BUENOS AIRES, Argentina, (N22/Reuters).-
Centrales
sindicales argentinas desafiaron este jueves con una amplia huelga
general de un día a la presidenta Cristina Fernández, cuya popularidad
se debilita mientras una alta inflación golpea el poder de compra de la
población y crece la violencia urbana.
La protesta, a
la que adherían sindicatos del transporte público y gremios importantes
como camioneros y trabajadores estatales, busca un reajuste de los
salarios y una disminución de los elevados impuestos a las
remuneraciones, tras una devaluación del peso de 35 por ciento en 12
meses.
En las vacías
calles de Buenos Aires, la capital argentina, no circulaban autobuses y
tampoco funcionaban los trenes de cercanías, dando cuenta de la
masividad de la huelga. Muchos colegios no dictaron clases y numerosas
tiendas estaban cerradas por la ausencia de empleados.
"Hay
trabajadores que están de acuerdo con el paro y lo hacen, hay otros que
no están de acuerdo y quieren concurrir a sus lugares de trabajos y no
pueden hacerlo", dijo a periodistas el jefe de Gabinete de ministros del
Gobierno, Jorge Capitanich, quien fustigó a los organizadores de la
huelga.
El funcionario
atacó principalmente al sindicalista Luis Barrionuevo, líder de la
central de trabajadores Azul y Blanca, de quien dijo que organizó la
protesta por motivos políticos y no gremiales.
Según
Capitanich, Barrionuevo está alineado con el líder opositor Sergio
Massa, un peronista que abandonó el Gobierno y está agrupando detrás de
sí a fuerzas de la oposición y a detractores del oficialismo de cara a
las elecciones presidenciales de fines del 2015.
Barrionuevo
respondió que "la medida de fuerza había que tomarla porque el Gobierno
no atiende los reclamos" y dijo que "la presidenta está en otro mundo,
en el mundo de las maravillas, de las mentiras".
El secretario
general de la Confederación General del Trabajo (CGT), Hugo Moyano, otro
de los organizadores de la huelga, aseguró que la presidenta se maneja
con "soberbia" y pidió escuchar los reclamos.
"El paro es
para ratificar que haya paritarias (negociaciones salariales) libres",
dijo Moyano, quien pidió también un aumento salarial "de emergencia" a
jubilados y medidas gubernamentales para paliar la creciente violencia
urbana.
Moyano, también
líder de los camioneros, comanda un sindicato que engloba desde el
transporte de periódicos, de combustibles y caudales hasta la
recolección de basura y la provisión de comida para las compañías
aéreas.
Uno de los
motivos de la huelga es el pedido de un actualización por inflación del
impuesto a las ganancias, que se aplica sobre los salarios.
Argentina
padece una de las mayores tasas de inflación del mundo que este año
superaría un 30 por ciento, mientras la economía está dando señales de
agotamiento tras casi una década de fuerte crecimiento.
La escala
salarial sobre la que se aplica el tributo apenas se ha actualizado en
los últimos años y quedó desfasada debido a los ajustes de los sueldos
por la elevada inflación en el país,
La escala para
la imposición del tributo no se actualiza automáticamente por el aumento
del costo de la vida, sino que depende de la decisión de la mandataria.
La huelga, que
se prolongará durante todo el jueves, afectará a la principal región
agroexportadora en momentos en que la cosecha de soja, el principal
cultivo del país, se encuentra en su apogeo.
Argentina es el mayor exportador mundial de aceite y harina de soja y el tercero de maíz.
La alta
conflictividad social en Argentina, donde son frecuentes los cortes de
calles y las manifestaciones por reclamos sociales, suele profundizarse
durante la celebración de las negociaciones salariales anuales, las
cuales comenzaron recientemente entre los gremios y las cámaras
empresarias.
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