domingo, 26 de agosto de 2012

Bolivia/ Adolfo Chavez: ‘Resistencia hasta que este Gobierno deje su mandato’

La Razón / Rubén D. Atahuichi López / La Paz

A más de dos meses de la llegada a La Paz de la IX marcha indígena, el líder de la Cidob hace un análisis del movimiento que le ayudó a encumbrarse políticamente. Sin embargo, considera que esa tarea ha tenido un costo personal, que se complicó al final de la movilización con una peritonitis que padeció. “Me he sentido muy golpeado de la salud porque, primero, me accidenté del brazo, que ahora está en plena recuperación con los clavos y fierros empotrados que tengo”, cuenta.

La IX marcha indígena por el TIPNIS no sólo le dejó secuelas físicas, sino políticas. Adolfo Chávez, el líder de la Central de Pueblos Indígenas de Bolivia (Cidob), disputa su lugar con Melva Hurtado, quien incluso tiene tomadas las oficinas de la organización en Santa Cruz.

En una charla con el suplemento Animal Político, confiesa que la dirigente, a quien considera su amiga, fue absorbida por el Gobierno. Y advierte que habrá “resistencia nomás hasta que este Gobierno deje su mandato y venga otro presidente” que entienda las demandas indígenas.

— ¿Cuando se rompió su alianza con Evo Morales? Usted estaba antes en el lugar de Melva Hurtado acompañando al Presidente

— Necesito tiempo para explicarle, pero una de las razones es que no nos dio los escaños (legislativos) que pedimos. Pedíamos 34, pero Carlos Romero hizo su jugarreta, una traición, y nos mandó ante Héctor Arce, que era el ministro sin cartera, y al Ministerio de Economía, mientras él estaba en el legislativo tratando con la derecha.

En otras palabras, (nos dijeron) “como son indígenas, que aguanten”. Redujeron a cinco escaños. Nosotros queríamos (una elección) por usos y costumbres, pero hicieron vía partido político. Creo que de ahí empezamos a distanciarnos. Recuerdo que lloré frente a la plaza Murillo.

— ¿Cuándo habló por última vez con el Jefe del Estado?

— No recuerdo, pero fue hace bastante tiempo.

— ¿No le llamó?

— Después de la IX marcha, yo prometí nunca más llamar al Gobierno. Si éste necesitara hablar, que me llame, porque él (Presidente) siempre manifestó que lo llamáramos para hablarle de los problemas en los pueblos. Los pueblos van a asociar su problema, van a hacer marchas, pero como (Morales) era absorbido por el Vicepresidente (Álvaro García Linera) hemos dejado que las aguas corran por donde tienen que ir.

Una de las mejores muestras es que los problemas fueron creciendo y van a seguir siendo más agudos; no se está demostrando el avance de los territorios, y si un pueblo no tiene territorio, pues no va a tener autonomía, no va a ser libre. Así de sencillo.

— Sin embargo, estas dos marchas de la Cidob no fueron iguales; la primera fue mucho más contundente y la segunda, menos. ¿A qué se debió eso?

— No hacemos comparación de las marchas. Cada cual fue distinta, pero la exigencia de los hermanos ha sido demostrar su carácter pacífico y, por propia voluntad, decirle con humildad al país que no pase la carretera por el TIPNIS. El Gobierno se jugó al partir a los corregidores y ahora éstos están presionados en la comunidad. Los van a desconocer y ahí se jugarán dos cosas: el abandono del territorio o el castigo tradicional.

— ¿Sintió que en la XI marcha hubo menos apoyo que en 2011 de los colectivos urbanos?

— Yo creo lo contrario. La Paz fue impresionante, mostró su desacuerdo con el Gobierno. Ha sido, y va a seguir siendo en la historia del movimiento indígena, la cuna de la paz, de la solidaridad y del amor.

— Se ha contaminado con partidos como el MSM y Convergencia...

— Personalmente, no he tenido contacto con ningún partido político. Creo que algunas otras personas han querido dañar la imagen de nuestra plataforma clara y seria. Los comentarios que han hecho los mismos políticos, los mismos masistas, ni nos van ni nos vienen.

