El sur de Europa celebró el Primero de Mayo con diversas
movilizaciones contras las políticas de austeridad y en demanda de otras
que estimulen la creación de empleo. Además de España, países como
Grecia, Francia, Italia, y Portugal convirtieron el día del trabajador
en un clamor contra la desigualdad y las elevadas tasas de paro que
soportan. Todos superan la media europea (10,9%), y en algunos de ellos
se alcanzan cotas dramáticas.
Es el caso de Grecia, con un índice de paro que, al igual
que España, rebasa el 27%. Allí la protesta tomó forma de huelga
general, algo que se ha convertido en triste rutina para un país
asfixiado por los recortes impuestos por la troika (Comisión Europea,
Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional). Dado que el
Gobierno griego había trasladado la festividad del Primero de Mayo al
próximo día 7 -por coincidir con la Pascua ortodoxa-, los sindicatos
decidieron convocar un paro total.
Sin embargo, el seguimiento no fue homogéneo. Portavoces
sindicales manifestaron que fue «bueno» en la Administración Pública, el
transporte marítimo -que quedó interrumpido entre las islas-, la
industria o la banca, mientras que en el comercio apenas se dejó notar.
Unas 13.000 personas, según la policía, se manifestaron en Atenas y
Salónica.
La fiesta del trabajador llegaba a Grecia días después de
que el Parlamento del país aprobara -a instancias del Gobierno de
Andonis Samaras y la troika- una nueva batería de recortes ligados a la
obtención del siguiente tramo del rescate financiero. Una de esas
medidas consiste en el despido de 15.000 empleados públicos hasta
finales de 2014.
Portugal, contra la troika
Portugal, otro de los países más castigados por la crisis,
fue escenario de protestas fundamentalmente dirigidas a la troika. En
Lisboa, miles de manifestantes portaban pancartas en las que se podía
leer '¡Fuera troika!', '¡FMI go home!', o 'La troika no me ayuda, me
roba'.
En Francia, donde aumenta la impaciencia frente al aumento
del desempleo un año después de la llegada al poder de un gobierno de
izquierdas, las dos principales centrales sindicales, la CGT y la CFDT,
que no están de acuerdo sobre la respuesta a dar a la crisis, marcharon
de forma separada. «Hay un fuerte descontento que debe expresarse»,
declaró Thierry Lepaon, líder de la CGT.
En Italia, decenas de miles de personas se movilizaron para
pedir al Gobierno que actúe contra el paro, la política de austeridad y
la evasión fiscal. La mayoría de las marchas fueron pacíficas, aunque
algunos manifestantes en Turín arrojaron huevos rellenos con pintura
negra contra la policía. El presidente de la República, Giorgio
Napolitano, alertó a los sindicatos sobre la «urgencia del trabajo» y
les emplazó a que actúen «unidos a las empresas».
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