domingo, 25 de agosto de 2013

En Brasil se devalúa el real y sufre la economía argentina

Por Eleonora Gosman

El dólar pasó de 2,1 reales en mayo último a 2,37. Desde enero subió 16,4%. Puede ser el inicio de un ciclo de valorización de la divisa. Esto mejora el comercio de Brasil, pero afecta el de nuestro país.
“Quien apueste a la suba del dólar puede perder”, declaró el jueves último el ministro de Hacienda de Brasil, Guido Mantega. En la misma línea, un día después, el titular del Banco Central, Alexandre Tombini, repetía ese mantra.

Fue después de una semana de turbulencias que llevaron el valor del real a su nivel más bajo desde diciembre de 2008, en el momento de auge de la debacle financiera internacional. Ambos funcionarios se empeñaron en explicar que el alza de la moneda norteamericana “es excesiva y pasajera”. El billete saltó de los 2,12 reales de mayo a 2,45 el jueves pasado, para cerrar apenitas abajo 2,37. Acumula ya un alza de 16,4% desde enero.     

“Creo que puede volver a un nivel menor”, arriesgó el ministro aunque sin mucha convicción. A los oídos argentinos, de quienes ya eran adultos en 1981, la frase de Mántega recuerda una célebre e infeliz frase del ex ministro Lorenzo Sigaut –“El que apueste al dólar pierde”– lanzada horas antes de una mega devaluación. La comparación debe permanecer apenas en el terreno de la memoria. El viernes, el gobierno brasileño se apresuró a indicar que dispone de entre US$ 55.000 y 60.000 millones hasta fin de año para “dar confianza a los operadores”.

Ya anticipó que se licitarán diariamente US$ 500 millones en swaps, contratos que fijan el cambio a una fecha futura y que son comunes entre las empresas de comercio exterior. Pero también habrá disponibilidad de la divisa todos los viernes por US$ 1.000 millones cada vez. Tanto el Banco Central como el ministerio admiten que esa estrategia tendrá un costo: bajarán las reservas que llegan a US$ 374 mil millones. Pero afirman que será temporal.
¿Estas decisiones son una vacuna contra nuevas devaluaciones? Algunos economistas brasileños creen que no.

Recuerdan procesos anteriores, como el ocurrido en 2002, cuando intervenciones diarias del Central no evitaron que el dolar rozara los cuatro reales. Para el ex director del BC, Luis Eduardo Assis, “el objetivo de las medidas fue reducir el componente especulativo. Pero no altera la tendencia a la valorización de la divisa estadounidense”. Luciano Coutinho, presidente del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social, admitió que “muy probablemente estemos entrando en un ciclo duradero de valorización del dólar.
Pero eso tiende a crear a mediano plazo condiciones más favorables para nuestra competitividad”. 

Según Coutinho, el desafío en el corto plazo es “estabilizar la volatilidad cambiaria” para evitar que presiones inflacionarias.

La inflación anual llegó en julio a 6,15%. Ese valor es muy próximo al techo de tolerancia establecida para este año por el Banco Central, que es de 6,5%. Para economistas de la Fundación Getulio Vargas, como André Braz, hay un componente “importante” de la suba del dólar en los ajustes de precios de productos esenciales de la canasta familiar como la leche, el pan, los huevos, etc. De acuerdo con el Indice de Precios al Consumidor, el pan subió 13,8% en los siete primeros meses del año.

 Estos aumentos impactan directamente en la capacidad de consumo de las familias con ingresos más bajos. En verdad, todo esto lleva a algunos especialistas como Luiz Gonzaga Belluzzo a reflexionar que el ciclo económico brasileño “apoyado en el consumo y sostenido por los precios de las commodities y por el cambio valorizado pudo sobrevivir a la crisis de 2008. Pero sus fuerzas se vienen extinguiendo desde hace tres años”. Para esto hay salida, afirma: consiste en aumentar la inversión pública en infraestructura—hoy es 4,5% del PBI—y que, según el economista, es “muy modesta”. Subraya que el total de la inversión (estatal más privada) representa 18% del PBI; “la menor tasa entre los países que constituyen el BRIC´S” (Brasil, China, Rusia, India y Sudáfrica).

Justamente, dos de estas naciones, India y Sudáfrica, fueron incluidas junto a Brasil en un grupo de cinco países emergentes con bases económicas más frágiles. Los otros dos son Turquía e Indonesia. De acuerdo con el banco Morgan Stanley, “tienen en común monedas vulnerables a los cambios de la economía mundial”. Por el lado de la economía “real”, las cosas no brillan. Según ejecutivos de las automotrices mundiales, la performance de sus filiales en Brasil comienza a reducirse.

 Es por un proceso combinado de desaceleración productiva, por “cansancio” del mercado y los menores ingresos en euros o dólares de las matrices, por cuenta de la devaluación del real. Otra consecuencia nada despreciable para los argentinos es el sector del turismo, muy sensible a la variación del dólar. Los paquetes de fin de semana a Buenos Aires aumentaron, en media, casi 40%.



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