Financiada por los estadounidenses, en el Fuerte Aguayo de la Armada chilena se edificó -en un tiempo record- una base para el entrenamiento de soldados especializados en operaciones en ciudades. Estaría destinado para la formación de las Fuerzas de Paz de Naciones Unidas, según la versión oficial, pero su implementación está en los planes del Comando del Sur del Ejército de la potencia, para recuperar influencia en América Latina. EE.UU. puso 465 mil dólares para la construcción de la base. El 2 de mayo reciente concluyó la tercera fase del ejercicio programado para este año en suelo chileno.
“¡Felicitaciones! Se le ha adjudicado el contrato para la rehabilitación y construcción de las estructuras MOUT de formación en el Fuerte Aguayo” -decía el mensaje que recibió la constructora Bitumix el 29 de diciembre de 2011. El e-mail estaba firmado por Hubert M. Cacho, oficial de contrataciones de la 410 Brigada de Apoyo de Fort Sam Houston, Texas, y daba el visto bueno a la construcción de la base para Operaciones Militares en Territorios Urbanos (MOUT), a edificar en el Fuerte Aguayo, de la Armada de Chile, en la Región de Valparaíso.
La Armada ponía 600 metros cuadrados de su base ubicada en Concón y el Comando del Sur del Ejército de Estados Unidos se ponía con 465 mil 806 dólares para la edificación. Si bien se calculó en 120 días la construcción, las faenas iniciadas los primeros días de enero y realizadas durante los siete días de la semana, lograron estar listas el jueves 5 de abril, cuando el embajador de ese país, Alejandro Wolff, el contralmirante de la Armada, Marco Amigo, el director de Operaciones Internacionales del Estado Mayor Conjunto, general Leonardo Martínez y el comandante del Grupo Militar de la Embajada de Estados Unidos en Santiago, coronel James Quinn, cortaran la cinta y posaran sonrientes para la foto.
“Un proyecto de esta envergadura normalmente lleva seis meses en completarse, pero hemos condensado esta construcción a 60 días”, dijo satisfecha ese día Rosa L. Santoni, oficial de alto rango del Comando del Sur. La base MOUT está compuesta de ocho edificios, uno de dos pisos y el resto de un piso, los que simulan una mini ciudad.
No es primera vez que el Fuerte Aguayo es espacio de influencia de Estados Unidos en Chile. La base que alberga al Destacamento de Infantería de Marina Nº 2, reconocido como el más preparado de la Armada, fue usada por suboficiales para reclutar postulantes que se fueran a trabajar en destacamentos de seguridad privada en Irak para la empresa estadounidense Blackwater, el año 2003.
La base será destinada al entrenamiento de las denominadas Fuerzas de Paz de los países latinoamericanos que integran misiones de Naciones Unidas. El director del Centro Conjunto para Operaciones de Paz de Chile (Cecopac), capitán de navío Claudio Zanetti, contó que “la experiencia del ejercicio PKO (Peacekeeping Operations-Americas) de 2011 en Chile hizo que se proyectara que las instalaciones de la Infantería de Marina podían ser mejoradas. Todo esto enmarcado en la Iniciativa Global en Operaciones de Paz (GPOI, por sus siglas en inglés), la que apunta a fomentar la participación de los países latinoamericanos en dichas operaciones”.
El capitán de navío tiene vasta experiencia como observador de la ONU en el Líbano y a cargo de tareas operativas en la misión chilena que participa de la MIFUSTAH desplegada en Haití bajo el paraguas del organismo internacional.
El ejercicio PKO 2012 integra a más de 80 soldados de diferentes países y se inició el 19 de marzo en una base similar en Santo Domingo, República Dominicana. El entrenamiento en el Fuerte Aguayo correspondió a la fase de formación de soldados provenientes de 16 países de Latinoamérica y se usará en cinco oportunidades durante 2012.
“Todos sabemos cuáles son las realidades en América del Sur, y Chile siempre ha tenido con Estados Unidos una relación buena, por lo que ellos saben que una inversión acá va en beneficio de lo que ellos están buscando: Mejorar la capacidad de interoperar entre los países”, opina Zanetti.
De tal manera que ya está instalada una base militar en Concón, en pleno territorio chileno, financiada y promovida por el Gobierno y la fuerza militar de Estados Unidos y que servirá para adoctrinar oficiales y soldados locales y de otros países. Este tipo de base se suma a otras que los estadounidenses instalaron o patrocinaron en Honduras, Colombia, Cuba y otras naciones. Además, se suma al entrenamiento que los uniformados de la potencia dan a integrantes de las Fuerzas Armadas de Chile.
Así que desde ahora, aunque se hable de que está destinada a operaciones de la ONU, el Fuerte Aguayo de la Armada pasa al listado de puntos de entrenamiento e influencia del Comando Sur y de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos en América Latina y específicamente en Chile.
UNA VIEJA AMISTAD BÉLICA
El 5 de marzo reciente el ministro de Defensa, Andrés Allamand, se reunió con Leon Panetta, secretario de Defensa de Estados Unidos. En la cita, realizada en Washington, trataron la nueva estrategia de seguridad de la Casa Blanca. Allí Allamand dijo que “las Fuerzas Armadas han ido profesionalizándose, reduciendo su contingente y avanzando fundamentalmente hacia lo que se denominan Fuerzas Especiales, es decir, soldados de elite, de extraordinaria capacitación”, en la línea de los MOUT instalados en Concón.
Cuando el presidente Obama visitó Chile, en marzo de 2011, se firmó un tratado de cooperación con la Agencia Nacional para el Manejo de Emergencias (Fema). Seis meses después, Allamand firmó un acuerdo de cooperación que permite el despliegue de tropas estadounidenses en suelo chileno, ante la eventualidad de que el ejército nacional se vea “sobrepasado por alguna situación de emergencia”. En la ocasión, jefes militares propusieron el diseño de protocolos de asistencia militar que incluyen la aplicación del Estado de Excepción y la suspensión de garantías constitucionales.
