El presidente Evo Morales, durante una rueda de prensa en La Paz.
AMÉRICA Las organizaciones Conamaq y CIDOB, ¿nuevos adversarios políticos del mandatario? El presidente boliviano mantiene un fuerte pulso con una asociación aymara y quechua
JAIME LÓPEZ Especial para EL MUNDO Buenos Aires
El presidente boliviano, Evo Morales, ha tropezado con la horma de su zapato: los movimientos indígenas. Desde diciembre, Morales mantiene un enconado pulso político con Conamaq, una asociación de comunidades aymara y quechua de la zona del Altiplano.
Y no es la única. Otra organización llamada CIDOB, que representa a las
34 comunidades indígenas del oriente del país (chiquitanos, ayoreos,
guarayos, guaraníes), también se han alineado contra el presidente
boliviano y su partido Movimiento Al Socialismo (MAS).
A principios de diciembre, una pelea entre estas dos facciones rivales terminó con la intervención de la policía en
la oficina de la organización en La Paz. Conamaq 'orgánica' protagonizó
entonces manifestaciones, protestas de calle y bloqueo de carreteras
contra el Gobierno boliviano. También amenazaron con boicotear el Rally
Dakar, la legendaria carrera de resistencia que por primera vez en su
Historia transcurría por el sur de Bolivia. Aunque luego desistieron
ante la fuerte presencia militar y las manifestaciones del ala enemiga.El
conflicto sufrió una nueva vuelta de tuerca el pasado 15 de enero,
cuando grupos violentos que apoyan al MAS irrumpieron en sus oficinas de
La Paz.
Presión, amenazas y conflictos
La situación es similar a los tres meses de presión gubernamental,
amenazas y pequeños conflictos que sufrió la organización indígena
CIDOB a finales de 2012, recuerda un reciente editorial del periódico
'Página Siete'. Entonces, su sede fue atacada por una escisión
progubernamental, liderada por Melva Hurtado, que ahora recibe
subvenciones y prebendas del Gobierno de Evo Morales a cambio de lealtad
política.
Líderes de Conamaq y CIDOB 'orgánico' denuncian
que el oficialismo quiere destruir la autonomía de las organización
civiles indígenas antes de las elecciones presidenciales de octubre de
2014. Para ello, el Ejecutivo fomenta de manera
arbitraria y autoritaria la división, la injerencia de los funcionarios
del MAS y el amedrentamiento, denuncian ambas formaciones. Por
su parte, Evo Morales acusa a estos movimientos de intentar destruir el
proceso de cambios en Bolivia y recibir dinero de ONG de Estados Unidos
y otros países con oscuras intenciones.
A finales de diciembre, el Gobierno boliviano expulsó a los
cooperantes de la ONG danesa IBIS por supuestas injerencias en política
interna y por financiar la división de las organizaciones Conamaq y
CIDOB. Este argumento también se usó el 1 de mayo de 2012, cuando
Morales anunció la nacionalización de una empresa eléctrica y echó del
país a los funcionarios de Usaid.
"Nos hemos cansado de tolerar la injerencia política de IBIS en Bolivia,
nos hemos cansado de tolerar que IBIS promueva el conflicto interno
entre las propias organizaciones de la Cidob, Conamaq", declaró en
diciembre el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, desde el
Palacio de Gobierno.
Divisiones internas
Las
divisiones internas en Conamaq y CIDOB ilustran cómo las relaciones
entre el Gobierno y los grupos indígenas se han deteriorado desde la
controversia del Parque Nacional TIPNIS. A principios de
2012, miles de personas marcharon por TIPNIS para detener la
construcción de una carretera que uniría los departamentos de Cochabamba
y Beni, pero que cortaría por la mitad este paraje natural.
El Gobierno de Bolivia dio un paso atrás y anunció la paralización de
las obras, pero desde entonces Evo Morales ha recibido fuertes críticas
por primar el desarrollo económico frente a cuestiones medioambientales.
En la agenda de Evo Morales figuran cuestiones como el desarrollo
agrícola en el sur del país, la ampliación de las tierras cultivables,
la explotación minera y maderera de algunos territorios indígenas, y las
continuas presiones de los fuertes sindicatos cocaleros del Chapare
para aumentar su área de cultivo.
Aunque
Evo Morales cuenta con un apoyo superior al 65% para su tercera
reelección en las presidenciales de octubre de 2014, las escindidas
organizaciones indígenas Conamaq y CIDOB, de corte más combativo y
beligerante, parecen llamadas a convertirse en susnuevos adversarios políticos.
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