Son las 5:30 de la tarde en la comunidad indígena de Villa María (Quibdó) y mientras el sol comienza a ocultarse detrás de la maraña que bordea el río Atrato, Jaime*, con apenas 12 años, reconoce que todavía no ha almorzado y está convencido de que comida no habrá.
No es que el menor sea pesimista, es que en las tres piedras que sirven de fogón en el rancho solo hay unos tizones de los que se desprende un hilito de humo, como señal de que mañana tal vez haya algo para echar en las tiznadas ollas que están a un lado.
Los hombres de la comunidad que salieron temprano a cazar en el monte volvieron con las manos vacías. Otro día de hambre en esta población ubicada en las goteras de Quibdó. Otra noche para acostarse con el estómago vacío.
Pero ellos no son los únicos indígenas que están aguantando hambre en el país. De acuerdo con Gabriel Muyuy Jacanamejoy, director del Programa Presidencial para Asuntos Indígenas, de los 1'383.000 indígenas que hay en el país, "al menos el 40 por ciento (unos 550.000) afronta escasez de alimentación".
Y no es lo único. La desnutrición está afectando fundamentalmente a los niños. Por causas asociadas a esa enfermedad, este año más de 50 menores habrían muerto.
Aunque no hay cifras oficiales, debido a que la mayoría de los menores fallecidos son sepultados en sus territorios y no son reportados a las autoridades, los datos que entregan gobernadores y capitanes indígenas dan muestra de esta cruda realidad.
Solo en Chocó, algunos jefes indígenas consultados por EL TIEMPO dan cuenta de que este año son más de 30 menores los que han fallecido por problemas vinculados a la desnutrición.
Muyuy reveló que en el sector de Caño Mochuelo (Casanare), este año han muerto 15 menores, mientras que otros cinco perdieron la vida en Pueblo Rico (Risaralda) y cuatro en La Guajira.
En el oriente del país la situación no es mejor. Walter Gómez, presidente de la Asociación de Cabildos y Autoridades Tradicionales Unión de Indígenas de Guainía y Vichada, reportó que en lo corrido de este año han muerto 14 menores, buena parte de ellos por causas relacionadas con desnutrición e inadecuada atención médica.
"No me atrevo a dar una cifra, pero el número de niños muertos por problemas de hambre sí es alto", dijo Luis Evelis Andrade, presidente de la Organización Nacional Indígena (Onic).
Falta de comida
Según Muyuy, el problema se debe, en buena medida, a que los indígenas del país están pasando por "una crisis alimentaria", que obedece al conflicto armado, a que muchos de los programas que se inician con estas comunidades están inadecuadamente formulados y a la presencia de cultivos ilícitos en territorios indígenas y la erradicación indiscriminada con la fumigación.
La violencia los obliga a mantenerse confinados sin poder salir a cazar o pescar; en otros casos, no los deja sembrar y el miedo a las minas antipersonales no les permite transitar por el campo.
Para David Pretelt, del Consejo Regional Indígena de Chocó, a lo anterior hay que sumarle que muchas de las tierras en las que habitan los indígenas ya están cansadas para sembrar, y la caza y la pesca ya se han agotado. "Son muchos indígenas los que están muriendo de hambre", dijo.
De acuerdo con Jesús Sintúa, promotor de salud indígena en Chocó, los problemas de desnutrición se deben a la escasa dieta. "Están comiendo unas dos veces al día. Carne hay muy de vez en cuando y la comida normal es banano, y unas dos veces a la semana un caldo, cuando se consigue pescado", reportó.
El asunto es que la desnutrición no está atacando solo a las comunidades alejadas de los cascos urbanos. Según Pedro Pablo Rojas, secretario de Gobierno del Guainía, en inmediaciones de Puerto Inírida hay 2.200 niños nativos de las comunidades Cimarrón, Carbonera y Porvenir con problemas de desnutrición.
Indudablemente, Chocó es una de las zonas en las que más se evidencia esta situación. Según el gobernador, Luis Gilberto Murillo, en su departamento se calcula que hay cerca de 8.000 niños indígenas desnutridos. Pero reconoció que hay un problema de subregistro que no permite precisar la cifra.
Ante todo esto, Muyuy dijo que es urgente llevarles comidas a las comunidades más afectadas y, para ello, planteó declarar un plan de choque y convocar al Sistema Nacional de Bienestar Familiar para tratar el tema de la seguridad alimentaria. "El fondo de esto es que hay un problema de empobrecimiento histórico de los pueblos indígenas. Hay inequidad", concluyó.
Bertha Forero, directora de Nutrición del Bienestar Familiar, dijo que el Gobierno está haciendo los esfuerzos para atender a los menores afectados y llegar a los lugares más apartados.
Mientras tanto, Jaime sigue en su comunidad esperando a que haya algo de comida para poner en el fogón.
* Nombre cambiado
'Es un problema estructural', dice el ICBF
El Instituto asegura que se debe tratar el tema con un trabajo interinstitucional.
De acuerdo con Bertha Forero, directora de Nutrición del Bienestar Familiar, la desnutrición es el resultado de muchas causas, algunas inherentes al mismo individuo y otras al entorno, como cuando no se tiene acceso a salud, educación o agua potable. Dijo que en el caso de los indígenas, se debe agregar el tema cultural en lo que tiene que ver con su medicina tradicional. Destacó que el Bienestar Familiar trabaja el tema de recuperación nutricional de los indígenas con el modelo ABC, que se hace con personas de la comunidad que son capacitadas para atender directamente a los nativos.
JORGE ENRIQUE MELÉNDEZ P.
Subeditor de Política
No hay comentarios:
Publicar un comentario