viernes, 10 de agosto de 2012

Colombia: ASONASA y la OPIC, dos organizaciones y una sola estrategia para fragmentar al movimiento Indígena

Asdrúbal Plaza Calvo

Transcribo a continuación un artículo escrito en el año 2009 que cobra vigencia actual y ayuda a entender cómo surge la OPIC.

http://reexistencia.wordpress.com/2012/08/07/asonasa-y-la-opic-dos-organizaciones-y-una-sola-estrategia-para-fragmentar-al-movimiento-indigena/


Pese a que a la opinión pública se le ha hecho creer que ha surgido una división en el movimiento indígena, lo cierto es que se trata de una división orquestada por el pensamiento hegemónico desde hace tiempo. La vieja fórmula del divide y vencerás resulta una estrategia de suma eficiencia.

Desde las acciones del Instituto Lingüístico de Verano hacia la década del 60, con su tarea evangelizadora, pensamiento ultraprotestante, anticomunista y pro imperialista, la división había estado latente. Luego llegará Uribe a forzar la fisura y recoger los no tan dulces frutos de los misioneros lingúistas. Así, promovió en el 2008 la fundación de la OPIC a partir de ASONASA (creada en el 2004), que reúne a indígenas evangélicos y pastores de diferentes zonas del país en los que existe una fuerte presencia de comunidades ancestrales, la cual fomenta el debilitamiento de los cabildos y tradiciones indígenas vigentes por “paganas”.
La OPIC aparecía en sus inicios registrada ante Cámara de Comercio, como ONG, incluyendo entre sus fundadores a superiores de la fuerza pública nacional y a un reinsertado de las autodefensas de Ortega, quién meses después fue sindicado y detenido por su participación en la masacre del Naya, sucedida en abril del 2001.

Por la relevancia de esta problemática traemos a colación el siguiente artículo sobre el tema escrito por el Tejido de Comunicación de la ACIN:

Estas palabras exponen ante el mundo una estrategia preocupante: “Quisiera saludar a la OPIC, que se conformó en un evento con más de 3000 indígenas (…) una organización que no comparte con el accionar del CRIC (…), apoyaron al presidente Uribe y a su política de seguridad democrática (…) y le dieron respaldo a las fuerzas militares y la policía”, dijo Viviana Manrique, Viceministra del Interior de Colombia, durante la audiencia pública de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh) en Washington, que se realizó el 23 de febrero y que tenía como objetivo escuchar a los pueblos indígenas organizados en la ONIC y su difícil situación de derechos humanos.

Tal vez el saludo de la alta funcionaria del Gobierno colombiano era equivocado y estaba fuera de contexto, o talvez recogía el verdadero interés del Gobierno del Presidente Uribe de demostrar ante la comunidad internacional su supuesto apoyo a los pueblos indígenas, a través del reconocimiento a la OPIC, una facción de reciente creación, cuestionada y cuestionable en su legitimidad y que no representa a estos pueblos. Tan evidente era esta equivocación y maniobra que el propio Relator para Pueblos Indígenas de la CIDH, Víctor Abramovich, cuestionó el saludo de la Viceministra del Interior manifestando: “Me llama mucho la atención que la Viceministra iniciara su presentación, en una audiencia pedida por la ONIC, saludando la conformación de la OPIC, (…) La pregunta es, ¿esto implica algún desconocimiento del Gobierno a la representatividad que ejerce la ONIC?”.

Hoy existen motivos y evidencias suficientes para cuestionar esta estratagema del Gobierno: después del acompañamiento por parte del Ministro del Interior, del Gobernador del Cauca, entre otras personalidades, al lanzamiento de la OPIC el 21 de marzo pasado en un acto público en Popayán, que recibiera todo el respaldo de la prensa. Posteriormente, se publicitaron de manera destacada en los más difundidos medios comerciales, las fotografías que muestran al Presidente Uribe con una de las líderes de esta organización, Ana Silvia Secue, durante un consejo comunitario en Popayán, anexando el contenido de su discurso en el que manifiesta respaldo total y absoluto al Gobierno y al Presidente Uribe presentado en la intervención completa de esta maestra durante el consejo. Intervención que fuera además publicada en su totalidad en la página oficial de la Secretaría de Prensa de la Presidencia de la República (http://web.presidencia.gov.co/videos/index.htm#), entidad que no suele publicar los abundantes planteamientos oficiales de las autoridades indígenas legítimas y donde intencionalmente no aparece ningún vínculo a las múltiples y abundantes declaraciones de organizaciones indígenas y sociales que cuestionaron y rechazaron en su momento todo este espectáculo y a la propia OPIC.

Sobre la base de estos y otros hechos mediáticos y políticos, evidentemente premeditados y preparados, resulta evidente que la OPIC ha sido creada como brazo político o politiquero indígena al servicio del Gobierno, para movilizarle apoyo popular, en el preciso momento en que se debate de manera irregular, el referéndum reeleccionista. El CRIC plantea una agenda democrática de paz y de transformación social e invita al país a considerarla y a movilizarse con ideas y propuestas alrededor de la misma. Es evidente que crear la OPIC y pretender atacar y dividir al CRIC solamente puede beneficiar a un Gobierno carente de argumentos serios para responder a las demandas de la más antigua, sólida y legítima organización indígena de Colombia.
Aunque la Viceministra del Interior, Viviana Manrique asevere que la OPIC está ejerciendo su derecho a asociarse, que este es un derecho constitucional que también ejercen otras organizaciones en el país y que el Ministerio del Interior no ha estipulado ninguna agenda, trasciende, a la luz de los hechos, que se le quiere dar a la OPIC un estatus de organización social que la visibilice a nivel nacional, pero con una marcada inclinación de respaldo (sin fundamento en la realidad de los hechos) a las políticas implementadas por el actual gobierno y en especial, a la política de “seguridad democrática” que viene siendo objeto de investigación jurídica, por sus aparentes vínculos con acciones criminales contra nuestros pueblos. Se trata, a todas luces, de crear otra organización paralela al CRIC, que respalde de manera irrestricta a un Gobierno cuestionado y bajo escrutinio jurídico por crímenes de lesa humanidad, a cambio de ofrecerle el goce de las ventajas del apoyo oficial.

El proceso indígena del Cauca del CRIC se ha convertido en una piedra en el zapato para el Presidente Uribe. Por eso, las acciones realizadas, en particular la Minga de Resistencia Social y Comunitaria, siempre reciben respuestas violentas, como el asesinato de Edwin Legarda, compañero de la Consejera Mayor del CRIC, Aida Quilcué y el reciente atentado contra su hija Mayerli, de 12 años de edad; hechos que han sido objeto de rechazo en el ámbito nacional e internacional. En muchas ocasiones se les ha señalado falsamente de ser terroristas y guerrilleros buscando desacreditar las iniciativas de este sector. Pero ha logrado prevalecer su resistencia civil y el rechazo a todos los actores armados legales e ilegales. Ante la creación y lanzamiento público de la OPIC, las autoridades indígenas han manifestado de manera contundente que no es la primera vez que un Gobierno trata de dividir el movimiento indígena y de deslegitimar por esa vía la lucha indígena.

Esta lucha que se busca invisibilizar y acallar, no es solo indígena; hoy se sabe que la Minga Social y Comunitaria que sigue caminando desde diversos sectores y procesos en Colombia, la asumen, la estudian y actúan desde sus diversas experiencias y dolores para hacerla realidad. La declaración de inexequibilidad del Estatuto de Desarrollo Rural, por parte de la Corte Constitucional, es un paso adelante de la Minga, que llamó a la derogatoria de la legislación de despojo representada por esta ley. La movilización de un conglomerado articulado de sectores sociales, sindicales, estudiantiles, campesinos, ambientalistas, mineros, entre otros que caminan la agenda de cinco puntos, contra el Estatuto y a favor de una ley rural alternativa, ha sido un triunfo de la Minga. A raíz de la sentencia de inconstitucionalidad de esta ley del despojo, por la ausencia de consulta previa a los Pueblos Indígenas y Afrocolombianos (que fue lo que ocurrió también con la ley forestal por parte de la Honorable Corte Constitucional), es muy probable que tanto respaldo, acompañamiento, y visibilidad a la OPIC por parte del Gobierno y a través de los medios de comunicación, tenga el propósito de contar con una organización de bolsillo, que apruebe a ojos cerrados las leyes y programas que favorecen a grandes intereses económicos y transnacionales. Esta misma estrategia ha sido utilizada para ganar la legitimidad de otros sectores sociales. Es de amplio conocimiento la manera en que el Gobierno ha pretendido crear organizaciones sindicales y sociales paralelas que salen a promover temas como los tratados de “Libre Comercio” en contra de la posición formal de las organizaciones legítimas de estos sectores.

Asonasa se vuelve OPIC

ASONASA nace en el municipio de Villa Rica, en el año 2004. Es una organización con base evangélica, como muchas otras que hay dentro de los territorios indígenas. Además de diferenciarse por una posición cristiana característicamente fundamentalista e intolerante, tras un supuesto proyecto social cristiano se ha ido congregando y organizando de manera selectiva a personas que expresan algún resentimiento o frustración contra el proceso o los cabildos.
Aprovechan la pobreza, la exclusión, las necesidades de salud, educación, vivienda, la falta de tierras para las familias indígenas, situación que se debe a la acción y omisión por parte del Estado y señalan además a los cabildos de ser colaboradores de la guerrilla, corruptos y de no poder suplir las necesidades de las comunidades. Mediante un comunicado público piden detener las transferencias a los resguardos indígenas. Tras la fachada cristiana, se conjuga lo religioso y lo económico para fragmentar las comunidades organizadas, donde ofrecen ayudas económicas con la condición de hacer que las familias renuncien al proceso organizativo indígena. Compran a la gente y la atraen mediante la espiritualidad. Este libreto bien financiado que combina acompañamiento y resguardo espiritual con proyectos económicos y rechazo al proceso indígena, es una estrategia muy bien diseñada para infiltrar y destruir desde dentro al proceso organizativo indígena, de por sí sometido al ataque constante e integral que significa la carencia de recursos, el incumplimiento de acuerdos y convenios, las falta de tierras, la invasión militar y económica del territorio, la propaganda adversa y toda una agenda legislativa a favor del “Libre Comercio” que busca despojar a los indígenas de su identidad, de su cultura y de sus territorios.

