Por
Antonio Martins
Hasta
qué punto los gobiernos pueden, en una democracia, contrariar
intereses y deseos de la gran mayoría para actuar en favor de una
pequeña oligarquía – ultra-enriquecida y poderosa, por controlar
los circuitos financieros? Como las mayorías pueden, en este caso,
actuar, si los canales que transformarian su voluntad en políticas
alternativas – especialmente partidos y la mídia – están
bloqueados o controlados por la oligarquia? Algunas respuestas para
estas preguntas parecen que se han esbozado, en los últimos tres
días (28 a 30/9). Vinieron de Europa, el continente más amenazado
por la regresión de la democracia a un ritual retórico, la fachada
que esconde, al revés de exponer, los espacios en que se tomam las
decisiones que importan.
Multitudes
inmensas, de decenas de millares de personas, se reunieron en España,
Portugal, Francia e Grecia. Protestaban contra el desmantelamiento
del Estado en el bienestar
social europeo, materializado en nuevas medidas que restringen
derechos y servicios públicos. Al contrario de lo que marcaban las
protestas de masas en el siglo XX, el impulso de convocatoria no fue
lanzado por los partidos políticos. La articulación autónoma, con
uso intenso de internet, fue un componente decisivo en todos los
países – con graduaciones interesantes, como se verá a seguidas.
Pero las multitudes no se limitaron a rechazar la política
tradicional – y tal vez haya sido esta su principal novedad. Ellas
señalarían que pretenden lanzarse a algo como un rescate de
la democracia, exigiendo que las instituciones respeten la voluntad
popular. Esta reivindicación – simple y factible, pero, capaz de
cuestionar radicalmente el secuestro de la política por los mercados
– puede abrir avenidas largas para la búsqueda de alternativas.
Madrid: cerco al Parlamento, que secuestró la democracia
Tal
vez la manifestación más emblemática – por la forma novedosa que
asumió y por sus
probables repeticiones futuras – haya sido la de Madrid. En la
tarde del sábado, decenas de millares de personas volvieron a la
Plaza Neptuno, para cercar el Congreso de Diputados, nombre
del Parlamento español.
Fue
el tercer acto de este tipo en cinco días. Hace meses, un conjunto
de colectivos aut-denominado Coordinadora
25-S y constituído según
la tradición de los Indignados
chamó a los ciudadanos a promover el cerco. El objetivo de los
grupos, que se
definen como “un movimiento de carácter social,
antineoliberal, anticapitalista, antipatriarcal y democrático, era
claro. “Decir, a quien piensa mandar a nosotros, que no: que
desobedeceremos sus imposiciones injustas, como la de pagar su deuda,
y que defenderemos los derechos colectivos: casa, educación, salud,
empleo, participación democrática y renta” [lea el manifiesto].
El
primer cerco al Congreso, realizado
el martes 25/9 (de ahí el nombre de la coordinadora) fue
reprimido con brutalidad gratuita por la policia. No
tenemos miedo, respondió la
multitud, que repetió el acto el miércoles y el sábado. Y, cada
día, más gente – y nuevas consecuencias. Además de los jóvenes
radicales, la protesta atrajo famílias, profesionales, amas-de-casa,
jubilados [vea textos: 1
2
3
y galeria de imágenes].
La
secuencia de manifestaciones fue cerrada por una asamblea, al final
de la tarde del sábado. De ella salieron decisiones que parecen
reflejar la ampliación de la base social del movimiento. Se mantiene
la postura básica: renuncia de los políticos (“la mayoría de los
partidos políticos”) que son cómplices del “secuestro de la
soberanía popular”; início de un “proceso constituyente”.
Pero,
se formulan, además de eso, dos reivindicaciones inmediatas y
capaces de convertirse en conquistas concretas, a corto plazo. Se
pide la demisión del gobierno del primer-ministro Mariano Rajoy. Se
convoca un nuevo cerco al Congreso en noviembre, para bloquear la
votación del Presupuesto del Estado para 2013 – que “dedica
mucho más dinero para pagar una deuda ilegítima que las necesidades
sociales”. “Queremos estar de nuevo aquí en estos días, para
decir que no, que se acabó [el tiempo de] gobernar sin preguntar”,
dice el texto
de las resoluciones. Leído en plena Plaza Neptuno, alrededor de las
20h del sábado, ], el documento fue saludado por un coro: “demisión,
demisión” (del gobierno).
Lisboa:
desafío a la troika y preparativos para huelga general
Horas
antes de los acontecimientos de Madrid, el otoño europeo hervia en
Portugal.
Por segunda vez en dos semanas, el centro de la capital fue tomado
por decenas de millares de personas (ver galería
de imágenes). Ocuparon el Terreno
del Palacio, la plaza inmensa junto al Río Tejo donde estuvo el
palacio real hasta el grand terremoto de Lisboa, en 1775. Esta vez,
el llamado fue hecho por una central sindical: la CGTP,
que tiene fuerte influencia del Partido Comunista. Al hablar a la
multitud, el presidente de la central, Armenio Carlos, anunció
planes para convocar, em las próximas semanas, una huelga general,
con objetivos semejantes a los de los colectivos españoles: bloquear
la aprobación de un presupuesto que elimina derechos sociales para
privilegiar el pago de impuestos a la oligarquía financiera.
Portugal
vive, hace cerca de diez días, una situación política particular,
que desafía la llamada troika
(Comisión
Europea, Banco Central Europeo y FMI) y el ataque que ella promueve
contra los derechos sociales y la soberanía de los Estados europeos.
El 15 de septiembre, una mobilización popular mucho mayor que la del
último sábado tomó las calles de Lisboa
y de las principales
ciudades del país. Articulada por asociaciones civiles y
colectivos autónomos, difundida basicamente por el Facebook, se
alzaban icontra la reducción nominal de los salarios, decretada
una semana antes por el primer-ministro Passos Coelho.
Extremamente
impopular y aislado en su propio partido, el premier retrocedió,
tres días después, al anunciar que buscaria otras formas de atender
las exigencias europeas.
La
manifestación de ayer, y la probable huelga general, pretende
impedir que el gobierno, ahora en la defensiva, intente atacar los
servicios públicos. En cuanto a la disputa por definir, cuestión
muy incomodas para la troika
permaneceran
abierta. Como tolerar el precedente portugués, ya cometado por
algunos comentaristas como primer acto de disidencia contra la
tentativa de redefinir las políticas europeas?
No estará abierta una brecha devastadora, em un pensamiento que
hasta ahora no admite conceciones?
Atenas: 90% contra el nuevo
gobierno y emergen prácticas de autonomia
Una
primera respuesta surgirá en Grecia, en los próximos días. El
viernes (27/9), el gobierno conservador electo en junio, y alineado a
lss exigencias de la troika,
enfrentó su primera huelga
general. Cerca de 35 mil personas salieron a las calles en
Atenas, y 15 mil en Tesalónica, en el Norte. En un acto de la
principal central sindical en ser dirigida por uno de los partidos en
el poder (el Pasok, “socialista”) fue suficiente para evitar la
protesta. Después de seis años seguidos de recesión, de cortes
(22%) en el salario-mínimo, privatizaciones en series y reducción
de las jubilaciones, los dirigentes europeos están haciendo
exigencias adicionaales al país. Desde el domingo, un grupo de
inspectores de la troika
está
em el país para fiscalizar
la aplicación de nuevos cortes (equivalentes a 15 billones de euros)
de direchos sociales y servicios públicos.
En
un texto
para el site norte-americano Z-Net,
el sociólogo griego Lefteris Kretsos descrive las grandes
transformaciones políticas que continuan en el país, después de
las elecciones de junio. Son todas de sentido opuesto a los planes de
la troika.
La
popularidad del gobierno cayó cada semana. Investigaciones de
opinión recientes revelaron que 90% de la población considera los
programas de cortes de derechos y servicios públicos “injustos”
y “enfilados contra los más pobres”. También revelan que, en un
eventual nuevo pleito, sería victoriosa la Syriza (la “Coalición
de Izquierda Radical”), que reune partidos y organizaciones
sociales fuertemente identificados con el post-capitalismo [lea
nuestro
texto y una entrevista
reciente con Alexis Tsipras, líder de la coalición]. Pero,
transformaciones igualmente importantes, relata Kretsos, están
ocurriendo en la base de la organización social.
En
el terreno de las luchas obreras, por ejemplo, se formaron nuevos
sindicatos, muchos de ellos con estructura no-convencional. Reune
asalariados precarios y temporales, rechazados por las entidades
tradicionales. Superan la estructura ultra-jerárquica que marca,
tantas veces, el ambiente sindical. Estimulan el florecimiento de
nuevas formas de producción: hospitales auto-dirigidos, fábricas
ocupadas por los trabajadores, redes de productores que experimentan
con monedas y mercados alternativos. En breve, será posible
verificar si este amplio movimiento tendrá fuerzas, también, para
derrotar a la troika
y
sus planes para Grecia.
Paris: donde los nuevos movimientos y la izquierda tradicional ya
se unen
La
serie de manifestaciones que marcó el despertar de Europa fue
cerrado el domingo (30/9), em París. Cerca de 80 mil personas
participaron de una marcha
de 4 quilómetros, entre la Plaza de la Nación y la Plaza de Italia,
para manifestarse contra la adhesión de Francia al Tratado
Presupuersto Europeo, que será debatido em el Parlamento a partir de
este miércoles. Tres características marcarán el acto parisién y
lo transformaran en una especie de complemento a los realizados en
Madrid, Lisboa y Atenas.
Primero,
Francia no está, al contrario de los tres primeros países, sometida
a supervisión de la troika.
Al
contrario: es, junto con Alemania, parte del núcleo político que
comanda y da estabilidad a la zona del euro. El hecho también ser
escenario de enormes protestas refleja la amplitud de la oposición a
las políticas actuales.
También
revela que parte importante de la opinión pública europea no se
satisfará con cambios superficiales. La semana pasada, el presidente
francés, François Hollande, propuso un presupuesto para el próximo
año que hace ciertas concesiones a los críticos de la troika.
Eleva
los tributos, para permitir el pago de impuestos – pero concentra
el aumento en la faja más rica de los asalariados, cuyas
contribuciones al impuesto de renta pudieran llegar al 75% de los
vencimientos. Eso no fue suficiente para disuadir la mobilización.
Además de rechazar los cortes de servicios públicos, los
manifestantes parecen indicar que reivindican un nuevo projecto para
el continente y nuevas formas de democracia.
Finalmente, la movilización parisiense abró la posibilidad de
nuevas alianzas entre organizaciones tradicionales y la cultura
política emergente. Fue convocada en conjunto por partidos (en
especial, Partido de Isquerda, Partido Comunista, Nuevo
Partido Anticapitalista), sindicatos y una constelación de cerca de
60 movimientos asociativos (entre ellos, ATTAC, Memoria de las
Luchas, Defendamos el Feminismo, Economistas Escandalizados, Marcha
Mundial de las Mujeres, Marchas Europeas contra el Desempleo).
Jean-Luc Mélenchon, el candidato del Frente de Isquierda a las
elecciones presidenciales de este año, fue uno de los personajes
destacados en la marcha. Eso no parece estar incomodado, ni reducido
el protagonismo de las decenas de organizaciones participantes.
Europa: falta mucho para salir del letargo.
Pero, la caminata,
em fin, comenzó
Y
esta sintonía sugiere que pueden surgir, em el futuro, nuevas
convergencias entre dos galaxias de la lucha anticapitalista que ha
dialogado poco, en la mayoría de los países. De un lado, están hoy
los movimientos que priorizan la crítica profunda al sistema
político institucional (como los Indignados).
De
otro, las organizaciones que, formando parte de este sistema (los
partidos de isquierda, por ejemplo), luchan, dentro de él, para
revertir las orientaciones adoptadas por la troika
y
por los gobiernos europeos.
Hay diferencias culturales, generacionales y lo mismo, de valores e
ideologías, entre estas dos galaxias. Mientras tanto, ambas
necsitan, para viabilizar sus projectos, enfrentar un mismo fenómeno:
el secuestro de la política por la oligarquía financiera. Además,
las mobilizaciones del fin de semana revelan que está surgiendo el
embrión de una agenda comúm. Se descubrió que el presupuesto de
los Estados – en especial, el desmonte de los servicios públicos,
para abrir espacio al pagamiento de impuestos – se convirtió en un
un elemento-llave para la captura de la riqueza social por una ínfima
minoría de las poblaciones.
Será posible construir, en torno de este tema, una nueva
mobilización social, capaz de rescatar la Europa de un letargo de
años? Es temprano todavía para responder. Pero, es muy animador
constatar que, después de mucho, el Viejo Continente se puso de pie,
este fin de semana.
–
Antonio
Martins es
editor de Outras
Palavras.
--
Antonio Martins
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