Danilo
de Assis Clímaco*
Doña Barbarita, presidenta de la Central entre 1990 y 1996, período auge. Foto de Vilma Rodríguez Chihuán |
La región de Cajamarca, en el Perú, es objeto de numerosos proyectos mineros que afectarían de forma agresiva sus más importantes fuentes de agua y, por lo tanto, la condición de vida de más de un millón de personas. La coyuntura actual gira alrededor del proyecto Minas-Conga (o simplemente “Conga”), impulsado por la empresa estadounidense Newmont y la peruana Buenaventura, ya aprobado por el gobierno peruano y que debió haberse iniciado con normalidad hace un año. Sin embargo, la resistencia de la población local, sobre todo de las zonas que serían más afectadas: Bambamarca y Celendín, fue contundente, provocó la caída de dos gabinetes ministeriales y logró la suspensión parcial del proyecto. Actualmente, la lucha sigue por la detención completa de Conga y por la declaración de su inviabilidad.
El espléndido intercambio de
experiencias y energías sobre el cual se construyó el relato abajo tiene que
ver con el nuevo impulso organizativo por parte de las mujeres en todo el Perú,
en Bambamarca especialmente, y transborda por lo tanto la lucha específica
contra Conga, sin dejar de ser parte crucial de ella.
En San Juan de Lacamaca, en el
distrito de Bambamarca, se encontró el pasado 3 de septiembre un grupo
heterogéneo de mujeres: las de la misma comunidad, algunas de ellas iletradas,
otras regidoras del municipio; las líderes de la Central
Única Provincial de Mujeres Ronderas de Bambamarca (la Central); Lourdes
Huanca, moqueguana y presidenta de la Federación Nacional de Mujeres
Campesinas, Artesanas, Indígenas, Nativas y Asalariadas del Perú (FEMUCARINAP);
Rosa Cercado, profesora y Secretaria del Frente de Defensa de los Intereses
Ambientales de Hualgayoc; además de Vilma Rodríguez Chihuán, activista limeña
que se lanzó a Cajamarca a apoyar la lucha contra Conga; y una representante
del Servicio Educativo Rural, SER. También el alcalde, algunos hombres de San
Juan y este quien ahora les escribe, auto-invitado cariñosamente recibido.
El refortalecimiento de la Central Única Provincial de Mujeres
Ronderas de Bambamarca
El encuentro fue impulsado por la Central,
con el objetivo de incentivar a las mujeres de la zona de San Juan de Lacamaca a
crear un Comité con participación formal en la Central. Fue un evento común en
los últimos dos años de gestión de la Central que, bajo la presidencia de doña
Clemencia Ruiz, ha buscado con bastante éxito restablecer la fuerza que la
Central tuvo hasta los noventa y que había perdido en los años 2000, en parte
porque había cumplido en larga medida su principal objetivo: detener los robos
en las comunidades; pero también porque la participación de las entonces líderes
en la política partidaria supuso su distanciamiento de las mujeres de base.
Este nuevo impulso de la organización,
como luego me lo contaría una de las lideres de la actual gestión, doña Blanca Llamoctanta –persona fuerte como nadie, que
sobrevivió a los ocho disparos que le propinó la policía en un desalojo de
tierras en los años 90–, parte del principio de que la Central solo será fuerte
si las mujeres que la componen lo son individual y colectivamente. El proceso
organizativo, así, exige una forma democratizadora, que busca transcender los
liderazgos personalizados.
El evento tuvo dos partes,
en la primera, de capacitación, la representante del SER y Vilma
Rodríguez expondrían sobre temas propios. En la segunda, de debate, las
mujeres de San Juan de Lacamaca designarían un comité que se encargaría de realizar una asamblea
interna, en la que designarían sus representantes
para formar parte de la Central. La presencia de Lourdes Huanca fue una oportunidad
de última hora, surgida por su participación en la ciudad de Cajamarca –a dos
horas y algo de Bambamarca[1]– en
un evento organizado por la ONG Grufides (Grupo de Formación e Intervención
para el Desarrollo Sostenible).
Lourdes Huanca y doña Paula haciendo la mística (hacer click para ampliar la imagen) |
FEMUCARINAP – todaslasluchasalmismotiempoahora.
Lourdes Huanca durante su charla (hacer click para ampliar la imagen) |
La imposible tarea de hablar tras
Lourdes le tocó a Vilma, quien trabaja desde hace más de una década con mujeres
indígenas. Habla y hace hablar a las mujeres sobre la cultura y lo indígena,
sobre cómo se sienten con respecto a esta última palabra, sobre su importancia
para las luchas contemporáneas. La representante del SER hablaría de los
espacios instituciones en los cuales las mujeres campesinas pueden incidir
políticamente. Entre una charla y otra, un descanso: Doña Blanca, conocida
también como La Pastorita por sus dotes de cantante, jala cánticos que son
alegremente respondidos, entre ellos el
huayno “Serrano de Bambamarca” y un otro en
alusión a la lucha contra Conga.
Y tras las charlas, doña Clemencia
y sus demás compañeras de gestión en la Central arengan a las mujeres para que
acepten conformar una junta de cuatro integrantes para que visiten a las
distintas comunidades del centro poblado de San Juan de Lacamaca y conformen un
comité zonal. Las mujeres aducen tener otras responsabilidades, buscan demorar
el proceso, esperar una reunión más en la que haya más mujeres para solo entonces dar
el paso. Hablan de las luchas recientes, de sus dificultades, del Programa
Juntos, de la lucha contra Conga y su orgullo por ser parte de ella.
