domingo, 18 de septiembre de 2011

Gabón, ¿la "pantera emergente" de África?

Pedro Alonso

Libreville, 17 sep (EFE).- Si hay en África un país pequeño con una ambición grande, ése es Gabón, que aspira a convertirse en una economía emergente antes de 2025 pero que afronta un desafío social enorme: la pobreza que aún atenaza a muchos gaboneses.

Con la habilidad de la pantera negra, felino representado en su escudo nacional, esta pequeña nación de África Occidental, antigua colonia francesa descubierta por los portugueses en el siglo XV, persigue un futuro próspero a golpe de diversificación económica.

Tal es el empeño del presidente gabonés, Ali Bongo Ondimba: "Desde mi llegada al poder en 2009 -afirma-, he diseñado un ambicioso programa de reformas para impulsar nuestra economía poniendo énfasis en la diversificación y la industrialización. Esas son las bases de la estrategia de desarrollo de un Gabón emergente".

El mandatario accedió a la jefatura del Estado al ganar unas elecciones sembradas de dudas, tras la muerte, en un hospital de Barcelona (España), de su padre, Omar Bongo Ondimba, que manejó las riendas de la nación durante 42 años marcados por la corrupción, la cleptocracia y el nepotismo, pero también caracterizados por la paz en una zona de África plagada de países desangrados por la guerra.

Ya bajo el largo "reinado" de "Papá Bongo", como los gaboneses llamaban al viejo patriarca, Gabón -con 1,5 millones de habitantes, un tercio de ellos residentes en la capital, Libreville- destacaba como cuarto productor de petróleo del África Subsahariana, y actualmente disfruta de una de las rentas per cápita más altas de la región (equivalente a unos 6.400 euros).

Los anhelos de progreso de la llamada "pantera emergente" de África aún dependen en gran medida del petróleo, que supone el 45 por ciento del producto interior bruto (PIB), aunque diversos especialistas advierten de que el "oro negro" se agotará en 2025.

"Los expertos ya se equivocaron hace diez años, cuando vaticinaron lo mismo. Garantizo que Gabón seguirá siendo productor de petróleo en los próximos 20 ó 30 años", asegura, preguntado por Efe, el ministro gabonés de Minas y Petróleo, Alexandre Barro.

"Con todo, es importante diversificar la economía", admite Barro, quien precisa que "Gabón es ahora el segundo exportador mundial de manganeso, pero el objetivo es convertirnos en el primero", además de explorar la extracción de gas natural, hierro y diamantes.

En un país donde los bosques tropicales cubren el 80 por ciento del territorio (22 millones de hectáreas), la industria maderera -mayor empleador privado de Gabón, con 30.000 puestos de trabajo- se postula como un actor clave en la estrategia de diversificación.

La idea es procesar la madera, conocida como el "oro rojo", para crear productos de alto valor añadido con el sello "Made in Gabón" ("Fabricado en Gabón"), una apuesta que cristalizará en la Zona Económica Especial (SEZ) de Nkok, a 30 kilómetros de Libreville.

El propio Bongo inauguró el pasado día 9 la primera fase de construcción de ese amplio polígono industrial (1.125 hectáreas), financiado por Gabón y la empresa Olam (Singapur), que hoy no es más que un solar polvoriento allanado con la calle principal asfaltada.

Sólo para inaugurar ese incipiente proyecto, Bongo ofreció en la SEZ una gala con presencia de diplomáticos y prensa extranjera, en la que corrió el champán, actuó el cantante estadounidense R. Kelly y un castillo de fuegos artificiales maravilló a la concurrencia.

Seguramente, el resplandor pirotécnico pudo verse en las favelas próximas del extrarradio de Libreville, donde se hacinan miles de pobres en grises aglomeraciones de destartaladas casas de latón.

Esa es la tozuda realidad con la que se topan los sueños de grandeza y progreso del Gobierno de Gabón, país en el que un 20 por ciento de la población sobrevive con dos dólares al día, según las cifras de la Iniciativa de la Pobreza y el Desarrollo Humano (OPHI), un centro de estudios de la Universidad de Oxford (Reino Unido).

"La voluntad del jefe del Estado es erradicar todos los barrios chabolistas", sostiene el ministro de Vivienda, Blaise Louembe.

Sin embargo, esas promesas chocan con el escepticismo de muchos gaboneses, como los nueve maestros que, a las puertas de la Catedral de Santa María en Libreville, secundan una huelga de hambre en protesta -según ellos- por una suspensión ilegal de sueldo.

"La gente vive en malísimas condiciones. No se puede llegar a la emergencia (económica) sin democracia. Hay una emergencia, pero de la dictadura", comenta a Efe Clovis Mbeng Nze, profesor de español y portavoz de los huelguistas, que duermen en unos colchones al raso.

El presidente Bongo -avisa Mbeng- sólo conseguirá un "Gabón emergente" con "la adhesión de la sociedad", porque "los gobiernos deben tener en cuenta la ambición del pueblo". EFE




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