LA PAZ — Un movimiento de indígenas contrarios a la construcción de una ruta en la Amazonia, que llegó el 27 de junio a La Paz tras dos meses de marcha, sufrió una escisión de las etnias mosetenes y t'simane, que acordaron abrir negociaciones con el Gobierno, informó el domingo el ministro del Interior, Carlos Romero.
"Mediante una acción directa se instaló una mesa de diálogo por decisión orgánica, libre y sin mediar presión", dijo en rueda de prensa Romero, en alusión a las negociaciones con las etnias mosetenes y t'simane.
"Ante la circunstancia de que no han encontrado un canal de apertura de diálogo de la marcha (indígena), decidieron trabajar directamente con el Gobierno y desmovilizar a sus representantes", agregó el ministro.
El dirigente indígena Germán Nate anunció tras la escisión que unos 200 miembros que participaron de una marcha de dos meses contra la construcción de una carretera en la Amazonia y una consulta en la región acerca de la viabilidad del proyecto, retornarán a sus lugares de origen.
Celso Padilla, un dirigente de los que mantienen la protesta, restó importancia a lo ocurrido, al señalar que en los campamentos levantados en La Paz "estamos todos, nadie se ha movido".
El grupo indígena opuesto a la carretera por el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS) se mantiene en tiendas de campaña a una cuadra de la presidencia de Bolivia, para reclamar un diálogo sin condiciones al gobierno, que vetó a dirigentes acusándoles de corrupción.
"Vamos a mantenernos aquí no sólo hasta que nos respondan (el planteo de diálogo), sino hasta que nos resuelvan los nueve puntos de nuestra plataforma", dijo el dirigente Fernando Vargas.
Unos 1.500 indígenas, de los cuales un poco más de la mitad son mujeres y niños, llegaron el miércoles a la fría capital andina, donde el jueves murió una niña de 6 meses a causa aparentemente de un problema broncopulmonar, después de caminar 600 km durante dos meses desde la cálida Amazonia.
Los indígenas exigen la anulación definitiva del tramo carretero de 300 km por el TIPNIS, región rica en flora y fauna, al considerar que la ruta provocará grave daño ambiental y abrirá la posibilidad de nuevos cultivos de coca, insumo de la cocaína.
"Estamos exigiendo el diálogo con el gobierno, sin condiciones", urgió Vargas, tras entregar una carta a la Presidencia con esa exigencia, un día después de que el ministro Romero acusara a tres dirigentes de "tener una serie de antecedentes" que los inhabilita para negociar.
Romero aludió entre otros a uno de los líderes de la protesta, Adolfo Chávez, quien envió en mayo de 2011, cuando era aliado del oficialismo, una carta para apoyar unas casas de juegos de azar; y a Bertha Bejarano, quien fue detenida en Brasil, en 2007, cuando transportaba cocaína.
Los amazónicos realizaron el año pasado una primera marcha a La Paz contra la construcción de la carretera y llevaron al presidente Evo Morales a dar marcha atrás en el proyecto con una ley, pero semanas después el oficialismo aprobó otra norma para realizar una consulta indígena sobre la constricción de la ruta.
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