Ma. Fernanda Solíz *
Del nuevo desorden mundial: la geopolítica de los recursos
naturales ha definido una nueva estructura de control, las
multinacionales extractivas y agroindustriales por sobre los Estados
Nacionales. Una nueva colonialidad escondida en un discurso de falsas
soberanías. El ejemplo más satírico e ilustrativo lo encontramos en el
emotivo discurso por la soberanía de las islas Malvinas de la presidenta
de Argentina Cristina Kirchner ante el Comité de Descolonización de la
ONU en junio del 2012. A los pocos minutos de esta discursiva, incluso
elogiada por su homólogo Venezolano, en el salón contiguo, Cristina
firmaría un contrato con Monsanto para el cultivo de soya transgénica
entregando toda la Patagonia a la multinacional.
Por un lado, el control legitimado por Estados establecidos como garantes de concesiones multinacionales, que en nombre de la importación de tecnología responsable, disponen su aparato de seguridad a los intereses de las empresas llegando en el mejor de los casos a negociar porcentajes miserables de regalías. A esto le llamamos colonialidad tecnológica, los países del sur estamos encadenados y enamorados de las fuerzas tecnológicas destructivas del norte, la tecnología es el nuevo Dios.
A los nuevos amos del mundo no les importan los pronunciamientos pseudo-revolucionarios y soberanos porque saben que al final, mantienen el dominio de los recursos, de los medios de producción y de la fuerza de trabajo. Para validar estas prácticas se han generado nuevos términos que dan el carácter de justicia al saqueo: la responsabilidad social empresarial, la articulación público- privada, la privatización de servicios, las prácticas de subcontratación y tercerización.
Si esto no funciona, siempre es posible el control por guerra declarada, en el que pese a tratarse de genocidos masivos, se los disfraza con argumentos de invasiones humanitarias para ayudar a países de “salvajes” a solucionar sus crisis de gobernanza. Nuevamente la objetivación del tercer mundo, y el fortalecimiento de un imaginario de salvadores que se autoasignan el derecho de intervenir, de juzgar y de decidir.
Del imaginario de los otros
Los objetivación del otro: desde el populismo o desde la descalificación, las respuestas por ende se sortean entre los bonos de desarrollo y la criminalización.
Los Estados mantienen economías dependientes de pago por servicios (generalmente de empresas privadas nacionales y multinacionales o del crecimiento desmesurado del aparato estatal), por ende un porcentaje importante de la población se sortea entre el desempleo y el subempleo para lo que se requieren grandes bonos y subvenciones. Por lo general se trata de medidas paliativas y tapabocas, sin iniciativas estructurales de redistribución de tierras y de medios de producción. Se mantiene la misma estructura de venta de fuerza de trabajo en lugar de promover procesos productivos comunitarios.
En este contexto, el proceso Ecuatoriano se enmarca dentro de la misma lógica de retroceso tanto en el discurso como en la praxis. Con un inicio de proyecto democrático ampliamente inclusivo, apoyado por el movimiento indígena, los sectores populares, sindicatos y organizaciones, movimientos ecologistas, feministas, etc., hoy en día estos mismos actores son, en palabras del presidente, los principales enemigos de la revolución ciudadana.
Asistimos a un proceso cada vez más dictatorial, que sin reparos condensa y controla los tres poderes y a esos suma el control del Consejo Nacional Electoral e incluso el quinto poder creado para fiscalización y veeduría (Consejo de Participación Ciudadana).
Un crecimiento sin precedentes del aparato estatal, la creación de nuevas estructuras ministeriales y la construcción de una fidelidad acrítica enfermiza de todos los funcionarios. Está prohibido disentir y cuestionar. Poco a poco la diferenciación entre partido político y Estado es indisoluble, ha llegado a confundirnos. La exigencia de contribuciones económicas periódicas a funcionarios públicos para actividades de respaldo al régimen, la invasión agresiva de una campaña promocional que tampoco diferencia Estado de partido, la descalificación frontal e insultante a cualquier opositor son características estructurales de la estrategia propagandística del gobierno.