Finalmente, cuando parecía que no se formaría la junta, se logra. No he podido
saber quienes eran todas ellas, pero una era una joven regidora de Lacamaca y
otra Yenni, una joven estudiante, muy amiga de Rosa del Frente de Defensa.
Dicha
Tras el evento, todas contentas.
Sirven el almuerzo, conversamos sobre varias cosas, volvemos a Conga y al
Programa Juntos. Tras el almuerzo, las mujeres del centro poblado en su gran
mayoría se retiran, entre las que se quedan está la joven regidora, quien
recuerda con emoción el evento de la FEMUNCARINAP en San Marcos (a cinco horas
de Bambamarca), en el mes de junio, cuando casi mil mujeres tomaron la plaza de
la ciudad. La conversación gira alrededor de Lourdes y de los tres eventos que
la FEMUCARINAP ahora impulsa: el Encuentro Nacional de Mujeres Jóvenes de la
FEMUCARINAP en Lima, al que Lourdes dice esperar por lo menos 15 jóvenes
mujeres de Bambamarca –pero también hombres, así como las dirigentes ya no tan
jóvenes[4]
–; el 15 de octubre por el Día de la Mujer Campesina, un evento en la plaza de
Bambamarca en el que pretenden ubicar entre 600 y 1000 mujeres de toda
Cajamarca, además de por lo menos una de cada región del país que Lourdes y la
dirección de FEMUCARINAP se encargarán de llevar. Y en noviembre el Encuentro
Macro-regional Norte de la FEMUCARINAP, en Celendín, en donde nuevamente se
congregarían centenas de mujeres.
Es difícil transmitir el ambiente
de entonces, pero cierto es que el encuentro entre las mujeres era sentido por todas
como una gran dicha, la cual arriesgo a decir, vendría de la perspectiva de un
futuro próximo que se avecina como verdaderamente nuevo, en el cual ellas se
encontrarán varias veces, trabarán batallas y descubrirán entre sí muchas
fuerzas.
La violencia de la “democracia representativa”
Tras regresar a la ciudad de Bambamarca
–donde viven algunas de las integrantes de la actual gestión de la Central–
tomamos café en casa de doña Blanca. Las ronderas informaron a Lourdes sobre
los intentos de cooptación de las mujeres ronderas por partidos políticos de la
región. Algunas de las allí presentes habían recibo propuestas al respecto. Se
negaron porque aceptarlo es considerado necesariamente división de las mujeres,
por lo cual quien lo haga es vista automáticamente como enemiga de la Central.
Su preocupación es saber que no todo está en sus manos, es decir, que hay ya la
conformación de organizaciones de mujeres que, bajo diferentes denominaciones,
sirven al objetivo de diferentes partidos políticos y que tales organizaciones
buscarán romper las bases de la Central.
Como para tantas(os) teóricas(os) y
militantes mundo afuera, para las ronderas de Bambamarca la democracia formal
es ante todo un modo de expropiar a las gentes del poder concreto que tienen en
las organizaciones que han tejido según sus necesidades prácticas.
La respuesta a ello es la
intensificación de los compromisos. Como decía Jorge Camacho de Grufides, el
compromiso de las ronderas es íntimo y profundo, como una misión. Una misión
democrática: se trata de que las mujeres se organicen, se reúnan, se
fortalezcan y tomen juntas las decisiones sobre su vida y la de sus
comunidades. No hay nada más bonito que luchar, dice doña Barbarita.
Un poquito del día después
Al día siguiente Doña Blanca me contó de cierta vez se
encontró con Gregorio Santos–el presidente regional de Cajamarca– y le hizo
recordar cómo los y las ronderas punen a quienes les traicionan. Es aún poco
probable que hoy por hoy las rondas tengan la capacidad de tratar a los líderes
formalizados –alcaldes, gobernadores, etc.– como si fuera un ciudadano más. Pero
el hecho de que doña Blanca se atreva a hablarle así al presidente regional no
es cualquier cosa. Expresa un deseo cada vez más legitimado de reabsorber a los
líderes en una ciudadanía normal y corriente. Y habrá algún momento
aparentemente súbito en el que esto ocurra. Cruzo los dedos para que sea ayer.
* Agradezco a Bethsabé
Huaman, Vilma Rodríguez Chihuán y Carolina Ortíz por sus amicales
lecturas y comentarios que me permitieron enriquecer el texto.
[1] Lourdes y
yo (que también estaba en el evento de Grufides) salimos a las 5:30 de
Cajamarca para llegar a las 8 a Bambamarca y de ahí casi inmediatamente
subirnos – y agarrarnos – a la parte de atrás de una camioneta junto a las
líderes de la Central, por otros cuarenta minutos, hasta San Juan de Lacamaca.
La Central, además, llevaba algunos de los insumos para el almuerzo, que sería
complementado por las mujeres de Lacamaca. Lourdes se marchó de Bambamarca a
las 4a.m. del día siguiente, una vez que debía regresar a Lima para irse –en 24
horas de viaje– a participar de un evento
en Pucallpa, ciudad amazónica.
[2] El Programa Juntos otorga 100 soles a cada familia en situación de
pobreza que tenga un hijo en edad escolar
[3] De entre todas las luchas, me decía Lourdes la noche
anterior en Cajamarca, la por la seguridad alimentaria ocupa un lugar especial
en el corazoncito de la FEMUCARINAP.
[4] Como se
habrá notado, los eventos sean de jóvenes, sean de mujeres, no son exclusivos
de los respectivos grupos, de ahí que los hombres hayamos estados en esta
reunión en San Juan de Lacamaca y que estemos invitados junto a las mujeres
mayores a estar en evento de jóvenes.
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