El expresidente argelino Ahmed Ben Bella, el primer jefe de Estado del país tras la independencia, ha fallecido en su domicilio de Argel a los 96 años de edad, según han revelado este miércoles fuentes próximas al antiguo mandatario a la agencia oficial APS.
Nacido en la ciudad argelina de Marnia, el 25 de diciembre de 1916 y maestro de formación, se inició en la política en 1945, cuando fue designado alcalde de su localidad natal.
Cuatro años más tarde concentraría sus esfuerzos en la lucha anticolonialista contra Francia y participaría en la fundación del Frente de Liberación Nacional (FLN), que en 1962 y tras casi ocho años de lucha armada, forzó la renuncia de París a continuar ocupando el territorio argelino.
Detenido en varias ocasiones por las autoridades coloniales, fue liberado definitivamente después de la firma del alto el fuego entre Francia y el FLN, el 18 de marzo de 1962.
Tras ser nombrado vicepresidente del Gobierno argelino, en agosto de 1962, un mes después de la declaración de independencia del país, regresó a Argelia de su exilio en Túnez para dirigir los designios de sus compatriotas.
Ben Bella, que se adhirió a las políticas socialistas e implementó importantes programas de reforma agraria, consiguió la entrada de Argelia en Naciones Unidas y fue uno de los principales promotores del Movimiento de los No Alineados.
Finalmente, fue derrocado por un golpe de Estado militar en 1965 y permaneció bajo arresto domiciliario hasta 1980.
Lea la entrevista realizada por Silvia Cattori para la Red Voltaire en 2006, como parte de su legado por un mundo y una África más justa
Mientras que un malsano debate sobre los aspectos positivos de la colonización y la responsabilidad de los árabes en el estancamiento de sus sociedades tiene lugar en Francia, el presidente Ahmed Ben Bella recuerda varias verdades históricas: el carácter ilegítimo del dominio de un pueblo sobre otro -ya sea sobre la Argelia de ayer o la Palestina de hoy-, la realidad mundial -no la realidad árabe- de la colonización y de las luchas de liberación nacional, la injerencia occidental a favor del derrocamiento de los gobiernos nacionalistas y revolucionarios del Sur y el manteniendo de las secuelas de la colonización. Y subraya que, hoy día, es el fundamentalismo evangélico el que exporta la violencia.
Ahmed Ben Bella es una de las más encumbradas figuras del nacionalismo árabe. Fue uno de los nueve miembros del Comité Revolucionario Argelino que dio lugar a la creación del Frente de Liberación Nacional (FLN). Logra escaparse después de ser arrestado, en 1952, por los ocupantes franceses. Hecho prisionero nuevamente en 1956, junto a otros cinco compañeros de lucha, es encarcelado en la prisión de la Santé, en Francia, hasta 1952.
Después de la firma de los acuerdos de Evian, se convierte en el primer presidente electo de la Argelia independiente. En el plano doméstico, aplica una política socialista que se caracteriza por un vasto programa de reforma agraria. En el plano internacional, incorpora Argelia a la ONU y la incluye en el Movimiento de Países No Alineados. Su creciente influencia en la lucha contra el imperialismo lleva a las grandes potencias a favorecer su derrocamiento mediante un golpe de Estado militar.
Se le impone arresto domiciliario de 1965 a 1980. Desde entonces se mantuvo al margen de los asuntos internos de su país pero sigue desempeñando un papel internacional, por ejemplo como presidente de la Campaña Internacional contra la Agresión a Irak.
Protagonista de virajes de la historia, Ahmed Ben Bella responde a las interrogantes de Silvia Cattori en entrevista para la Red Voltaire.
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