El parlamento de Rumania votó este viernes la destitución del presidente Traian Basescu (centroderecha), acusado por la mayoría de centroizquierda de haber violado la Constitución, una decisión que podría atentar contra la democracia y que preocupa a Alemania y a Europa.
De un total de 432 senadores y diputados, 256 votaron por la destitución de Basescu. Se trata del segundo procedimiento de este tipo en la historia de Rumania desde la caída de la dictadura comunista en 1989.
La destitución de Traian Basescu sólo será definitiva si se aprueba en un referéndum previsto el próximo 29 de julio.
Hasta entonces el presidente interino será Crin Antonescu, el líder de la Unión Social Liberal (USL), la coalición que llegó al poder en mayo tras una moción de censura.
Antonescu fue elegido presidente del senado el martes en un polémico voto.
Esta coalición, formada por socialdemócratas (PSD), el Partido Nacional Liberal (PNL) y el Partido Conservador (PC), cuyo presidente y fundador fue un colaborador de la policía política de la dictadura, acusan al jefe del Estado de haber violado la constitución.
Según la coalición, Basescu habría ejercido poderes de otras instituciones para imponer "medidas de austeridad que empobrecen a la población".
Basescu rechazó el viernes estas acusaciones y denunció un intento de la USL de "controlar todos los resortes del Estado y en particular la justicia".
El presidente también advirtió del riesgo que supone este voto para "la estabilidad y la reputación del país".
"Tengo la consciencia tranquila porque cumplí con mi deber con mi país y mi pueblo", dijo antes de la votación.
La gran popularidad que tuvo Traian Basescu durante años empezó a declinar en 2010, cuando adoptó un duro plan de ajustes económicos.
En un dictamen consultivo, el Tribunal Constitucional indica que el presidente incumplió algunas de sus prerrogativas pero no menciona violaciones graves de la Constitución.
Según la ley fundamental rumana, el presidente sólo puede ser destituido en caso de "violaciones graves".
La votación de este viernes llega tras una semana de decisiones polémicas de la coalición USL, muy criticadas en Europa.
Alemania dijo este viernes estar "muy preocupada" por las modificaciones legislativas de gobierno del primer ministro Victor Ponta y dijo que se tendrían en cuenta a la hora de examinar la "plena adhesión" de Rumania al espacio Schengen de libre circulación en Europa.
Por su parte la Comisión Europea expresó su preocupación "por las acciones que parecen estar destinadas a limitar los poderes de instituciones independientes como el Tribunal Constitucional".
En tan sólo cuatro días, la USL provocó la salida por sorpresa de los presidentes de las dos cámaras del parlamento, ambos en la oposición.
Varias organizaciones gubernamentales, como el Comité de Helsinki o Freedom House, denunciaron la forma en que se desarrolló el procedimiento como "un ataque contra la democracia y el estado de derecho".
"Rumania seguirá siendo un país estable donde el Estado de derecho, la constitución, las normas europeas e internacionales serán respetadas", dijo el primer ministro Ponta para calmar las inquietudes europeas.
Tras dos años de recesión en 2009 y 2010, la economía rumana volvió a crecer en 2011, gracias a una ayuda de urgencia de 20.000 millones de euros del Fondo Monetario Internacional y de la Unión Europea.
A cambio, el gobierno de centroderecha apoyado por Basescu aceptó imponer un riguroso programa de austeridad que en 2010 recortó de manera temporal en un 25% los sueldos de los funcionarios públicos.
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