Provincias donde ganó el No en referendo demandan respeto a su decisión.
Pese al triunfo de la propuesta gubernamental en la consulta llevada a cabo el pasado 7 de mayo, el movimiento indígena ecuatoriano, que promovió el No a la consulta, consolidó su fuerza electoral al vencer en 11 provincias donde tiene mayor presencia de sus nacionalidades, demostrando así que aún es la principal fuerza social del país.
Si bien la aprobación de las 10 preguntas planteadas en el referendo y consulta popular, que en definitiva se convirtieron en una forma de aprobación o rechazo a la gestión presidencial, dieron el triunfo al gobierno nacional, obteniendo un 47.2% de los votos frente a un 41% de rechazo, este triunfo deja varias lecciones al gobierno, pues no esperaba una derrota en la mitad de las provincias ecuatorianas, en la Sierra y la Amazonia, y, como en el caso de las provincias amazónicas, que fuese con un margen de hasta 30 puntos porcentuales.
Los más de 11 millones de electores debieron pronunciarse sobre cinco preguntas referentes a enmiendas constitucionales y cinco consultas solicitadas por el presidente Rafael Correa, incluyendo reforma de la función judicial y alcances de la prisión preventiva, regulación de los medios de comunicación, prohibición de los juegos de azar y de sacrificar animales en espectáculos públicos, penalización de la no afiliación de trabajadores a la seguridad social y tipificación del enriquecimiento privado no justificado como delito.
De la euforia, provocada por una mala aplicación de una encuesta a boca de urna, Correa pasó a una angustiosa espera de resultados antes de proclamarse triunfador, más aún cuando las provincias pequeñas terminaban el conteo de los votos y daban el triunfo al No. Finalmente, las dos provincias más grandes de la Costa, Guayas y Manabí, le dieron un holgado triunfo, en tanto que en las dos provincias más grandes de la Sierra, Pichincha y Azuay, el margen del triunfo se mostraba muy por debajo de las aspiraciones gubernamentales, pero que alcanzaron para darle el triunfo nacional al Sí.
El movimiento indígena, representado por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), reivindicó el triunfo en las provincias con población indígena como una victoria de sus bases, pese a la intención gubernamental de fraccionar el movimiento captando a las comunidades con la implementación de programas agrícolas y obsequios de ganado.
Decisión soberana
César Umajinga, prefecto del Gobierno Provincial de Cotopaxi, donde el No triunfó con un margen de 17 puntos porcentuales, instó al gobierno a respetar la decisión y abstenerse de implementar los cambios en la justicia y el control de los medios de comunicación en la provincia bajo su dirección.
Correa reaccionó al afirmar que el triunfo es nacional y las reformas planteadas se aplicarán en todo el país. Umajinga, por su parte, manifestó que su provincia haría uso del derecho a la resistencia, considerando el amplio margen con el que se derrotó a la propuesta presidencial.
Aunque en las provincias de la Sierra —con excepción de Pichincha, Imbabura y Azuay— el No ganó con mucha comodidad, lo que constituyó un gran revés para Correa, en la Amazonia el triunfo del No es aún más significativo. En cinco de las seis provincias amazónicas el No ganó con porcentajes que van del 56% al 62%, en especial de Zamora Chinchipe y Morona Santiago, amenazadas ahora con la implementación de programas de minería a gran escala.
Salvador Quishpe, prefecto del Gobierno Provincial de Zamora Chinchipe, reivindicó el triunfo del No en su provincia como un rechazo a los programas mineros.
“Aquí la gente ha dicho no a la minería y vamos a hacer respetar esa decisión”, dijo en un comunicado desde la Prefectura a su cargo.
El triunfo del No en las provincias amazónicas constituye un respaldo a las autoridades locales, hostigadas frecuentemente por el gobierno, el cual las tilda de enemigas de la llamada “Revolución Ciudadana” de Correa, por oponerse a la explotación de recursos naturales en desmedro de los derechos de la naturaleza.
“Este triunfo es un apoyo a Guadalupe Llori, en Orellana, a quien el gobierno mantuvo presa por casi un año; es un apoyo a Salvador Quishpe, prefecto de Zamora Chinchipe, enjuiciado ahora por oponerse a la minería, y a todos los alcaldes locales que luchan por mantener el ambiente sano”, afirmó a Noticias Aliadas Mónica Chuji, ex asambleísta constituyente.
Llori, ex gobernadora de la provincia de Orellana, fue detenida tras las protestas sociales en diciembre del 2007 en las que la población demandaba la contratación por parte de las empresas petroleras de un mayor número de trabajadores de la zona. Como resultado, el gobierno decretó estado de urgencia y arrestó a la gobernadora bajo acusaciones de terrorismo, sabotaje y fraude. Llori permaneció encarcelada hasta setiembre del 2008.
Gobierno no entiende el mensaje
Es evidente que el nicho electoral de Correa y su movimiento Alianza País han sufrido un notable deterioro, pues del 81.7% de aprobación que obtuvo al consultar sobre la realización o no de una Asamblea Constituyente en el 2007, pasó al 47.22% en este referendo, un porcentaje que da cuenta de la pérdida de la confianza popular y, sobre todo, de la serie de movimientos sociales que han abandonado el proyecto de la Revolución Ciudadana, que cada vez más parece concentrarse en el electorado populista que caracterizaba a la derecha.
“El resultado de esta votación hay que analizarla desde una perspectiva de clase, pues es evidente que la votación de Correa se ha trasladado hacia el populismo de las grandes ciudades costeras, en especial Guayaquil, en donde existe una base populista ampliada, ubicada en los quintiles más bajos de la población urbano-marginal”, dijo el defensor del Pueblo, Fernando Gutiérrez, a Noticias Aliadas.
Gutiérrez enfatiza el giro que ha dado la votación de Correa, que en las cinco últimas elecciones le habían sido favorables basándose en el electorado de la Sierra y la Amazonia.
“La votación de la Sierra y la Amazonia históricamente ha sido una votación ideológica anclada en la izquierda, por ello apoyó el proyecto inicial de Correa, pero al debilitarse esta posición ideológica al interior del gobierno y ser reemplazada por posiciones de la derecha económica, la votación de Correa se redujo en la Sierra y la Amazonia, y ha girado hacia los nichos populistas de la derecha, concentrados en la costa”, dice Gutiérrez.
Para Correa y el buró político de Alianza País, es necesario retomar la confianza de las provincias en donde perdieron, y planean hacerlo con mayor inversión social, de acuerdo a la ministra coordinadora de la Política, Doris Soliz.
“Es necesario concentrar mayores recursos en las provincias donde se perdió para que vuelva la confianza hacia el presidente”, aseguró Soliz a la prensa.
Sin embargo, la inversión no ha sido sinónimo de votos, tal como se demostró en la provincia de Cotopaxi, en donde la inversión social del gobierno ha sido muy fuerte, pero a la hora de votar han prevalecido las tesis indígenas.
“Hemos dicho a nuestra gente que si el gobierno trae borregos, que cojan los borregos; que si trae palas, que cojan las palas. Pero a la hora de votar, que no se dejen engañar por los regalos”, afirmó a la prensa la asambleísta indígena Lourdes Tibán, para explicar la votación en su provincia, Cotopaxi.
El gobierno nacional, al no aceptar que su derrota en las provincias indígenas constituye un llamado de atención, está poniendo en riesgo la continuidad de un proyecto político que inició con la participación de los principales movimientos sociales de izquierda y los indígenas.
“Es necesario reelaborar los contenidos de la izquierda al interior del gobierno cómo única posibilidad de dar continuidad a la revolución ciudadana”, afirmó Gutiérrez. —Noticias Aliadas.
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