miércoles, 6 de julio de 2011

Desprotección legal margina a poblaciones trans


Escrito por Nathalia Rojas Zúñiga (nathalia.rojaszuniga@ucr.ac.cr

Las personas que optan por definirse con una identidad de género diferente con la que nacieron carecen de derechos básicos en Costa Rica, a diferencia de otros países de la región latinoamericana, donde los movimientos de la población trans se están consolidando.


Los derechos de las personas trans -término sombrilla que abarca a los travestis, transgéneros y transexuales-) son violentados ya que atraviesan por una cadena de marginalización que empieza dentro de sus mismas familias, ya que en la mayoría de los casos los padres y madres no pueden asumir esa circunstancia.

Un travesti es alguien que ocasionalmente viste con ropa que es codificada como del otro sexo, incluso a manera de fetiche, y que no tiene interés en modificar sus genitales. Una persona transgénero siempre se ha sentido mujer, por ejemplo, pero biológicamente nació con genitales masculinos. Estas no han modificado sus cuerpos en gran medida, pueden ponerse implantes o hacerse una operación en el rostro. En tanto, un transexual ya se ha sometido a una cirugía de reasignación de sexo.

INVISIBILIZACIÓN

Natasha Jiménez, directora del Espacio Latinoamericano de Sexualidades y Derechos Mulabi y activista trans e intersex comentó que en Costa Rica apenas se están empezando a crear grupos en pro de estas personas, en contraste con vecinos cercanos como Panamá y Nicaragua, donde el movimiento está organizado, o Argentina, que está en proceso de una ley de identidad de género, de acuerdo como cada quien se identifica.

En el país, el logro al que se ha llegado es que el reglamento de fotografía del Registro Civil se modificó el año pasado, pues ahora la persona trans puede tomarse la imagen de su cédula con su expresión de género. Anteriormente cuando acudían, eran obligados a limpiarse su cara y retirarse todos los accesorios o maquillaje que se colocaban.

Jiménez, diseñadora gráfica de profesión, mencionó que la lucha actual es por poder cambiarse el nombre en los documentos de identidad, sin necesidad de largos procesos, por los que muchas personas desisten o ni siquiera lo intentan.

Añadió que quienes deciden hacerse una cirugía, deben ir a clínicas especializadas en otros países, como España, Ecuador o Cuba, donde hasta hay centros estatales para ese cometido. La dirigente lamentó que aquí se hacen estas operaciones de forma clandestina. También hay casos de sujetos que recurren al uso de aceites y silicón industrial para modificar su cuerpo, lo que puede ocasionar problemas en su salud o hasta la muerte.

“Somos considerados ciudadanos y ciudadanas de segunda clase, objetos desde burlas hasta asesinatos. No somos personas peligrosas, sino que estamos en peligro, y no estamos pidiendo derechos adicionales ni especiales”.

Aclaró que el término trans no es una orientación sexual, sino una identidad sexual y de género, y es un eje que atraviesa todas las orientaciones sexuales (alguien trans puede identificarse como heterosexual, homosexual o bisexual).

El director del Centro de Investigación y Promoción para América Central de Derechos Humanos (CIPAC), Francisco Madrigal, manifestó que todas las poblaciones sexualmente diversas tienen problemas en común, como la nula legislación que garantice sus derechos civiles y sociales.

Recalcó que los grupos trans tienen características especiales que los hacen más vulnerables, puesto que su visibilidad los expone a la discriminación y violencia.

“Al ser transgresoras de un sistema patriarcal, y siendo más conocidas aquellas transformadas de hombre a mujer, se les cobra la ‘terrible decisión’ de renunciar al poder de lo masculino, para ‘minimizarse’ a un ser de menos ‘categoría’.

Una de las generalizaciones para dicho sector es que todos y todas son trabajadoras del sexo (aunque un porcentaje considerable se dedica a este oficio por las dificultades para tener trabajos regulares), por lo que para avanzar en esta materia, se debe anteponer la igualdad de condiciones por encima de conceptos fundamentalistas y moralistas.




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