El endeudamiento masivo con la República de China, la venta anticipada de recursos, la concesión de selvas y cordilleras a empresas de extracción minera, petrolera y la entrega de proyectos hidroeléctricos, ha hipotecado, por 15años de ingreso de regalías (es el período estimado tanto en petróleo como en minería, satíricamente, el final del proceso de extracción petrolera coincidirá con el de la explotación minera), al menos un centenar de años de contaminación de los ecosistemas.
Con la décimo primera ronda petrolera se esperan sacar a licitación 18 bloques en las provincias de Pastaza, Morona Santiago y Zamora Chinchipe, al mismo tiempo la nueva política minera del Ecuador ha entregado 1764 concesiones correspondientes a 97518 hectáreas. El ingreso de regalías para sostener un modelo extractivista significaría la hipoteca vitalicia de fuentes de agua y ecosistemas, enfermedades degenerativas en los pobladores, pérdida de soberanía en las comunidades, dependencia tecnológica, agudización de economías de pagos por servicios, encadenamiento laboral, desarraigo comunitario, militarización, control territorial: destrucción masiva
Y ojo, las actividades extractivas, sumadas especialmente al monocultivo de palma, al desarrollarse fundamentalmente en territorios de frontera, están directamente ligadas con otros actores: narcotráfico y grupos armados regulares e irregulares. Desde el conflicto en Angostura e incluso mucho antes, son varias las pistas sueltas que visibilizan una relación nada ingenua entre el gobierno ecuatoriano y los grupos irregulares armados. No son pocas ni casuales las denuncias realizadas por pobladores de frontera norte de estrategias de reclutamiento en las escuelas y colegios, reuniones secretas o alianzas entre militares ecuatorianos y paramiliatares colombianos. Hoy, las zonas fronterizas en Esmeraldas y Sucumbíos son zonas de conflicto armado apoyado por un silencio cómplice del gobierno.
Ante la entrega descarada de nuestros territorios, cualquier muestra de organización, defensa, resistencia y oposición es calificada como acto de terrorismo y sabotaje. Los terroristas latinoamericanos son indígenas y campesinos defensores del agua, de la soberanía territorial quienes demandan el real cumplimiento de sus derechos constitucionales a la Consulta Previa Libre e Informada, de los Derechos de la Naturaleza y de los Pueblos Indígenas y la puesta en vigencia del mandato Minero emitido por la Asamblea Nacional Constituyente. En total, cerca de 200 líderes campesinos e indígenas enfrentan procesos penales por defender sus territorios de esta embestida extractivista.
Las últimas declaraciones del presidente llegan al extremo, descalifican la constitución, la asumen como un error romántico y ponen en evidencia el cambio de era, ya ni siquiera se intentar construir un discurso progresista, la constitución del Buen Vivir se insulta como un impedimento al ingreso de transgénicos, a la agroindustria masiva y al extractivismo salvaje… De regreso al desarrollo….
Finalmente se potencia una concepción hegemónica de la educación, centrada en los mismos estándares tecnocráticos de formación por competencias, la educación orientada al desarrollo y la productividad a las sub y microespecializaciones, acrítica, carente de procesos de formación política e histórica permiten sostener el control sobre el pueblo. El país necesita técnicos, ciudadanos que obedezcan, el gobierno pensará por ellos.
Y ¿cómo se sostiene entonces este proceso? La ecuación es sencilla, políticas amplias de bonos e incentivos, estrategias propagandísticas sin precedentes, inversiones sintomáticas (en lo visible obras de cemento), construcción de una estructura de respaldo vertical, jerárquica y acrítica, criminalización de la resistencia y de la protesta social: la receta de las dictaduras, SEMBRAR EL MIEDO.
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