— Una sobre otra marcha. ¿No se ha usado mal esa medida de movilización tan fuerte?

— Sí, es que queríamos hace beber de su misma agua al Gobierno y cometió el mismo error de gasificarnos y echarnos agua.

— ¿Se refiere a cuando algunas mujeres apoyaron a Bertha Bejarano?

— Por supuesto. El Gobierno no tiene ese corazón de paternidad y menos de humanidad hacia los niños, porque (Morales) es una persona que no tiene hogar y nunca va a sentirlo así.

— Se cuestionó que Justa Cabrera haya hecho un acuerdo con Percy Fernández. ¿No afectó eso a la movilización?

— No, de ninguna forma. Yo creo que esos sentimientos son retrógradas. Un ejemplo: el MAS ha reclamado a la derecha sobre por qué no incluye a los indígenas, y cuando (la derecha) incluye a indígenas, se cae de espaldas. Ni el mismo MAS ha incluido a indígenas en diferentes espacio, y si ha incluido ha sido por presión nuestra, no como regalo de Morales.

— Fernando Vargas le dijo a Animal Político que Adolfo Chávez “metió la pata” al hacer un acuerdo con Rubén Costas.

— No, eso fue claro. Si yo estuviera dependiendo de quién o con quién firmo o no convenios, si me reúno con Evo Morales o firmo con la cooperación u otro alcalde, (no sería correcto). No estoy para esconderme, estoy para hacer gestión y tarde o temprano ese convenio de desarrollo departamental, de leyes y de construcción de viviendas, debía firmarse. Pero el Gobierno lo ha politizado y ahora se cae de espaldas. Y quien (dijo algo) cuando hizo acuerdos con el MNR. Quiere decir que su buen alumno es el señor (Juan Ramón) Quintana, a quien nadie le cuestiona ni se fija que es fruto de la dictadura.

— ¿Pero por qué Vargas ha cuestionado ese acuerdo?

— Todo tiene su momento y lo hemos aclarado en la V Comisión Nacional, porque se lo ha firmado de buena fe. Ahora, cómo lo mal entienda la parte política, es un resorte ajeno.

— El Gobierno dice que la mayoría de las comunidades está rechazando la intangibilidad y encaminando la carretera.

— Estos días ingresarán nuestras propias comisiones para hacer el relevamiento de actas y vamos a saber la verdad. Tengo reportes de que no ha avanzado más la comisión (de la consulta) porque las comunidades que han marchado dijeron no, como es el caso de San Miguelito. De ahí para abajo está rebotando (el proceso).

— ¿Es posible alguna acción que evite en definitiva la construcción de la vía?

— Pueden construir por otro lado, pero no por el corazón del TIPNIS. Éste va a ser la espina del gran desgaste del Gobierno, que realmente va a llegar con bastón a 2014.

— ¿Cómo evitar la construcción de la carretera?

— Pueden hacerla por otro lado, por el lado izquierdo o por el derecho, no nos interesa, no estamos para recomendar por dónde va a ser la carretera.

— El Gobierno aparentemente ya tiene respaldo de la consulta

— Estarían diciendo “señores, si no se apartan por donde está diseñada la carretera, los vamos a matar”. En otras palabras, estamos ya hablando con el asesino; va a haber enfrentamiento.

— ¿Habrá una décima marcha?

— No va a haber ya una marcha sino en plena selva.

— ¿Qué en plena selva?

— El grupo que esté mejor parado va a resistir. La ventaja es que no- sotros somos de la selva, nos pican los mosquitos, aguantamos la diarrea y los vómitos… Necesitamos trabajar con nuestros ancestros para que les estorben ahí en sus carpas.

— ¿Quiere decir confrontación?

— No la necesitamos, basta que vayan dos tigres por ahí, atropellen sus carpas y los hagan asustar.

— Eso parece de fábula

— Si hay muchos tigres. A ver, que vaya un altiplánico o uno que no conoce la selva a dormir en una carpa, cualquier ratón le asusta. Usted no me va a decir que no tiene miedo en el monte; si voy, por supuesto que va a pedir auxilio.