Pero ASONASA no solo está desprestigiando al movimiento indígena, sino que se ha ensañado contra los grupos evangélicos que acompañan y buscan el fortalecimiento de las comunidades indígenas, señalando a los líderes religiosos de ser ¨mandaderos y empleados de los cabildos¨, porque no comparten las intenciones divisionistas de esta organización.
Esta organización, ha llevado a sus seguidores a rechazar los rituales indígenas que califican como “celebraciones paganas”. Llaman a las comunidades a renunciar a su identidad cuando les aconsejan que se retiren del censo indígena, a que los niños y niñas se cobijen bajo una educación ¨cristiana¨ que incluye de manera obligatoria aprender ingles. ASONASA es, por todo lo dicho, una secta excluyente, a pesar de que dicen sus líderes y miembros, que son una organización pluricultural. Quienes tuvieran interés de documentar estos hechos pueden acercarse, por ejemplo, a la vereda el Roblar del resguardo de Munchique los Tigres, donde lograron aplicar toda la estrategia.

Dentro de su preámbulo doctrinal, se habla de inversión en infraestructura, dotación, cobertura de salud, educación, vivienda, vías, electrificación, entre otras, que es lo que están ofreciendo a las personas. Estas ofertas las hacen como parte del nuevo censo que están desarrollando, y se comprometen a hacerlas realidad a cambio de que las personas y familias censadas se unan a ASONASA. Pero, ¿de dónde saldrán los recursos?, ¿quiénes los financian?, ¿a cambio de qué?
Además esta organización, ha mostrado su inclinación a favor de las políticas del Gobierno y el apoyo a la “seguridad democrática”. Su plan de trabajo, está abierto a hacer acuerdos o convenios con alcaldías y con la Gobernación del Departamento del Cauca para hacer efectivo el proyecto social cristiano. Es decir quienes se unen a ASONASA o a la OPIC están siendo utilizados por actores externos como una estrategia política, de difamación y destrucción del proceso indígena, que se viene implementando desde las bases, en las comunidades, llegando a la gente en sus hogares y aprovechando la miseria como estrategia de reclutamiento.
ASONASA, en pleno, participó en el lanzamiento de la OPIC el pasado 21 de marzo en la ciudad de

Popayán, en presencia del Ministro del Interior Fabio Valencia Cossío, el Gobernador del Cauca Guillermo Alberto González, y otros delegados. ASONASA puso en evidencia su claro respaldo e integralidad con la OPIC. Al parecer, la primera fase de este proceso de infiltración que ha venido realizando ASONASA en los resguardos, culmina con el lanzamiento oficial de la OPIC.
La OPIC, se está presentando en el ámbito internacional, a través de voceros oficiales como la Viceministra del Interior, como una organización de pueblos indígenas, para beneficio del actual Gobierno. Desconociendo los pueblos originarios y los procedimientos de orden colectivo, donde la vocería la asumen los gobernadores de cabildo, autoridades zonales o regionales, orientadas desde la máxima autoridad de amplias asambleas y congresos en los que se definen las políticas del proceso que tanto incomoda al Gobierno, y a quienes impulsan y apoyan a la OPIC y a ASONASA como una de las muchas estrategias de infiltración y ocupación territorial.
Por tal motivo el XIII congreso del CRIC que se realizó entre el 26 y el 30 de abril del presente año en el territorio de Diálogo, Convivencia y Paz del resguardo de la María, Piendamó, rechazó las difamaciones y señalamientos de la OPIC, como estrategias de división, que surgen de “fuerzas oscuras” e incluso del mismo Gobierno, con propósitos tendientes a deslegitimar los procesos organizativos de los pueblos indígenas. Reiterando que la tolerancia es fundamental para la convivencia: el Congreso asume y exige el respeto al Otro y a lo Otro. Durante este espacio de reflexión y decisión se manifestó la disposición al diálogo: “tienen planteamientos importantes desde la comunidad evangélica que participó en este congreso. Y hay que revisarnos nosotros mismos internamente para ver qué está pasando. Es importante, si hay disconformidad, saber disentir sin hacerle daño al otro; establecer el por qué no hay acuerdo y por qué hay disconformidad, pero dialogando y, a través de ese diálogo fortalecer la unidad”, dijo Elides Pechené, nuevo Consejero Mayor del CRIC.

Miércoles, 20 de Mayo de 2009

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