Marcel Bonilla. Redactor
Contenido Intercultural
Los estudiantes afroesmeraldeños aprenden el chapalá (o chapalachi), el idioma de la nacionalidad Chachi, asentada en el norte de la ‘Provincia Verde’. La Unidad Educativa José Espíritu Santo Cimarrón Añapa, de la ciudad de Esmeraldas enseña esta lengua a sus estudiantes del primero al décimo año de Educación Básica, como parte del proceso de interculturalidad de ambos pueblos. El 80% (240) de los estudiantes son afroesmeraldeños; el resto (110 alumnos) pertenece al pueblo chachi. La escuela está ubicada en el sector La Cananga, en la vía que conecta con el cantón Atacames, en el sur de la urbe.
Los jóvenes chachis también aprenden más sobre su lengua materna. Ellos saben hablar su idioma, pero no escribirlo, como Danny Díaz, quien estudia el chapalá desde el abecedario. En esa escuela también se preparan Malena Guerrero y Roxana Girón, de 14 años. Ellas aprovechan las horas ocio para practicar el chapalachi. Lo hacen con la ayuda de Jenny Rivera, maestra de la comunidad chachi, San Salvador, del cantón Muisne. La escuela fue creada hace 12 años para educar a los hijos de los funcionarios chachis que trabajan en la Dirección Intercultural Bilingüe y también para los familiares de los migrantes chachis que llegaron a Esmeraldas para estudiar.
La población afro, que habita en el sur de la ciudad, aumentó la demanda en esa escuela, que no tiene local propio y los jóvenes ocupan las aulas del Colegio Carlos Concha. El director de la escuela, Héctor Tapuyo, dice que el principal objetivo es promocionar la identidad cultural con la participación del pueblo afro. El plan académico comprende 10 horas de semanales de clases de chapalá para afros y chachis; ocho de los 12 maestros son chachis. Pedro Cetre es un niño afro de ocho años. Conoce las vocales, colores, días de la semana, el abecedario, nombre de animales, sabe saludar y entablar una conversación en el idioma chachi, aunque aún no lo habla fluidamente. Cetre tiene libros y diccionarios en Chachi. En su barrio, La Cananga, enseña a sus amigos a saludar en esa nueva lengua.
La profesora Florinda Chapiro enseña dos horas diarias de chapalá. “Aprenden el idioma más rápido que el inglés”. En las comunidades chachis, ubicadas en el río Cayapas, en el norte de la provincia, 200 niños afros aprenden el chapalá en los centros interculturales bilingües de Zapallo Grande, Loma Linda, Pichiyacu Grande y San Miguel. Por ejemplo, los tres hijos de Cipriano Ayoví son parte de los 385 estudiantes chachis de la escuela Betania, de Pichiyacu Grande, una comunidad chachi; allí estudian 100 afros. Por ser la más grande llegan niños de las comunidades afros como San Francisco de Ónzole, San Antonio, El Edén y Pichiyacu Negro.
Ayoví opina que en la enseñanza impartida por profesores de esa nacionalidad no hay discriminación. Julio, hijo de Cipriano, cuenta que su relación con los niños chachis en buena. Juntos siembran la tierra y participan en los juegos escolares. En esa comunidad hay 18 niños que hablan perfectamente ese idioma, señala el exdirector de la Dirección Intercultural Bilingüe, Luis Añapa. Los niños reciben las materias de etnomatemática, etnociencias sociales y etnociencias naturales, las cuales son impartidas en chapalá y las pruebas o exámenes también se toman en ese idioma.
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