Correo del orinoco /
Monserrat Sagot es una socióloga costarricense con un gran compromiso
con las luchas sociales. Tuve la oportunidad de conocerla a mediados del
2012 cuando visitó Venezuela, desde entonces mantengo una amistad
cibernética con esta aguerrida catedrática de la Universidad de Costa
Rica y activista feminista. Ella ha dedicado su trabajo como
investigadora a la violencia de género y discriminación de las mujeres,
publicando títulos como: La Ruta Crítica de las mujeres afectadas por
violencia intrafamiliar en América Latina: estudio de casos en 10
países, y Domestic Violence: Women ́s Way Out, entre otros.
Esta cercanía extraña que da el compartir ideales y perfiles en la Red, permitió esta entrevista.
¿Cómo se podría definir la violencia contra la mujer? La violencia
contra las mujeres es un problema social de gran magnitud, producto de
una organización social estructurada sobre la base de la desigualdad de
género, que afecta sistemáticamente a millones de mujeres en todo el
mundo. Esta forma de violencia puede ser entendida entonces como una
manifestación extrema de la discriminación y un arma letal para mantener
la subordinación de las mujeres. En ese sentido, es un componente
estructural del sistema de opresión de género.
La presencia o
amenaza real de violencia cotidiana ilustran cómo la opresión y la
desigualdad colocan a las mujeres en una posición de gran
vulnerabilidad. La violencia contra las mujeres es de hecho la piedra
angular de la dominación de género. Como lo plantea Lori Heise: “esta
violencia no es casual, el factor de riesgo es ser mujer. Las víctimas
son elegidas por su género. El mensaje es dominación: confórmate con tu
lugar”.
¿Esta realidad que experimentan las mujeres puede ser
resultado de "patologías" o características individuales o de
"situaciones extremas"" Las causas de esta forma de violencia no se
encuentran en las características individuales o "patológicas" de los
agresores, ni son casualidades. Esta forma de violencia no es un asunto
personal o privado. Aquí no caben los planteamientos individualizantes,
naturalizados o patologizados que tienden a responsabilizar a las
víctimas, a representar a los perpetradores como "locos", "animales" o
"fuera de control", o a concebir la violencia contra las mujeres como el
resultado de "problemas pasionales. " La violencia contra las mujeres
es un reflejo y una manifestación concreta de un sistema social y de
género profundamente desiguales.
Además de la violencia ¿Con qué
otros problemas se enfrentan las mujeres víctimas de violencia de
género? Hay mucha resistencia por parte de las comunidades, de las
instituciones sociales, etc. para abordar el problema específico de la
violencia contra las mujeres. Esto se ve reflejado no solo en la
naturaleza de las leyes y políticas aprobadas, sino también en la forma
en que operan las diferentes instancias encargadas de ofrecer servicios.
La mayoría de las instituciones estatales tiene un enfoque básicamente
asistencialista, desprovisto de una perspectiva de derechos y de una
visión articulada de proceso cuya meta sea la erradicación de la
violencia. En estos servicios se trata a las mujeres como
"beneficiarias" o "necesitadas de ayuda" o "víctimas" a las que hay que
atender o soportar como un favor y no como ciudadanas con derechos, a la
protección, al debido proceso, a la integridad, a la justicia y a vivir
libres de violencia. La información recopilada en los distintos países
apunta a que durante la tramitación de procesos, los funcionarios y
operadores de justicia incurren con frecuencia en desempeños
discriminatorios y sexistas, aplicando estereotipos y funcionando bajo
concepciones tradicionales, muchas veces, hasta forzando la conciliación
entre las partes por encima de la protección de los derechos humanos de
las mujeres. Asimismo, persiste una tendencia a minimizar los daños y a
definir la conducta de los agresores como una falta menor, o a proponer
el tratamiento psicológico como una pena alternativa. Estas prácticas y
concepciones institucionales ponen a las mujeres en una situación de
gran desventaja en sus familias, sus comunidades lo que fomenta la
impunidad y su revictimización por medio de la indiferencia, la
trivialización, los cuestionamientos y hasta la burla.
¿Se ha
avanzado en la lucha contra la violencia por género en el continente? En
los últimos 20 años se ha experimentado un avance importante en todos
los países de la región. La mayor parte de los países de América Latina y
el Caribe ha abordado la problemática de alguna manera. Se han aprobado
normas específicas o modificando legislaciones anteriores. Así como hay
avances en la elaboración e implementación de políticas públicas.
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