Decio Machado
El pasado primero de mayo, el presidente Evo Morales anunciaba la expropiación a Red Eléctrica Española (REE) de las acciones de Transportadora de Electricidad SA (TDE); empresa análoga a REE que realiza las labores de distribución de electricidad en Bolivia. Esta expropiación ha tenido un impacto mediático importante, dado el antecedente inmediato de la expropiación argentina de YPF a Repsol y lo que supone respecto a la exposición de las transnacioanles españolas en Sudamérica.
Sin embargo, el caso de REE es muy diferente al de Repsol. Por un lado, tan solo el 20% de esta empresa está en manos de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), empresa pública española que aglutina las participaciones estatales en empresas, siendo el otro 80% del capital social de libre cotización en bolsa (free float –no controlado por accionistas de forma estable). Por otro, y quizá lo más importante del caso, el impacto económico sobre las cuentas de REE es notablemente inferior, por no decir casi despreciable, al impacto que tiene YPF sobre las cuentas de Repsol.
Así lo reconocía REE en un comunicado remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) el pasado 2 de mayo, cuando indicaba que la nacionalización de su filial TDE "no tiene un efecto relevante en los negocios y cuenta de resultados del grupo", siendo tan solo el 1,5 % del total de su negocio.
A pesar de ello, fuentes vinculadas al ministerio de Energía boliviano indican a DIAGONAL que la voluntad gubernamental es auditar con una empresa externa todos los activos de la ex filial española y valorar sus inversiones con la finalidad de llegar a un adecuado “justiprecio” sobre la compañía. Al cierre de esta edición, una delegación encabezada por el presidente de REE, José Folgado, llegaba a La Paz para negociar con los representantes bolivianos la correspondiente indemnización.
Una trayectoria de mayos nacionalizadores
El primero de mayo de 2006, pocos meses después de su llegada a la presidencia, Evo Morales decretaba la nacionalización de los hidrocarburos en su país, situación que afectó a transnacionales como Petrobras (Brasil), Repsol (España), British Gas y British Petroleum (Reino Unido), Total (Francia), Dong Wong (Corea) y Canadian Energy (Canadá). Seis años después el gobierno boliviano ya ha pactado con todas estas transnacionales para que evitar su salida, aunque logró que la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) haya mejorado notablemente su relación en la cadena productiva de los recursos naturales, ingresando 1.293 millones de dólares en 2011 contra los apenas 273 que se ingresaban en 2006.
Sin embargo y según indica Carlos Arze, del Centro de Estudios para el Desarrollo (CEDLA), el gobierno genera mucha publicidad al respecto pero la realidad es que las petroleras extranjeras han ido mejorando su participación en los últimos años y en la actualidad controlan un 82,2% de la producción de gas natural y líquidos, así como un 68% de las áreas de explotación que tienen reservas certificadas de hidrocarburos.
En 2007 le tocó el turno a la nacionalización de la mina Huanuni y la empresa de fundición Vinto entre otras. En mayo de 2008, el Estado boliviano adquirió el 100% del capital de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (ENTEL), filial de la transnacional italiana TELECOM. Y en 2010 se toma el control de buena parte de la capacidad de generación de electricidad del país con la estatalización de Guaracachi -la generadora de electricidad más grande del país en la que la británica Rurelec PLC poseía la mitad del paquete accionarial-; Corani, controlada en un 50% por la francesa GDF Suez; y las locales Valle Hermoso, del holding empresarial boliviano Panamerican Investments, y la distribuidora Empresa de Luz y Fuerza Eléctrica de Cochabamba (ELFEC), propiedad de un grupo de trabajadores y ejecutivos bolivianos.
Según el mandatario boliviano el objetivo es claro: “Tarde o temprano el Estado boliviano tiene que controlar y administrar el 100% de energía”.
Tras la nacionalización de la filial de REE este último primero de mayo, quedan por controlarse en este sector a la compañía ISA Bolivia -filial de ISA Colombia-, la mayor transportadora de electricidad integrada de América Latina; la también española Iberdrola; y COBEE (Compañía Boliviana de Energía Eléctrica) adquirida en el 2007 por Energy Ltd, una compañía de Bermudas con base en Perú, cuyo accionista principal es Israel Corp., el holding más grande de ese país con inversiones en energía, semiconductores, químicos y navíos.
El sector eléctrico en Bolivia fue privatizado a mediados de 1990 y se dividió en generación, transmisión y distribución. El 60% del suministro proviene de la generación térmica, mientras que la hidroeléctrica representa el restante 40%.
Este país andino posee una de las coberturas de electricidad más bajas en áreas rurales de la región. En el 2005 el acceso urbano a la electricidad fue del 87%, mientras que el acceso rural fue tan sólo del 30%.
España en Bolivia
España es el segundo país inversor en Bolivia con 112,9 millones de euros, superado tan sólo por Estados Unidos, con 127,7 millones, según datos del Instituto de Estadística Boliviano.
Las principales empresas españolas que invierten actualmente en Bolivia son, eliminado REE, las siguientes: Repsol, Iberdrola, Grentidem, Abertis y Aena, Unión Española de Explosivos, Santillana, el grupo BBVA y Técnicas Reunidas.
La balanza comercial hispano-boliviana en 2011 arrojó un saldo positivo para el Reino de 9,78 millones de euros, al exportar por valor de 59,88 millones e importar por 50,09 millones.
Habrá más nacionalizaciones en Bolivia y afectarán a más empresas españolas, sin embargo según el experto en temas económicos Andrés Serbin del Centro de Estudios Globales y Regionales (CEGRE), "no necesariamente significa que habrá un problema si ocurre una estatización, porque si se ofrece una compensación sustanciosa no debería haber problemas".
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