En marzo de este año, el Consejo Militar del Ejército recibió la visita del director del Área de Latinoamérica del Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos de Estados Unidos, Stephen Johnson.
La relación militar entre los dos países viene de más atrás. Según cables de la embajada del país del Norte, filtrados por WikiLeaks, José Goñi, uno de los ministros de Defensa de la presidenta Michelle Bachelet, visitó el Instituto del Hemisferio Occidental para Cooperación en Seguridad (WHINSEC) y apostó por mejorar la imagen de esa institución, heredera de la Escuela de las Américas, entre congresistas y organizaciones no gubernamentales chilenas.
La iniciativa del WHINSEC y del Comando del Sur del Pentágono era neutralizar las críticas en su contra, articuladas por la ONG SOA Watch (OEDA), para lo que desplegó una intensa campaña durante seis meses para subvertir el pedido de la organización pacifista para que los gobiernos latinoamericanos no enviaran más tropas al WHINSEC. Argentina, Bolivia, Uruguay, y Venezuela han cesado los envíos.
Alejandra Arriaza, abogada del OEDA, cuenta que en una cita que su organización tuvo con la ex ministra de Defensa de Bachelet, Vivianne Blanlot Soza, ésta se mostró “sensible con lo planteado por SOA Watch, pero nos dejó en claro que no podía imponer al Ejército, sólo podía sugerir no seguir enviando tropas, que no era una decisión política, sino autónoma del Ejército”.
A marzo de 2009 se sabía que Chile había enviado a WHINSEC unos 190 estudiantes cada año desde 2006.
A fines de abril está programada la visita de Panetta a Chile para profundizar los “esfuerzos comunes para efectos humanitarios y de seguridad global”, según anunció quien en ese momento se desempeñaba como embajador de Chile en Estados Unidos, Arturo Fermandois. La visita coincidirá con la tercera fase de los ejercicios de PKO-A 2012.
EL ENEMIGO URBANO
Desde las invasiones a Irak y Afganistán, las operaciones MOUT son las que concitan más interés para el Ejército de Estados Unidos. La experiencia en dichos países les exige tener tropas entrenadas para el combate urbano y con experiencia en el trato a civiles. Según el analista militar Michael C. Desch, estos juegos de guerra se han posicionado a la “vanguardia de la doctrina y la planificación militar” de ese país, debido a que son “una misión importante para el ejército estadounidense en el futuro”.
Dichas acciones pueden ser Operaciones de Estabilidad y Apoyo (Saso), intervenciones humanitarias y mantenimiento de la paz; pero también operaciones antiterroristas.
Las acciones que realizan los cuerpos de paz son, según Zanetti, “patrullaje en las ciudades, entrega de ayuda a la gente y proporcionar a la policía un cerco de seguridad mientras se efectúa un allanamiento. Las tareas que realizan las tropas en las misiones de paz son dentro de las poblaciones y tienen al frente de ellos una voluntad de oponerse a lo que realizan las fuerzas en operaciones de paz”.
Pablo Ruiz, del Observatorio de la Escuela de las Américas–Chile (OEDA), comenta que “esta idea del combate urbano no es nueva. Parte luego de la Revolución Cubana con instrucción en contrainsurgencia en el campo y la ciudad. Ya en esa fecha los norteamericanos entrenan a militares latinoamericanos en técnicas para reprimir a los movimientos sociales”.
LA MEMORIA DE LA ESCUELA DE LAS AMÉRICAS
La Escuela de las Américas fue cerrada luego de las contundentes evidencias de su intervención en países latinoamericanos y el entrenamiento de militares en la doctrina de la Seguridad Nacional. Se calcula que Chile envió a más de 3.800 soldados a formarse allí antes que sus tareas pasaran a desarrollarse por el Instituto de Cooperación para la Seguridad del Hemisferio Occidental.
Alejandra Arriaza comenta que “la historia indica que cuando Estados Unidos dirige instrucciones a militares o a distintos miembros de Fuerzas Armadas su objetivo no es la paz, sino que tomar posiciones, invadir y adoctrinar a militares de otros territorios”. Ruiz agrega que “durante el gobierno de Salvador Allende fue la época en que más soldados se enviaron a la Escuela de las Américas. Miguel Krassnoff, Álvaro Corbalán estuvieron en los ’70 entrenándose allí. Esa ‘cooperación’ significó un golpe de Estado en Chile”.
Consultado respecto de si la lógica del enemigo interno que sustentó la doctrina de la Seguridad Nacional en décadas pasadas, sigue vigente, el capitán Zanetti responde que en las operaciones de paz “usted no tiene un enemigo, tiene un civil en frente. El término ‘enemigo’ no se concibe porque tú vas a establecer o imponer la paz”.
En la jornada del 5 de abril llamó la atención que la capitán de Fuerzas Especiales de Carabineros, Nathalie Muñoz, instruyera a los soldados en tácticas policiales para el control de población civil.
Para Arriaza “al antiguo enemigo interno van a darle el nombre que estimen pertinente a lo que quieran combatir en un minuto determinado, sea combate al terrorismo, al comunismo o al narcotráfico. Aún no hay claridad en el objetivo de los entrenamientos a soldados latinoamericanos, sino que más bien parece una herramienta para aniquilar cualquier tipo de movilización social, de expresión. Es el servicio de las armas hacia una ideología determinada”.
Mauricio Becerra Rebolledo
@kalidoscop
*Foto portada: David von Blohn
El Ciudadano
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