Si las elecciones generales alemanas se celebraran esta misma semana, la canciller Angela Merkel y su Unión Demócrata Cristiana (CDU) serían, sin duda, los ganadores. A 30 días de los comicios, los democristianos encabezan todas las encuestas. Pero antes tienen que superar una difícil prueba.
Este domingo se juegan dos Estados federados (Sarre y Turingia) en los que gobiernan con mayoría absoluta y que los socialdemócratas (SPD) pueden arrebatarles, un golpe de consecuencias imprevisibles en la campaña electoral de septiembre.
Según la última previsión del canal público ARD, el tándem entre la CDU y el Partido Liberal Democrático (FDP) alcanzaría el 51% de los votos para el Bundestag (Cámara baja).
Este domingo, sin embargo, hay elecciones para elegir los parlamentos regionales de Sarre, Turingia y Sajonia, donde las encuestas no son tan favorables para los democristianos.
Sarre es un pequeño Estado de sólo un millón de habitantes, en la frontera con Francia. Allí se presenta a las elecciones el ex ministro Oskar Lafontaine, disidente socialdemócrata que cofundó hace dos años el partido La Izquierda junto a los ex comunistas del Este. Desde entonces, la irrupción de La Izquierda en los parlamentos regionales del Oeste ha conformado un mapa electoral con cinco partidos, en el que es arduo lograr mayorías.
En Sarre, donde fue primer ministro con el SPD entre 1984 y 1998, Lafontaine podría obtener más del 15% de los votos. Y Heiko Maas, candidato socialdemócrata, reconoce su disposición a gobernar junto a su antiguo compañero de partido. Si la CDU logra una mayoría con los liberales, todo indica que Maas, La Izquierda y los Verdes pueden formar un tripartito que los desbanque.
En Turingia, uno de los cinco nuevos Estados de la antigua RDA, la situación es algo menos grave para la CDU. Las encuestas pronostican sensibles pérdidas para el primer ministro, Dieter Althaus. La Izquierda sería segunda fuerza política, con el 24% de los votos. El SPD quedaría por debajo del 20%, pero asegura que no apoyará a un primer ministro de La Izquierda. Si el SPD cumple, Althaus podría quedarse en el Gobierno, pero a cambio de dejar entrar a los rivales socialdemócratas en una gran coalición similar a la que ya existe en el Gobierno federal.
En 2008, la candidata por el SPD en Hesse, Andrea Ypsilanti, causó un terremoto en su partido al negociar una coalición con La Izquierda. No lo logró y hubo que repetir las elecciones, que ganó la CDU. Heiko Maas podría tener éxito en Sarre y sentar un precedente que devolvería al SPD la capacidad de formar nuevos Gobiernos regionales sin tener que pactar con la CDU. De momento, SPD e Izquierda sólo gobiernan juntos la ciudad-Estado de Berlín.
El panorama constata el auge de los partidos pequeños: Verdes, La Izquierda y FDP aumentan o mantienen sus expectativas de voto.
La crisis sufrida por el SPD y la enorme popularidad y el gancho electoral de la canciller Merkel disimulan, por ahora, las dificultades de la CDU. Los cuatro años de gobierno de la gran coalición liderada por Merkel han decolorado la imagen de ambos partidos hasta hacerlos casi intercambiables.
El SPD, segundón de Merkel durante los últimos cuatro años, ha sufrido la pujanza de La Izquierda y, de otro lado, la socialdemocratización de la CDU en el Gobierno. Según publicó el diario conservador Die Welt, dos tercios de los alemanes opina que "la CDU no sabe exactamente qué quiere hacer tras los comicios".
No hay comentarios:
Publicar un comentario