Nueva Delhi acoge la reunión de los líderes de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Aportarán este año el 56% del crecimiento de la economía mundial, pero sus diferencias han evitado hasta ahora un postura común
Los líderes de los BRICS, bloque de países emergentes formado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, comienzan este miércoles en Nueva Delhi su cuarta cumbre en un intento por convertir su creciente poder económico en influencia política y diplomática. Para lograrlo, estudian la creación de instituciones comunes, como un banco de desarrollo BRICS, y mecanismos de préstamos financieros. Medidas que suponen alternativas a las instituciones mundiales dominadas por los países occidentales.
Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica representan el 41% de la población mundial, el 25% del Producto Interior Bruto global y casi la mitad de divisas extranjeras y de oro. Este año los BRICS aportarán el 56% del crecimiento de la economía mundial, según el Fondo Monetario Internacional (FMI). Sin embargo, sus diferentes sistemas políticos, intereses nacionales y rivalidades han evitado un postura común del bloque en cuestiones globales, como las discusiones sobre el comercio mundial, las sanciones a Irán o la resolución para que el Gobierno sirio ponga fin a la violencia contra su población.
Parece más que improbable que los BRICS presenten un candidato conjunto para el Banco Mundial, una institución liderada históricamente por estadounidenses. El pasado año tampoco presentaron un oponente a Christine Lagarde para dirigir el FMI, un organismo en manos europeas desde su creación.
«El concepto de BRICS representa la aspiración de sus miembros de crear un orden internacional más plural», escribía en una columna Brahma Chellaney, del Centro de Investigación Política de Nueva Delhi. «Pero no esta claro si el bloque se desarrollará en un grupo coherente, con objetivos definidos y mecanismos institucionales».
El acrónimo BRICS fue de hecho acuñado por Goldman Sachs en 2001. Hasta 2008, sus miembros no aceptaron la definición. Un año más tarde celebraron su primera cumbre en Rusia. En 2011, Sudáfrica se unió al bloque en la cumbre de China.
La presente edición contará con la presencia del primer ministro indio, Manmohan Singh, y los presidentes de China, Hu Jintao; Rusia, Dmitri Medvédev; Sudáfrica, Jacob Zuma, y Brasil, Dilma Rousseff.
Banco de desarrollo
Entre los asuntos más destacados que se tratarán en la cumbre figura el estudio de la creación de un banco de desarrollo, con capital de los cinco países. Su objetivo sería la financiación de proyectos de desarrollo en los propios miembros del grupo, así como en otros países en desarrollo. El proyecto aún se encuentra en su fase inicial y existen escollos como el aparente interés de China por liderar el organismo de forma permanente, una situación que no aceptarían Rusia y la India.
«Si logran unir sus recursos y coordinar su estrategia de ayudas económicas serán mucho más poderosos», afirma Sreeram Chaulia, analista de la Escuela Jindal de Asuntos Internacionales de Nueva Delhi.
Además, el Banco de Desarrollo de China firmará un memorándum de entendimiento con los otros miembros del bloque para ofrecer préstamos en «renminbi», la moneda china. Un paso destinado a internacionalizar la moneda china en sustitución del dólar como moneda de pago en las transacciones globales. Los bancos de desarrollo de Brasil, Sudáfrica, la India y Rusia también ofrecerán préstamos en sus monedas. El uso de sus monedas en las transacciones comerciales podría impulsar sus relaciones comerciales, que en 2011 se situaron en 210.000 millones de euros.
La cena inaugural tendrá lugar está noche, mientras que mañana se celebrarán las sesiones de trabajo. Tras ellas se hará pública la Declaración de Nueva Delhi, en la que se espera que los BRICS presenten una postura común a cuestiones como la crisis económica global, la situación en Oriente Medio y la crisis de Irán.
La cumbre se celebra en una Nueva Delhi tomada por las fuerzas de seguridad. Más de 5.000 policías han sido desplegados por la ciudad con especial atención a los barrios de exiliados tibetanos, donde se han realizado cientos de arrestos. El lunes un joven exiliado tibetano de 27 años se inmoló en una manifestación contra la visita del presidente chino. Con quemaduras en un 96% de del cuerpo, Jamphel Yeshi falleció esta mañana.
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