no es el caso.
Las empresas estatales chinas se han convertido en pesos pesados activos en las plazas financieras del mundo entero, mientras el Estado ha financiado la construcción de carreteras, ferrocarriles y aeropouertos, contribuyendo al crecimiento espectacular de las ciudades.
El problema es que el consumo, pese a su aumento constante, no ha seguido el mismo ritmo de crecimiento macroeconómico, y los chinos tienen que seguir ahorrando mucho para poder costear la sanidad y la educación de sus niños.
El modelo es poco sostenible, más aún cuando la política de financiar infraestructuras con la máquina de imprimir billetes crea inflación, el medioambiente se degrada y millones de chinos están frustrados de no entrar en la sociedad de consumo.
Si bien los dirigentes coinciden en la necesidad de un cambio, "sigue habiendo desacuerdos sobre el papel del Estado en la economía y el ritmo al que China debe cambiar. Hay intereses establecidos que obstaculizan" una evolución, observa Mark Williams, del gabinete Capital Economics.
Ya no los viejos métodos
Según Andrew Polk, economista de la asesoría The Conference Board especializado en China, la nueva dirección suprema del país, compuesta de siete miembros, parecen en general muy conscientes de que deberán tomarse decisiones difíciles para hacer más sostenible el modelo de crecimiento.
“Los nuevos dirigentes, en principio, no favorecerán los viejos métodos para estimular el crecimiento mediante la inversión y las infraestructuras. Pero habrá una resistencia fuerte en el interior del sistema”, pronostica Richard Mc Gregor, autor del libro “El Partido: el mundo secreto de los gobernantes chinos". Si los nuevos jerarcas hacen aplicar las reformas, “la economía crecerá a un ritmo medio de entre 7 y 8% en los próximos años”, predice Williams, añadiendo que el crecimiento podría caer a 5% si no es el caso.
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