Casi 900 mujeres murieron el año pasado
en Pakistán víctimas de los llamados crímenes de honor, perpetrados a
menudo por parientes de las fallecidas, según un informe publicado hoy
por la Comisión de Derechos Humanos del país asiático (HRCP).
Los 869 casos documentados por la Comisión casi igualan los 913
denunciados el año pasado o los 943 de 2011, y se constata la pasividad
oficial para luchar contra esta lacra que encarna la terrible
discriminación que sufren las mujeres en esta parte del globo.
"Este tipo de crímenes persisten por la impunidad de que gozan los
asesinos", se afirma en el documento de la HRCP, que denuncia que la
tradición islámica de permitir la absolución de los agresores si son
perdonados por la familia de la víctima favorece a los criminales.
"La familia de la víctima suele ser también la del perpetrador y a
menudo perdona por conveniencia a su pariente", asegura el informe, que
sentencia que "la impunidad continúa y anima a otros a seguir el
ejemplo".
Los crímenes de honor son muy habituales en el sur de Asia y suelen
implicar a varones de una familia que vengan lo que creen que es una
afrenta a la conservadora moral familiar de las sociedades locales, como
un simple matrimonio no consentido.
El informe denuncia otras formas de violencia doméstica, e incluye
como víctimas a las 800 suicidas registradas, casi siempre impulsadas a
quitarse la vida por conflictos familiares derivados de cuestiones de
honor o agresiones machistas.
La HRCP también relata otras muestras de horror como las 56 mujeres
asesinadas por el mero hecho de haber dado a luz a una niña, algo que
suele chocar con los deseos de los cónyuges y sus familias de tener
descendientes varones.
El año
pasado, las autoridades registraron casi 3.000 denuncias de violación,
pero el documento evidencia falta de datos de algunas provincias y
números sospechosamente bajos para otras, lo que indica que, como en los
crímenes de honor, la mayoría de agresiones pasan desapercibidas.
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