Por el Dr. Jorge Rojas
Hernández *
En la contienda
electoral presidencia de Chile, hoy ha triunfado Michelle Bachelet con un
62,16% contra la candidata de la derecha, Evelyn Matthei, con un 37,8%. Una
alegría para la Nueva Mayoría. Hubo fiesta en el país, aunque mas reservada que
aquella del retorno a la democracia, con su consigna "la alegría ya
viene" del año 1989. Un gran triunfo electoral que refleja el cierre de un
ciclo político en Chile.
En lo político significa el fin de la derecha
pinochetista/golpista/autoritaria/mercantilista mediante una derrota electoral
decisiva, que ellos mismos, sus representantes,
reconocen públicamente. Esta derrota en realidad es un producto genuino
de los movimientos sociales, especialmente del estudiantil, de los jóvenes que
supieron colocar en el centro de la sociedad y de la política los principales
problemas derivados del fascismo socioindividual desprotegido y desregulado del
mercado imperante en Chile y en otros países.
El mercado construyó en Chile un
sistema y orden social sin sociedad ni Estado. Produjo por la fuerza individuos
sueltos, desorganizados, llamados elegante y neoliberalmente
"emprendedores", emprendedores de sí mismo, responsables solitarios
de su propio destino. Michelle Bachelet, consciente o inconscientemente,
representa . gracias a su indudable carisma y cercanía - casi simbólicamente el
levantamiento popular contra esta gran frustración y estafa neoliberal.
Por
cierto no esta claro si ella y su coalición, la Nueva Mayoría (Concertación +
Partido Comunista) responderán con consecuencia y altura histórica, a las
grandes expectativas de la sociedad chilena, que incluye también a varios ex
dirigentes estudiantiles elegidos como diputados, entre ellos Camila Vallejo,
Giorgio Jackson, Karol Cariola y Gabriel Boric, símbolos de las movilizaciones
estudiantiles.
Finalmente, un país que ha crecido económicamente ejemplarmente
en las últimas décadas, muestra como también la sociedad y las personas crecen
en su consciencia y quieren construir otro país, uno que los incluya como
personas humanas y no solo como factores de productividad económica o como
indicadores de exportación.
No será fácil. Mejor dicho, será muy difícil lograr
los cambios. Retomar el viejo y largo sueño decimonónico de la lucha por la
igualdad, el progreso y la democracia social ciudadana en profundidad.
En su
discurso de triunfo Bachelet dijo a sus adherentes: "estamos aquí no para
hacer las cosas fáciles, sino las difíciles". Difícil es el camino que le
espera a ella y su gobierno. Que nos espera a todos. En su programa y en sus
discursos prometió cambios profundos: educación gratuita y de calidad (incluida
la universitaria, aunque el forma progresiva), reforma tributaria (para
financiar la reforma educacional, de la salud y otras), nueva Constitución
Política que reemplace a la de Pinochet neoliberal de 1980. Esto son sus tres
pilares de Gobierno, pero también habla de mejorar las miserables pensiones de
los jubilados, fortalecer la salud publica y la capacidad de negociación de los
trabajadores, mejorar la situación de la mujer discriminada, etc.
También está
el tema de una eventual asamblea constituyente en el ambiente, pero se ve con
menos posibilidades, aunque el tema seguirá madurando en la agenda publica y en
la sociedad civil. La Asamblea Constituyente podría relegitimar la política,
fuertemente desprestigiada y deslegitimada.
Lo que pase con el gobierno y la
sociedad chilena, será importante no solo para el país, también para America
Latina, la que se debate en una lucha por la igualdad, justicia y
profundización de la democracia.
En verdad, la clave de los avances hacia la
igualdad y la democracia, dependen de la conciencia ciudadana, de la capacidad
organizada de la sociedad civil, de los movimientos sociales capaces de
movilizar conciencias en torno a la felicidad de los pueblos y las
personas.
* El Dr. Jorge Rojas
Hernández, es Decano de la Facultad de Ciencias
Sociales Universidad de
Concepción Chile.
No hay comentarios:
Publicar un comentario