Natasha Pitts
El joven indígena Franklin Javilla de la comunidad de Chichica, fue baleado por la policía el 5 de febrero durante la manifestación en Tolé contra las represas hidroeléctricas y proyectos mineros en la Comarca Ngöbe Buglé. El murió en la noche del pasado martes (20), en el Hospital Ricardo Fábrega, de Santiago de Veraguas, cuando era sometido a una cirugía para amputar su pierna herida por disparados.
La muerte del indígena ocurre en medio de la aprobación del proyecto que regulará las concesiones mineras e hídricas en el país, que fue promulgada ayer (22). Después de 45 días de muchas colisiones, el proyecto de ley modificará el código de minería 415, cancelando los proyectos mineros en la Comarca Ngöbe Buglé. Por otro lado, los proyectos hidroeléctricos seguirán funcionando sin garantizar ninguna protección la población en territorios indígenas, lo que disgustó a los nativos y generó varias movilizaciones.
Franklin fue el tercer nativo muerto en Chiriquí y áreas cercanas en el contexto de la lucha contra la minería y las represas hidroeléctricas en la comarca. Los indígenas también denuncian la muerte de Jerónimo Rodríguez Tugrí y Mauricio Méndez.
Atención médica fue uno de los puntos exigidos por la población de Ngöbe Buglé para reanudar el diálogo con el Gobierno. Después de lograr esta demanda, que fue establecida en el Pacto de San Lorenzo, Franklin y otros heridos durante las manifestaciones de febrero fueron llevados a hospitales y recibieron atención médica.
Para mostrar todo el descontento por la muerte del joven y el irrespeto a los derechos territoriales de Ngöbe Buglé, un grupo de indígena decidió ponerse en huelga de hambre. La decisión es también una forma de manifestar repudio a la violación de derechos de las mujeres y de demandar la defensa de los derechos de la juventud. Los indígenas proponen continuar con la huelga de hambre hasta garantizar la victoria de su pueblo y proclaman "nuestra tierra libre de minería y plantas hidroeléctricas o muerte".
Todavía ayer (22), día mundial del agua, una manifestación salió a las calles de Santiago de Veraguas, a fin de dejar un mensaje de protección de los recursos naturales de Panamá y en particular el río Santa María, donde serán instalados seis proyectos hidroeléctricos. También fue una oportunidad para denunciar las violaciones de derechos humanos de los pueblos indígenas y de los y las defensores del medio ambiente cometidas durante las protestas realizadas en febrero.
La batalla de los indígenas que dura ya casi dos meses demanda la suspensión de la construcción de la hidroeléctrica ‘Barro Blanco’, la cancelación de otras tres mega-obras programadas a ser realizadas en territorio indígena, el establecimiento de un Régimen Especial para la Protección de Los Recursos minerales, hídricos y ambientales de sus respectivos pueblos, la prohibición expresa de que la Comarca Ngöbe Buglé puedan realizarse en el futuro emprendimientos hidroeléctricos y mineros y garantizar la consulta libre y previa , cuando se pretenda efectuar proyectos de infraestructura en los en los territorios Ngöbe Buglé.
Con informaciones de agencias
Traducción: ricazuga51@yahoo.com
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