Berlín, 26 may (PL) El escritor alemán Günter Grass, Premio Nobel de Literatura (1999), publicó hoy en el diario Süddeutsche Zeitung un poema titulado "La vergüenza de Europa", en el que responsabiliza a las potencias continentales por la grave situación económica y social griega.
Dos meses después de la publicación de unos polémicos versos ("Lo que hay que decir") contra la política exterior israelí, el intelectual germano vuelve a la carga, esta vez, condenando las políticas reformistas y de austeridad impuestas a Grecia desde los núcleos más influyentes de la eurozona.
En doce estrófas pareadas, Grass, de 84 años, contradice abiertamente los designios de la canciller federal Angela Merkel, adalid de la implementación de las mismas estrictas medidas de ahorro que el autor de El tambor de hojalata considera "veneno" para el país balcánico, cuna de la civilización occidental.
Precisamente, el literato destaca la importancia cultural e histórica de Grecia, muchos de cuyos tesoros -de todo tipo- se encuentran hoy en manos de sus jueces: "País condenado a ser pobre, cuya riqueza adorna cuidados museos: botín por ti vigilado", dice Grass en sus versos.
Además, recuerda el pasado intervencionista alemán en tierras helenas: "Los que invadieron con armas esa tierra bendita de islas llevaban, con su uniforme, a Hölderlin en la mochila".
"Bebe de una vez, bebe! grita la clac de los comisarios, pero airado te devuelve Sócrates su copa a rebosar", escribe el también Premio Príncipe de Asturias (1999), en alusión al gran filósofo de la Antigüedad, condenado a beber -como sus compatriotas actuales - una copa de cicuta.
Para la publicación de este texto -como para su anterior anatema dirigido a la cúpula política sionista-, el escritor de Años de perro y El gato y el ratón eligió el rotativo liberal Süddeutsche Zeitung y, además, ofreció una versión leída por él mismo en la emisora pública Radio Bremen.
Asimismo, el importante periódico griego Kathimerini también imprimió la obra, aunque en sus páginas no incluyó comentarios al respecto.
El patriarca de la literatura teutona contemporánea había advertido en su poema político anterior: "ya no voy a callar"; y así lo ha cumplido, a pesar de las protestas e invectivas de sus detractores, la prohibición de ingreso a Israel y la polémica que puso en jaque su membresía en el PEN Club de escritores.
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