martes, 8 de octubre de 2013

Europa tras la tragedia de Lampedusa

AFP

La búsqueda de los cuerpos de los cientos de inmigrantes africanos víctimas de un naufragio proseguía el lunes cerca de la isla de Lampedusa, cuyos habitantes reclaman la ayuda de Europa frente a la constante afluencia de refugiados e indocumentados.
Los buceadores han recuperado 211 cuerpos y las autoridades temen que en el naufragio hayan muerto entre 300 a 360 muertos.

El lunes hacia el mediodía, los buceadores extranjeros recuperaron 17 cuerpos más, entre ellos cuatro mujeres, indicó el comandante Filippo Marini, responsable de la guardia costera.
“Hemos iniciado temprano la búsqueda de los cuerpos y queremos aprovechar el buen tiempo para terminar este lunes”, explicó Marini.

Equipos de buceadores buscan en la parte trasera de la embarcación antes de pasar a la estiba, donde se encontraban los indocumentados que habían pagado menos para entrar en Europa.

Ante la ola de indocumentados que han llegado en los últimos meses a Italia -cerca de 30,000 desde el inicio del año, cuatro veces más que en el 2012-, las autoridades italianas han convocado una reunión excepcional a nivel ministerial de los países de la Unión Europea (UE).

Italia acusa a la UE de eludir su responsabilidad en temas como la inmigración ilegal, un asunto delicado que muchos países evitan, frente al ascenso de partidos populistas, la mayoría xenófobos, que acusan a los emigrantes de la crisis y el desempleo.

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, visitará el miércoles la isla siciliana para “rendir homenaje” a las víctimas y manifestar personalmente su solidaridad con los habitantes de Lampedusa, quienes con escasos medios intentan acoger a los indocumentados.

En un comunicado, Barroso afirmó que la Comisión Europea, “respetando sus competencias”, ha tomado medidas concretas para encarar el asunto.

La frialdad de la Unión Europea, acusada por algunos sectores de inacción ante la posibilidad de modificar su política migratoria, tiene que ver con la complejidad de ese expediente políticamente explosivo, principalmente cuando se aproximan las elecciones europeas, a inicios del 2014.

Los países del sur de Europa (Grecia, Italia, España) exigen que se establezcan nuevos mecanismos para repartir los pedidos de asilo en todos los países, ya que las directivas del llamado Dublín II, de 2003, estipulan que la solicitud sea presentada en el primer país en que se ingresa.

Esos tres países son los más afectados debido a que son la puerta de entrada de miles de africanos que huyen de guerras y conflictos.

Otro problema es el de la vigilancia de las fronteras, que es competencia de Frontex, entidad creada en 2004, cuyo presupuesto anual no supera los 60 millones de euros, lo que es una “vergüenza”, según el jefe de la diplomacia francesa, Laurent Fabius.

En Italia, el gobierno de coalición de izquierda-derecha espera modificar la ley Bossi-Fini, aprobada durante el gobierno de Silvio Berlusconi, que considera la inmigración ilegal como un delito.

Según la ley italiana, los sobrevivientes de Lampedusa son delincuentes y deben ser juzgados con el mismo rigor que el tunecino de 35 años que ejercía como piloto de la barcaza en la que hicieron la dramática travesía desde el puerto de Misrata, en Libia.

Ali, uno de los rescatados, quien se encuentra en un centro de acogida de Lampedusa, confesó el dolor que siente.

“Mi familia y muchos amigos estaban en el barco. Es una experiencia tan dolorosa que no logro hablar”, contó el joven eritreo, quien quería huir de la dictadura.

El centro de acogida está lleno y las autoridades locales han agotado los medios frente a la emergencia.



Más de 1,000 emigrantes se encuentran hacinados en el centro de acogida (con capacidad para 250 personas) y algunos deben dormir al aire libre.

Sicilia sigue siendo meta de la ola de inmigrantes con la llegada de 363 sirios y egipcios este fin de semana, de los cuales 200 fueron salvados por una nave oceanográfica francesa y un buque holandés.



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