Compañeras y compañeros:
Me parece oportuna una aclaración de mi
parte en relación a la reiterada insistencia del gobierno en tratar de hacer
creer que yo firmé, cuando era ministro de Energía y Minas, la autorización
para explotar el ITT. Algo totalmente alejado de la verdad.
Sabemos
cómo actúa este gobierno. Su principal órgano de represión y amedrentamiento es
su aparato de propaganda. Y una de sus herramientas más utilizadas es la
sabatina presidencial, en donde el presidente asume el papel de “Jupiter
tonante”.
No
hay duda que existe mala fe cuando el propio presidente Rafael Correa afirma
que Alberto Acosta, cuando era ministro Energía y Minas, firmó un convenio con
PDVSA para explotar el ITT.
Hay
que saber que Correa conocía los convenios que se suscribieron en materia energética
con Venezuela. Estos acuerdos de cooperación se firmaron por parte de los
ministros del ramo durante la reunión bilateral que sostuvieron los presidentes
de Ecuador, Rafael Correa, y de Venezuela, Hugo Chávez Frías, luego de haber
culminado la sesión de debate de la I Cumbre Energética Suramericana, el martes
17 de abril del 2007. En la ceremonia de firma de los documentos entre los
países, en la que participaron Correa y Chávez, como se lee en la nota del
gobierno venezolano [1], los mandatarios manifestaron su firme intención y
disposición de ampliar cada vez más las relaciones y el intercambio en materia
energética, y trabajar mancomunadamente para el desarrollo de la región.
El
acuerdo para la Instrumentación de la Cooperación en el Sector Energético tenía
el propósito de desarrollar varios proyectos conjuntos en el área de
hidrocarburos, gas y electricidad. En
dicho acuerdo, las partes, a través de sus respectivos entes ejecutores, se
comprometieron a realizar conjuntamente los ESTUDIOS que sean requeridos para
la ejecución de una lista de proyectos enumerados en dicho documento,[2] previo
el cumplimiento de los requerimientos pre-contractuales requeridos en la
legislación de cada país.
En
el marco de este acuerdo amplio se suscribió otro convenio específico para la
realización de un estudio de cuantificación y certificación de las reservas de
los yacimientos existentes en el campo Ishpingo, Tambococha y Tiputini (ITT),
de Ecuador,[3] nada más. De esta manera se dejó sentado el real objetivo de
esta cooperación en este punto. Cabría anotar que la firma de este convenio
desarmó la intención del presidente de Petroecuador de la época, quien estaba
empeñado, incluso en contra de lo que disponía la ley, a entregar lo antes
posible la explotación del ITT a un consorcio de empresas china, brasilera y
chilena.
La
determinación de las reservas existentes era una tarea necesaria tanto para
poder cristalizar la opción A: dejar el crudo en el subsuelo a cambio de una
contribución internacional, o la opción B: extraer el crudo. Era indispensable
contar con cifras confiables para poder proceder en el ámbito internacional con
la promoción de la iniciativa Yasuní-ITT.
Igualmente es bueno recordar que el
gobierno venezolano había propuesto a varios países de la región la posibilidad
de explotar conjuntamente los campos petroleros del Orinoco. Así, en dicha
ocasión, en lo que respecta al proyecto conjunto de la Faja Petrolífera del
Orinoco, se acordó también la realización del estudio de cuantificación y certificación
de las reservas de los yacimientos existentes en el bloque 5 del área Ayacucho
de la Faja Petrolífera del Orinoco, en el estado Anzoátegui.
Sobre
mi posición frente a la Iniciativa Yasuní-ITT creo que no necesito aclarar nada
en particular, pero estoy dispuesto a hacerlo si alguien lo requiere. Mi
proceso de concienciación en relación a la importancia de la Amazonía es
conocido.
Mi
posicionamiento a favor de la Iniciativa Yasuní-ITT, concebida inicialmente
como moratoria petrolera, surgida desde la sociedad civil -dentro y fuera del
Ecuador-, antes de que Rafael Correa llegue a la Presidencia, es el producto de
múltiples aproximaciones al tema del desarrollo y a la Amazonía misma. A más de
varias visitas turísticas en mis primeros años de vida, recuerdo la posición
que tuve sobre la Amazonía como fuente de recursos naturales, en tanto
funcionario de nivel directivo de la Corporación Estatal Petrolera Ecuatoriana
(subgerente de comercialización y antes asistente ejecutivo de la subgerencia de
planificación, a inicios de los años ochenta).
En
este tránsito, que incluye una posición que defendía prácticas extractivistas,
fui asumiendo definiciones y acciones ecologistas, que son las que me
permitieron defender desde dentro del gobierno la Amazonía, posición que ya la
había asumido años atrás.
Con
un cordial saludo,
Alberto
Acosta
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