Por: Alfonso Wieland
Fausta es una mujer joven, quechua-hablante, indígena. Su madre fue violada
durante
el conflicto armado que sufrió el Perú en las décadas de los 80 y 90.
Fausta sufre una enfermedad extraña mediante la cual el miedo y el
sufrimiento de su mamá abusada, les fue transmitido a ella a través de
la leche materna con la que la alimentó. En la película titulada “La
teta asustada” (nombre también de la supuesta enfermedad) no se
menciona cuando ni quien fue el autor de esa violación. Fausta tiene que
lidiar con sus miedos, traumas y recuerdos, pero además con su
androfobia. Fausta teme vivir, atormentada por este pasado que le marcó
aun antes que naciera.
La Comisión de la Verdad y Reconciliación
peruana (CVR) ha logrado identificar 538 violaciones sexuales en los
años del
terrorismo, de las cuales se responsabiliza de 449 violaciones a los
agentes del Estado y 69 violaciones fueron adjudicadas a los grupos
terroristas, particularmente Sendero Luminoso (SL). Sin embargo, 7,426
mujeres –según la CVR –fueron víctimas de desapariciones, torturas y
ejecuciones extrajudiciales. Es muy probable que un porcentaje alto de
esas personas también haya sido víctimas de violaciones sexuales. En
nombre de la revolución maoísta o de la defensa de la democracia se
cometieron estos actos execrables.
Pero no es una historia cerrada. Hoy en día en el mundo, en nuestros países la
práctica de abuso de poder contra las mujeres aún continúa. Quisiera mencionar dos casos recientes.
El
primero ha ocurrido en Bolivia. El asambleísta por Chuquisaca, Domingo
Alcibia Rivera fue captado por las cámaras de seguridad del recinto
legislativo, forzando a una empleada de limpieza para mantener
relaciones sexuales con ella.
Al parecer, la empleada se encontraba en estado de ebriedad. Se dice
que es una costumbre en no pocas dependencias públicas bolivianas, que
cuando se conmemora alguna fiesta nacional, se inaugura una obra o
simplemente se celebra el cumpleaños de algún alto funcionario, el licor
abunda y adrede las empleadas son alcoholizadas para luego abusar de
ellas. Pero no estamos hablando aquí de cualquier persona.
Alcibia
representa a un hombre de origen indígena que gracias al partido
gobiernista MAS se ha convertido en un legislador. Un acto
revolucionario en un país donde los indígenas fueron históricamente
relegados y sometidos a crueles tratos. Este mismo hombre es capaz de
imponer su poder para violar a una mujer humilde, pobre e indígena. Esta
triple victimización se ha convertido en pan de cada día para muchas
mujeres en varios países del continente.
Un reciente informe de la
Organización Panamericana de la Salud (OPS) advierte de los
altos índices de violencia contra las mujeres en la región. Así pues,
más de la mitad de las mujeres bolivianas han sufrido violencia
doméstica en algún momento de su vida. El 25,5% de las bolivianas
denunció haber sido víctima de violencia física o sexual en el
transcurso de 2008, año en que se realizó el estudio.
La otra
historia atañe al Perú. Un reciente informe periodístico ha develado que
un mediático pastor evangélico, José Linares Cerón, defensor a ultranza
de la familia, los valores morales y acérrimo opositor a los derechos
de los grupos homosexuales, habría sido denunciado en el año 1996 por
haber abusado sexualmente de una niña de 17 años y también de
tocamientos indebidos a distintas jóvenes que asistían a la iglesia que
entonces pastoreaba. No solo eso, la adolescente quedo embarazada, nunca
reconoció a su hija y por el contrario, mantuvo amenazada a su familia.
El Sr. Linares es miembro de la denominada
Colación Pro Familia Internacional (CIPROFAM), organización que se
irroga una suerte de autoridad espiritual para “moralizar la sociedad”.
La
revolución para ellos es enfrentarse contra liberales, comunistas y
homosexuales que, en su criterio, quieren destruir el modelo de familia
“bíblico”.
Casi al finalizar la película “La teta asustada” un tío de Fausta pretende asfixiarla.
Ella
se defiende con todas sus fuerzas y él llorando le dice: "No ves como
sí quieres Vivir!!"... "No ves como quieres seguir viviendo!!" y termina
diciéndole "Fausta,.. No te dejes morir".
Si los supuestos revolucionarios y los falsos profetas disfrazan sus miserias y
abusos
contra las mujeres, de un ropaje ideológico o religioso o de la lucha
por un bien mayor, hay que quitarles esa careta y develar su rostro
asustado, asustados por la inconsecuencia de sus actos. Por supuesto,
esto para nada descalifica la lucha por la afirmación de la
vida, la familia, lo honorable, lo justo, que distintos sectores
sociales y personas, muchos cristianos entre ellos, realizan a diario.
Como a Fausta hay que afirmar en las mujeres, que estos actos tan indignos, no
deben
apagar sus ganas de vivir, porque Dios está presente en su sufrimiento.
A las hijas no reconocidas, a las mujeres maltratadas, a los niños
abusados, hay que apoyarles con nuestras oraciones, nuestro respeto,
nuestras voces y manos alzadas para procurar que se haga justicia.
Nuestro abrazo sea siempre para cuidarlas, no exponiéndolas ni
estigmatizándolas. Todos quienes nos decimos humanos, deberíamos hacer
un compromiso real para desterrar para siempre de la política, la
religión, la familia, el trabajo, aquello que aplaste y anule la
dignidad de las mujeres.
Y a los jueces y autoridades deberíamos recordarles su responsabilidad moral y
legal, exigiéndoles que la justicia no llegue tarde, sino oportunamente, como
agua que refresca la sed de vivir sin sustos, sin violencias, en libertad, en paz.
“La
teta asustada” (2009) es una película peruana dirigida por Claudia
Llosa. El film fue nominado al Oscar y ganó el prestigioso premio “Oso
de Oro” del Festival de cine de Berlín.
Lima, 25 de enero 2013
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