Alemania es el país con mejores avances: el desempleo cayó de 7,1% en 2011 a 6,8% en 2012. / EFE
En los 27 países de la Unión Europea (UE) había más de 26 millones de personas sin trabajo en noviembre. Esto equivale al 10,7% de la fuerza de trabajo, según Eurostat, la oficina de estadística comunitaria. Las tasas de desempleo ajustado para la Eurozona y la Unión Europea aumentaron significativamente con respecto a hace un año, cuando eran de 10,6% y de 10%, respectivamente.
Los países golpeados por la crisis (Grecia, España, Chipre y Portugal) tuvieron los aumentos más grandes en el desempleo, en contraste con 2011. La desocupación entre los jóvenes también aumentó y llegó a aproximadamente 24% en la Eurozona y la UE.
El desempleo en España llegó al 26,6% en noviembre, frente a 26,2% en octubre y 23% hace un año. Entre quienes tienen entre 15 y 24 años, la tasa aumentó a 56,5%. Las cifras que publicó el Ministerio de Empleo de España la semana pasada sugerían que hubo una ligera caída en diciembre, aunque esto probablemente reflejaba un alza temporal en el sector de servicios a causa de la Navidad.
La mejora en los mercados financieros y los pronósticos que se hacen de los indicadores económicos han dado lugar a la esperanza de que la etapa más aguda de la crisis de la deuda soberana en Europa pudiera terminar pronto. Sin embargo, la economía de la región se mantiene en un equilibrio precario.
Se espera que la reunión del jueves del consejo de gobierno del Banco Central Europeo, que fija las tasas de interés, las mantenga en 0,75%, según una encuesta entre economistas de Bloomberg y Reuters. No obstante, es probable que haya discusiones en torno a si son necesarios más estímulos.
La Comisión Europea también publicó su encuesta mensual de confianza de empresas y consumidores, que mejoró en diciembre y por segundo mes consecutivo, pero que se mantuvo muy por debajo de su promedio a largo plazo.
“Mientras la crisis de la deuda ha seguido amainando, el pronóstico económico de la Eurozona sigue siendo muy débil”, dijo en una nota Jonathan Loynes, economista principal de Capital Economics.
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