La transición hacia una economía sostenible va a ser el eje de la modernización. España forma parte de los países líderes de esa transformación del sistema energético mundial y Euskadi está preparada para asumir el reto de encabezarla
Warren Buffett, la segunda mayor fortuna del mundo, ha sorprendido a Wall Street con su apuesta inversora. Con la primera economía mundial todavía en la unidad de cuidados intensivos tras el desplome de los últimos dos años, el magnate financiero ha invertido 30.000 millones de euros en la adquisición de la ferroviaria Burlington Northern Santa Fe (BNSF).
La racionalidad de la operación, según lo ha explicado él mismo, es que con la recuperación económica vendrá una activación de lo que allí ya se empieza a considerar el transporte del futuro: el ferrocarril. El financiero valoró de manera especialmente positiva que Burlington Northern operase de una manera respetuosa con el medio ambiente, con un consumo energético muy bajo por tonelada transportada.
La racionalidad de la operación, según lo ha explicado él mismo, es que con la recuperación económica vendrá una activación de lo que allí ya se empieza a considerar el transporte del futuro: el ferrocarril. El financiero valoró de manera especialmente positiva que Burlington Northern operase de una manera respetuosa con el medio ambiente, con un consumo energético muy bajo por tonelada transportada.
La transición energética hacia una economía baja en carbono es ya mucho más que una idea feliz de personas comprometidas, empresas visionarias y organizaciones ecologistas. El mismo director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía, Nobuo Tanaka, ha afirmado que «necesitamos una revolución energética y ambiental».
En esa línea, el organismo de referencia en el ámbito de la energía ha presentado un informe en el que pide a los gobiernos del mundo que en apenas diez años, 2020, las energías renovables superen los 750 gigawatios de potencia instalada, muy por delante de la energía nuclear, se apueste decididamente por la eficiencia, se dé un salto cualitativo en las tecnologías de secuestro de carbono y se promueva un cambio radical en la movilidad de personas y mercancías.
En un contexto internacional caracterizado por la transición hacia una economía baja en carbono, por primera vez desde que comenzó la Revolución Industrial hace 250 años, España forma parte del grupo de países que está liderando la transformación del sistema energético global. Así, el despliegue de la energía eólica en la última década es una referencia internacional y, de manera especial, lo es el avanzado Centro de Control de Renovables.
Desde ese posicionamiento inicial, la Ley de Economía Sostenible lanzada por el Gobierno de Zapatero busca sentar las bases para una transformación modernizadora de la economía hacia el conocimiento, la innovación tecnológica, la ecoeficiencia y la movilidad sostenible, que permitan reforzar nuestra posición en un entorno internacional extraordinariamente competitivo. El País Vasco tiene el tejido productivo, la red de ciencia, tectecnología e innovación, las personas y el saber hacer industrial para liderar al conjunto del Estado en esa transformación.
Efectivamente, Euskadi cuenta con un entramado industrial de prestigio y proyección en el ámbito de las renovables. Así, Iberdrola es líder mundial en capacidad eólica instalada; Gamesa, uno de los principales fabricantes internacionales de aerogeneradores; Guascor promueve el mayor parque eólico mundial en la Pampa de Argentina; el Grupo Mondragón ha protagonizado a través de su empresa Danok Bat una importante innovación tecnológica en la construcción de las palas de los aerogeneradores. Grupos tecnológicos como Tecnalia e IK4, cuentan con una clara orientación y especialización en el ámbito de la energía y sus aplicaciones.
Son la cabeza visible de un altamente competitivo grupo de empresas (clusters) relacionado con la electrónica, los materiales, la maquinaria y la fabricación que, ante esta revolución tecnológica en curso, tiene una magnífica oportunidad de desarrollo y creación de riqueza y empleo en base a la innovación de sus productos y procesos.
La transición hacia el coche híbrido y eléctrico y todas las piezas y componentes que se derivan de su fabricación ha ganado momento y masa crítica. Euskadi dispone en ese campo de un notable músculo industrial y tecnológico. Gestamp Automoción, Fagor Ederlan, CIE Automotive, son ejemplos del potencial disponible para liderar su posicionamiento. En ese sentido, el reciente acuerdo del Gobierno vasco con Repsol-Petronor para poner en marcha una red de surtidores de electricidad para el futuro coche eléctrico es un mensaje de calado a la industria vasca.
Tal y como lo ha visto el agudo ojo inversor de Warren Buffett, el ferrocarril va a tener un peso muy importante en el modelo de transporte del siglo XXI. Empresas vascas como CAF y sus auxiliares cuentan con una gran presencia global. Una reflexión similar se puede hacer de la fabricación de autobuses, en la que Irízar es líder en su campo, y de la industria naval, en la que el País Vasco cuenta con una gran tradición y notables expectativas en torno a desarrollos basados en la innovación y la tecnología. El ámbito de la eficiencia energética es ,asimismo, un segmento de oportunidad para las empresas vascas, especialmente para consultoras especializadas en servicios energéticos como Giroa y Millennium Energy, e ingenierías como Iberinco, Sener e Idom.
La transición hacia una economía más sostenible va ser el eje sobre el que va a pivotar la modernización de la economía internacional y española en la próxima década. El País Vasco reúne las condiciones apropiadas para recoger el reto, enfrentarlo con decisión y convertirse hacia 2020 en una de las regiones europeas referentes, liderando la transformación modernizadora de la economía española. Para ello se necesitarán grandes dosis de visión y liderazgo. El futuro ya está aquí.
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