El Gobierno anuncia que el Ejército ha abatido a todos los líderes terroristas, incluido su máximo dirigente, el carismático Prabhakaran
Los líderes de la guerrilla de los Tigres Tamiles no serán juzgados. Están todos muertos. Así lo anunció ayer el Gobierno de la antigua Ceilán, que incluyó en la larga lista de víctimas mortales el nombre de Velupillai Prabhakaran. Según fuentes oficiales, 'El gran tigre' no habría muerto por efecto de la cápsula de cianuro que llevaba siempre consigo, sino abatido cuando trataba de escapar en el interior de una ambulancia.
Otros militares citados por la agencia Associated Press declararon ayer que Prabhakaran se dirigió hacia las tropas gubernamentales en un vehículo blindado seguido de un autobús en el viajaba el resto de los guerrilleros, y que los militares dispararon varios misiles contra los vehículos sin esperar a ver qué intenciones tenían los rebeldes.
No hay forma de contrastar la información, ya que el Ejecutivo ha impedido el acceso de periodistas a la zona de guerra y, aunque todavía no se ha confirmado la muerte del líder tamil con imágenes de su cadáver, el Ejército sí hizo ayer públicas fotografías del cuerpo sin vida de Charles Anthony, otro de los cabecillas e hijo de Prabhakaran.
Un triste fin que demuestra la virulencia de la ofensiva militar que ha puesto punto final a una de las guerras civiles más largas de Asia, que se cierra tras un cuarto de siglo con casi 80.000 muertos. Se espera que hoy comparezca en el Parlamento el presidente, Mahinda Rajapaksa, para dar detalles de la operación, que ha sido ampliamente criticada por «salvaje e indiscriminada» por algunas organizaciones humanitarias, que han atendido a los más de 100.000 desplazados que ha provocado.
Según el Gobierno de Colombo, la guerra llegó a su final definitivo cuando, ayer por la mañana, los guerrilleros de los Tigres para la Liberación de la Tierra Tamil (LTTE) trataron de abrir una vía de escape para sus máximos líderes, que se encontraban encerrados en un territorio de menos de un kilómetro cuadrado rodeado por tropas gubernamentales.
El Ejército cingalés no se ha andado con chiquitas durante toda la ofensiva y ayer no fue una excepción, ya que su portavoz, Udaya Nanayakkara, reconoció que los soldados abrieron fuego contra todos los guerrilleros que quedaban con vida. Habrían matado a 250 de ellos, que se suman a los miles de civiles que también han muerto en los casi dos meses que ha durado el asedio. «Intentar escapar era su única oportunidad. Ahora todos están muertos y no hay ningún superviviente en la zona», aseguró Nanayakkara, quien añadió que sus fuerzas controlan ya todo el territorio.
Estrategia terrorista
Con la muerte de Velupillai Prabhakaran desaparece el máximo representante de la lucha de la etnia tamil por la construcción de un Estado propio y uno de los guerrilleros más carismáticos de Asia. Rechoncho, de grueso bigote, y vestido siempre con un traje militar de rayas horizontales, Prabhakaran consiguió establecer un país 'de facto' cuyo territorio se extendía por el noreste de la isla, suponía en torno al 15% del total y contaba incluso con fronteras.
Sin embargo, no supo jugar sus cartas y mantuvo en todo momento la táctica terrorista, cuyo mayor exponente fue el grupo conocido como los 'tigres negros', el escuadrón de suicidas que creó en 1987 y que fue el encargado de llevar a cabo algunas de las acciones más sonadas, entre ellas el asesinato del primer ministro indio, Rajiv Gandhi, la muerte de Ranasinghe Premadasa, presidente de Sri Lanka, y el atentado contra la también máxima dirigente del país, Chandrika Bandaranaike, del que salió herida. Estas tácticas terroristas hicieron que el LTTE fuera considerado un grupo terrorista, primero en Estados Unidos y luego en Europa, y perdiera la legitimidad que tuvo en sus inicios.
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