jueves, 28 de febrero de 2013

Estos son, aquí están… Cuando el movimiento social marca la agenda política


Por:  Verónika Mendoza
Congresista de la República

Tambogrande, Tía María, Bagua, Conga, Espinar, etc., han hecho correr mucha tinta, o rebotar muchos twitts, según el caso. Y las lecturas que se han hecho de estos procesos han sido diversas. Lo cierto es que detrás de estos topónimos hay movimientos sociales cuya principal plataforma ha sido la defensa de los recursos naturales. Movimientos sociales que han revelado los límites de un modelo de desarrollo basado en la extracción de materias primas, que genera graves impactos sociales y ambientales y sin embargo mantiene una débil institucionalidad estatal concebida con un criterio que prioriza lo económico en desmedro de lo social y lo ambiental, cuya balanza se inclina fácilmente a favor de los intereses empresariales en perjuicio de las poblaciones que se ven afectadas por los impactos de los proyectos extractivos.
  
A pesar de ello, y a pesar de la invisibilización o la represión y criminalización por parte del gobierno, estos movimientos sociales han planteado sus “plataformas de lucha” con tanta fuerza y persistencia que han logrado colocar  temas en la agenda nacional y el gobierno se ha visto obligado a recogerlos. En algunos casos lo han empujado a plantear reformas institucionales. Aunque a veces sean demasiado tímidas o vengan “con trampa”, constituyen avances que son, en buena cuenta,  logro de los movimientos sociales.

Procesos como los de Tambogrande o Bagua aceleraron las condiciones para la aprobación de la Ley de consulta previa. Los procesos de Tía María, Majes Sihuas o Conga revelaron las deficiencias del sistema de certificación ambiental (la aprobación de los famosos Estudios de impacto ambiental). El actual gobierno tuvo que constituir una Comisión multisectorial para proponer una nueva relación con las industrias extractivas. La primera propuesta de esta comisión ha sido la creación del Servicio nacional de certificación ambiental (SENACE), una entidad adscrita al Ministerio del ambiente que sería la encargada de aprobar los estudios de impacto ambiental. Aunque la propuesta tenga algunas deficiencias y sea más “tímida” que  otra anteriormente aprobada en la Comisión de pueblos indígenas, ambiente y ecología del Congreso, no hay duda de que constituye un paso positivo.

En Espinar se ha evidenciado que los monitoreos ambientales participativos no garantizan la credibilidad necesaria por falta de mecanismos de verdadera participación, transparencia y de análisis integral de resultados. Del proceso en curso de Espinar se derivarán sin duda importantes reformas institucionales en esa materia.

Otro tema que ha sido puesto en la agenda política por los movimientos sociales es el del “derecho al agua”. El gobierno ha presentado como iniciativa suya el reconocimiento del derecho al agua como derecho constitucional. Pero dos cosas vienen a matizar su triunfalismo. La primera es que la propuesta ya fue presentada por varios congresistas a raíz de la Marcha del agua de febrero pasado. La segunda es que la propuesta no recoge verdaderamente lo que el movimiento social ha estado exigiendo. Y es que el gobierno ha planteado el tema del agua desde un enfoque consumista. En cambio, el movimiento social lo ha hecho desde un enfoque integral, ecosistémico. El gobierno habla de reservorios como garantía de agua, el movimiento social plantea la protección de las fuentes de agua naturales y la biodiversidad que garantizan.

En esa línea, Bolivia y Ecuador han avanzado en reconocer en sus Constituciones no solamente el derecho al agua sino que han incorporado una perspectiva más integral y más intercultural, llegando a reconocer incluso los derechos de la naturaleza. Así, la Constitución ecuatoriana le reconoce a la “Pachamama” el “derecho a existir, a perdurar, mantener y regenerar sus ciclos vitales (…)”. En Bolivia se ha aprobado incluso la “Ley de derechos de la Madre Tierra” donde ésta es definida como “el sistema viviente dinámico conformado por la comunidad indivisible de todos los sistemas de vida y los seres vivos, interrelacionados, interdependientes y complementarios, que comparte un destino común”. Concepciones que van mucho más allá de simples reservorios.

Esta propuesta implica un enfoque integral, ecosistémico e intercultural. E implica, sobre todo, una concepción ética pues no se trata solamente de pensar en el agua suficiente para el consumo inmediato sino pensar también en el agua que debemos preservar para las generaciones futuras.
--
Cecilia Nieto Bromley
Prensa y Comunicaciones
Despacho Congresista Verónika Mendoza Frisch
Teléfonos: 3117916 anexo 6563
9879-61053 / 9899-15120  


   "El hombre es hombre y el mundo es mundo, en la medida que ambos se encuentran en una relación permanente, el hombre transformando al mundo sufre los efectos de su propia transformación”
                                                                                            Paulo Freire




No hay comentarios: