El Banco Mundial está manteniendo entrevistas con los candidatos a suceder a Robert Zoellick como presidente de la entidad. Y como posible sucesora asoma una mujer de 57 años originaria del continente africano
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Tras dos períodos en la cartera de Finanzas de Nigeria y otros dos en el BM en diferentes cargos, Ngozi Okonjo-Iweala se prepara para ser presidenta.
A pesar de que, como siempre, el favorito es el propuesto por Estados Unidos, esta vez quien aparece con muchas posibilidades según los expertos es una mujer negra: la ministra de Finanzas de Nigeria, Ngozi Okonjo-Iweala, definida por The Economist (revista que apoya su candidatura) como "una economista ortodoxa".
Recientemente, un grupo de ex autoridades del Banco Mundial escribió una carta respaldando la candidatura de esta madre de cuatro hijos, con una hoja de servicios muy valorada y que, si en algo tiene experiencia, es en afrontar desafíos complicados.
De hecho, cuando fue convocada para ocupar la cartera de Finanzas en su país por primera vez, en 2003, tenía una vida sin mayores complicaciones. Y la dejó para poner orden a las cuentas en el entonces segundo país más corrupto del mundo, según la encuesta de percepción de Transparencia Internacional.
Los otros candidatos
- Jim Yong Kim. Estadounidense de origen coreano y gran favorito, pues cuenta con el apoyo de la Casa Blanca. Presidente de la universidad Dartmouth College, doctor y exdirector del Departamento de VIH/SIDA de la Organización Mundial de la Salud.
- José Antonio Ocampo. Colombiano, destacado economista que ha forjado su formación y su carrera en el ámbito internacional, tanto en la academia como en organismos internacionales como la Cepal y Naciones Unidas. Fue ministro de Hacienda de su país. Cuenta con el apoyo de Brasil, pero no con el de Colombia.
Empezar de cero
Ngozi Okonjo-Iweala nació en 1954 en el seno de una familia de profesionales universitarios. Asistió a una de las mejores escuelas de su país. Parecía que ella y sus hermanos seguirían los mismos pasos de papá y mamá. Sin embargo el conflicto de Biafra (que a principios de los 70 hundió al país en la guerra civil) obligó a su padre a ir al frente. La familia debió subsistir con, como mucho, una comida al día. Al final de la guerra lo habían perdido todo. Pero su padre la animó a no rendirse.
Al cumplir 18 años se fue a Estados Unidos a estudiar economía en la Universidad de Harvard y en el Massachusetts Institute of Technology. De allí pegaría el salto al Banco Mundial, a donde ahora puede regresar como autoridad máxima.
Es una luchadora y una adicta al trabajo. Quienes la conocen dicen que es incansable, una virtud que tuvo que demostrar más de una vez en lo profesional y en lo personal. Cuando era una niña debió cargar a su hermana, con fiebre y enferma de malaria, durante diez kilómetros hasta encontrar un médico, luego ingresar a la clínica por la ventana, pasando por encima de una multitud que también quería ser atendida. Y una vez salvada la vida de su hermana, otra vez los diez kilómetros a casa.
Pero a pesar de su adicción al trabajo se deja algo de tiempo para algunos hobbies. Le gusta la natación y la lectura. De hecho se ha publicado que perfeccionó su inglés leyendo novelas de misterio.
El inglés le sirvió para abrirse camino en Estados Unidos, donde se casó con un cirujano llamado Ikemba Iweala, con quien tuvo cuatro hijos.
Con la familia regresó a Nigeria después de que llegara la democracia. El entonces presidente, Olusegun Obasanjo, primero le pidió asesoramiento para llevar a cabo reformas económicas. Y acabó incorporándola al gabinete.
Luchadora anti-corrupción
Sus medidas al frente de la cartera de finanzas incluyeron una política muy agresiva contra las típicas prácticas corruptas que no daban respiro a las cuentas públicas. Una de las más recordadas es la detección y remoción de miles de empleados públicos que en realidad no iban a trabajar.
Medidas como ésta y otras dirigidas contra autoridades civiles y militares le granjearon enemistades y le acabaron de complicar la existencia. Campañas sucias, amenazas de muerte a su familia. La cosa pintaba mal. "Al atacar a la corrupción, la corrupción contraataca", explicó en las páginas del diario británico The Observer.
Pensó que lo mejor era poner distancia. Se trasladó con su familia de nuevo a Estados Unidos. Y de nuevo al Banco Mundial, esta vez convocada por el ahora saliente Robert Zoellick, como directora ejecutiva. Pero insistente cómo es, tuvo una segunda oportunidad al frente de la economía nigeriana. Esta vez, de la mano del presidente Goodluck Jonathan.
Y esta historia de idas y venidas entre Washington y Nigeria puede tener un nuevo capítulo. Esta es una semana de entrevistas a los candidatos. Ngozi Okonjo-Iweala, quizás no cuente hoy con el respaldo de Estados Unidos, pero tiene un amplio respaldo entre sus colegas.
La carta de apoyo está firmada por altos ejecutivos y economistas, incluyendo el titular del Banco Central de Túnez, Mustafá Nabli. No sólo apoyaron su candidatura sino que criticaron algunos aspectos del proceso de selección.
"Aportará la combinación de su experiencia como ministra de Finanzas y de Exteriores de un país africano grande y complejo, su experiencia de trabajo en todos los niveles en el Banco (Mundial) en diferentes partes del mundo, desde economista agropecuaria hasta directora ejecutiva", dicen quienes la apoyan.
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