XINHUA
La trata de personas con fines de prostitución se ha convertido en un
negocio rentable en las zonas mineras de Perú, donde han hecho su
aparición campamentos de diversión, con jóvenes mujeres y licor, según
las autoridades peruanas.
La Policía Nacional, con la ayuda de agentes encubiertos realizan
periódicamente operativos para desbaratar este delito, que muchas veces
involucran engaños y secuestro de menores adolescentes que son captadas
por las redes criminales.
Según la policía peruana, uno de los lugares donde actualmente existe un
auge de este delito en la región amazónica de Madre de Dios, donde
existe una actividad económica altamente rentable con la extracción
ilegal de oro.
La Defensora del Pueblo adjunta para la niñez y la adolescencia, Mayda
Ramos, precisó que las menores de 15 a 17 años son trasladadas desde
comunidades rurales de la Amazonía peruana con engaños de que tendrán un
trabajo doméstico, pero terminan prostituyéndolas.
Uno de los factores que favorecen a esta actividad es la pobreza en la
que se encuentran muchas jóvenes en estas comunidades, situación que son
aprovechadas por las organizaciones criminales para reclutar mujeres
jóvenes.
Detalló que entre las localidades de donde proceden las mujeres, se han
identificado las regiones de Loreto, Ucayali, y las mafias se enfocan en
estas zonas porque irán a trabajar en Madre de Dios o la selva de la
región Cusco, donde el clima es tropical como en sus lugares de
procedencia.
Ramos precisó que una de las instituciones donde se deben reportar la
trata de personas es el Ministerio Público, sin embargo son pocos los
casos que se ventilan en esta instancia judicial debido al
desconocimiento de sus derechos de las víctimas.
Otroo de los problemas que enfrentan estas jóvenes es que, muchas veces,
cuando acuden a hacer las denuncias del engaño con que fueron traídas
de sus comunidades de origen algunas autoridades locales de Madre de
Dios no les hacen caso.
De acuerdo a la funcionaria, esta situación se agrava por los grados de
corrupción que existen en estas poblaciones donde los todo poderosos
mineros, con abundante dinero, producto de la extracción de oro, todo lo
pueden comprar.
En algunos casos, al no recibir respuestas en las autoridades locales,
algunas de estas víctimas de trata de personas acuden a la Defensoría
del Pueblo en busca de apoyo, donde se han registrado numerosas
denuncias sobre este flagelo.
Otra instancia donde tampoco han encontrado respuesta es en la instancia
judicial, que para colmo cuenta con un sistema operativo donde,
frecuentemente, se dilatan hasta la desesperación los procesos legales.
Según cálculos de las autoridades peruanas, en el emporio minero de
Madre de Dios, se calcula que deben existir alrededor de 2.000 a 2.500
mujeres dedicadas a la prostitución, muchas veces forzada, y con la
agravante de ser menores de edad.
Otra zona identificada con alta incidencia de trata de personas se
encuentra en la zona altiplánica de La Rinconada, en la región Puno,
fronteriza con Bolivia, ubicado a 1.540 kilómetros al sureste de Lima.
Patricia Figueroa, representante del Grupo Multisectorial Permanente
contra la Trata destacó la labor que llevan las autoridades peruanas con
escasos recursos para combatir este delito en contra de las mujeres.
Detalló que, actualmente solo cuentan con 145 mil dólares para hacer
frente a esta actividad criminal que cuenta con muchos recursos
económicos, porque este es un negocio millonario.
Figueroa sostuvo que como parte de las mejoras para hacer frente a la
trata de blancas, su entidad solicitará que se amplíe la partida para
2014 hasta por un 363 mil 636 dólares (alrededor de un millón de nuevos
soles).
Los cálculos de las autoridades peruanas dan cuenta que en la segunda
zona minera informal, La Rinconada, deben existir alrededor de 2.500 a
3.000 mujeres ejerciendo el oficio más antiguo del mundo, pero en
condiciones forzadas.
El director de la Organización No Gubernamental CHS Alternativo, Alberto
Arenas, sostuvo que en estas zonas mineras no hay ley ni orden, porque
se encuentran en lugares remotos del territorio peruano, por esa razón
la trata de personas es sinónimo de esclavitud por las condiciones
inhumanas que son explotadas estas mujeres.
Para el activista, las redes que controlan esta actividad económica,
hace ejercicio de las amenazas, la violencia física y sexual para
retener a las víctimas como si fueran mercancías.
También reiteró, la vulnerabilidad de las jóvenes que se encuentran en
situación de pobreza, porque son ellas las principales víctimas de estas
organizaciones, y las engañan ofertando supuestos trabajos bien
remunerados en zonas alejadas de sus comunidades.
Tanto la Policía peruana, como el Ministerio Público y las entidades
encargadas de garantizar los derechos de las víctimas en este país
coincidieron en que los grupos más vulnerables de caer en este red son
las mujeres de entre 15 a 25 años.
Precisaron que siete de cada 10 personas aceptan las falsas ofertas de
trabajo que por diversos medios utilizan las mafias encargadas de
reclutar a sus ocasionales víctimas para después esclavizarlas en los
remotos campamentos mineros.
La minería ilegal en Perú es un escenario apetecible para las
organizaciones criminales dedicadas a la trata de personas porque estos
emporios económicos generan alrededor de 3.000 millones de dólares
anuales.
Ante esta situación, el gobierno peruano ha decido a enfrentan de manera
total este problema con el combate frontal a la minería informal, a la
trata de personas, el blanqueo de dinero y otros delitos conexos que
giran en torno a la "fiebre de oro".
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