Ganador del concurso Telefilms Bicentenario El camino de los héroes,
el documental de Angueira y Glass recupera a un personaje
deliberadamente olvidado en la historia oficial, el cacique Modesto
Inacayal, humillado aun después de muerto.
Por Oscar Ranzani
El
cacique Modesto Inacayal fue uno de los últimos líderes de los pueblos
originarios patagónicos en resistir la autodenominada Conquista del
Desierto que, como se sabe, no fue otra cosa que un genocidio contra los
indígenas impulsado por el general Julio Argentino Roca. Una vez
apresado junto a miembros de su comunidad, Inacayal sufrió varios
traslados y terminó siendo confinado a la isla Martín García, donde
padeció –al igual que sus hombres– torturas y humillaciones. De allí lo
rescató el perito Francisco Moreno, que lo había conocido en uno de sus
viajes al sur, y pidió que lo llevaran, junto a su familia (eran más o
menos veinte integrantes) al Museo de Ciencias Naturales de La Plata,
que Moreno dirigía. Pero ese “rescate” fue un eufemismo, porque una vez
instalada en el museo, la familia fue obligada a trabajar en distintas
áreas (desde la construcción a la limpieza), y sus miembros comenzaron a
ser motivo de estudios antropológicos, mientras sus fotografías eran
exhibidas como si se trataran de objetos antes que personas. Y algo peor
aun: a medida que los integrantes de la familia de Inacayal iban
muriendo, sus cuerpos eran descarnados y sus esqueletos eran exhibidos
en las vitrinas del museo. De modo que el cacique “convivió” muchos años
con los restos de sus familiares.
Esta es la historia que cuenta
Inacayal, la negación de nuestra identidad, documental de Myriam
Angueira y Guillermo Glass, quienes eligieron el modelo “cabeza
parlante” para contar la historia de este líder originario. El film
tiene dos líneas de relato. Por un lado, el historiador Osvaldo Bayer y
un grupo de investigadores cuentan los aspectos más oscuros de la
versión oficial, que también implicó silencio. Esta es la parte más
didáctica de Inacayal ya que los intelectuales reflexionan de un modo
accesible para cualquier estudiante secundario que no conoce esta
historia. La otra línea del relato queda en boca de la comunidad
tehuelche mapuche a la que pertenecía el cacique retratado. Los
descendientes denuncian las injusticias padecidas en el pasado pero, a
la vez, sus voces sirven como un llamado de atención hacia el presente.
Preso primero en la isla Martín García, Inacayal luego fue “expuesto” en el Museo de La Plata.
El
film alcanza su pico de mayor intensidad cuando entran en escena
integrantes del Grupo Universitario de Investigación en Antropología
Social de la Universidad de La Plata (Guias), quienes relatan la
manipulación que hubo con el cuerpo de Inacayal, cuando en 1994 se
procedió a trasladar sus restos desde el Museo de Ciencias Naturales de
La Plata a la ciudad de Tecka, Chubut. Según una ley nacional, los
restos de aborígenes que formen parte de museos y/o colecciones deben
ser puestos a disposición de los pueblos indígenas y/o comunidades de
pertenencia que los reclamen. Sin embargo, Guias descubrió en 2006 que
el cerebro y el cuero cabelludo del cacique permanecían en el museo; de
modo que la restitución no sólo fue incompleta, sino también ilegal.
Este hecho no hace otra cosa que demostrar que, aun sin vida, los
miembros de los pueblos originarios fueron tratados como objetos.
Como
contracara del buen trabajo recogido en los testimonios, los relatos de
los investigadores con los de las comunidades originarias no están del
todo sólidamente entrelazados, como si se tratara de dos películas que
van en paralelo. Por otra parte, Inacayal, ganador del concurso
Telefilms Biecentenario El camino de los héroes, debe ser visto como una
producción más televisiva que cinematográfica. Aun con estas
observaciones, el trabajo emprendido por Angueira y Glass es sumamente
valioso en la medida en que cuenta una historia que no figura en los
manuales escolares. Y, en ese sentido, le quita el velo de oscuridad que
encerraba la historia del cacique Inacayal, proponiendo, en cambio, la
recuperación de la memoria histórica, ubicando a este héroe olvidado en
el lugar donde siempre debió estar: el de la dignidad frente al
avasallamiento de su identidad originaria.
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