— ¿Está pasando eso con los brigadistas?

— Cuando ingresé al TIPNIS, los he visto nadar los ríos, cruzar de bando a bando. Yo que he sido de muchacho montaraz, cuando el tigre sale, de pronto uno se asusta. Pero será para los que no están acostumbrados.

— Encarga la tarea a la propia naturaleza

— La propia naturaleza. Nosotros no somos hombres de odio, somos hombres de paz.

— ¿Cuál sería la salida?

— La resistencia nomás, hasta que este Gobierno deje su mandato y venga otro presidente y nos entienda.

— ¿Implica eso que ya no interesa tanto si construyen o no la carretera?

— Sí, nosotros vamos a hacer la resistencia como corresponde. Son los propios hermanos, hombres y mujeres con sus niños, que están poniéndole el pecho.

— ¿Qué implica resistir hasta que el Gobierno se vaya?

— Significa hacerle una campaña internacional malísima.

— ¿Usted cree que con sólo una campaña se va este Gobierno?

— Se desgasta su nombre en el ámbito internacional.

Perfil

Nombre: Adolfo Chávez Beyuma

Nació: 02-03-1971

Profesión: Agricultor

Cargo: Presidente de la Cidob

Carrera

Nacido en Tumupasa, norte de La Paz, dice que en 2015, cuando termine su mandato, dejará la dirigencia indígena. De todos modos, quiere volver con su familia a Tumichucua, a vivir de la naturaleza, la carne de monte y los frutos del lugar. Cumple su segundo mandato al frente de la Cidob.

‘Me siento odiado por el presidente Evo Morales’

Confiesa que en 2009, tras su victoria electoral, el presidente Evo Morales le ofreció el puesto de embajador de Bolivia ante la Organización de las Naciones Unidas. “Mi respuesta fue sencilla: si me dejan terminar mi gestión (en la Cidob) hasta 2010, puedo ser un hombre útil para otras instituciones”, respondió Adolfo Chávez.

Ahora, tras dos movilizaciones por el Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), el dirigente muestra cierto rencor respecto del Mandatario, a quien considera un hombre que se ensañó con el movimiento indígena. “Veo ahora (en el Presidente) que mira 500 años atrás para arremeter contra esta generación, como si esos hijos tuvieran la culpa para enjuiciarlos”.

Sin embargo, considera que Morales tiene tiempo para redimirse ante los indígenas. “Creo que tiene todavía un año, en 2013, para hacer un alto y hacer un paréntesis, él solito, y hacerse una valoración y una radiografía interior, bajo cero noticias”.

Pero no deja de llamarle la atención la actitud del Mandatario incluso en contra suya. “Lo peor es que el señor (Morales) empieza a odiar a las personas que le dicen la verdad. Me siento odiado por el propio Presidente, por el que en los peores momentos de dificultad durante el revocatorio hemos puesto el pecho todos los pueblos indígenas”.

Chávez, no obstante, no guarda tanto reparo para el líder del Movimiento Sin Miedo (MSM), Juan del Granado, de quien reconoce la simpatía que tiene en La Paz. “Sé que viene de alianzas de la derecha o que han sido parte de la derecha, lo que a nosotros no nos va ni nos viene. Quizá su gestión urbana le ha hecho bien a Juan del Granado y es posible que pueda ganar por tercera vez”.

Sobre el gobernador Rubén Costas, con quien tiene una alianza en ciertas políticas vinculadas a los pueblos indígenas, dice que representa una nueva visión. “Costas sale del fruto de dos bandos muy enfrentados en Santa Cruz. Lo que yo veo es que está tratando de demostrar que no es de la crema que tomó las instituciones y las oficinas en 2008, que fue el fracaso de las manifestaciones, y está en procura de expandirse a otras ciudades con un tinte político”.

Chávez, ahora, no piensa en ninguna alianza política, y su destino parece estar marcado como el líder que en par de veces complicó la administración de Morales, con quien, aparentemente, no hay punto alguno de reconciliación personal y política.

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