REPORTAJE Por Katrin Gänsler (dpa)
Abuya, 7 jul (dpa) – En el norte de Mali la gente huye. Faltan alimentos y cada vez hay más miedo ante los nuevos dirigentes en Tombuctú y en Gao.
"Tombuctú se ha convertido en un riesgo demasiado grande para mí y mi familia. Nadie sabe lo que va a pasar", afirma Mahmud Ag Abdulahi, que se encuentra en un campamento de refugiados en Burkina Faso. En total casi 200.000 personas han huido de Mali a las naciones vecinas, según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Dentro de las fronteras de Mali hay otros 155.000 desplazados, personas que también huyeron.
En toda África crece el temor de que prenda un nuevo foco de conflicto en la región del Sahel. La Comunidad Económica de Estados de África Occidental (ECOWAS, según sus siglas en inglés) no quiere quedarse de brazos cruzados ante el peligro de un Afganistán en Africa, pues los islamistas radicales constituyen una amenaza para la estabilidad en toda la región.
Pero sobre todo saben que una intervención militar esconden enormes riesgos, pues además de las organizaciones tuareg, que están armadas, también cuentan con abundante armamento y están dispuestos a combatir grupos islamistas como Ansar Dine (Combatientes de la Fe) o Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) y el Movimiento para la Unidad y la Yihad en África Occidental (MUYAO).
Este fin de semana los jefes de Estado de ECOWAS se reúnen en la capital de Burkina Faso, Uagadugú, para sentar las bases de la estrategia a seguir en Mali. "Hay que asegurar la integridad de Mali", subraya antes del encuentro el Sunny Ugoh, portavoz de ECOWAS, en la capital nigeriana Abuya. Tanto el débil gobierno central de Mali como el Parlamento carente de poder en Bamako han apelado a la solidaridad africana y exigen el envío de tropas. También la Unión Africana quiere abordar la situación de Mali, en su cumbre la próxima semana en Adís Abeba (Etiopía).
La gente del sur de Mali mira con temor lo que está sucediendo en el norte. Más de 200 manifestantes exigieron en la capital de este país marcado por amplias zonas de desierto que se actúe contra los independentistas del norte. La gente en Mali quiere "que se actúe contra todos los grupos armados en el norte", dijo el director de la emisora de radio Jamana, Hamidou Konaté. En el sur existe un fuerte temor a que se convierta en realidad la escisión del norte de Mali a la que aspiran varios grupos.
Y todos estos grupos son islamistas: El Movimiento Nacional de Liberación de Azawad (MNLA) lucha de forma determinad por la autonomía del norte e incluso el 6 de abril proclamó unilateralmente el Estado de "Azawad". A cambio del reconocimiento dejó incluso entrever que estaría dispuesto a actuar contra los islamistas. Nadie seabe sin embargo si el MNLA tiene siquiera capacidad de movilizar fuerzas contra la ofensiva islamista.
El portavoz del MNLA, Mossa Ag Assarid, tuvo que admitir recientemente que el norte está de facto en manos de los islamistas desde hace tiempo. La destrucción de siete mausoleos en Tombuktú es una muestra de que nadie se va a interponer en el camino de los radicales.
"Nosotros también somos fuertes, pero los otros tienen dinero y armas. Y con ello compran a las personas", argumentó Assarid, que lamentó la destrucción de "lugares sagrados" que pertenecen al patrimonio cultural de la humanidad. Con todo, el MNLA no quiere ceder en sus pretensiones. "Hemos instalado puestos de control para impedir que otros avancen. Estamos presentes", dijo.
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