Los militares golpistas de Malí prometieron este sábado ceder el poder a un gobierno civil una vez que la rebelión armada del norte del país sea vencida. “No queremos confiscar el poder a nadie”, ha dicho un representante de la Junta.
Y es que la presión internacional sobre los militares malienses, que dieron un golpe de estado hace diez días, es enorme. Los países de la Comunidad Económica de Estados del África Occidental, la CEDEAO, han amenazado con aplicar un "embargo diplomático y financiero" al país, si no se restablece el orden constitucional en las próximas horas.
La subida de tono de los presidentes del organismo se produjo después de que se vieran obligados a anular su viaje a Mali. Iban a reunirse el viernes con los miembros de la Junta militar, pero decidieron no aterrizar a causa de una manifestación pro-golpista en el aeropuerto. Pese a que el líder militar maliense, Amadou Sanogo, pidió disculpas, el tono de la CEDEAO se ha endurecido.
El embargo financiero y diplomático de Mali puede tener graves consecuencias, puesto que el país, pobre y sin salida al mar, quedaría asfixiado, con sus fronteras cerradas, sin acceso a puertos de países vecinos y con las cuentas bancarias del banco central de África del oeste congeladas.
La rebelión avanza
Amadou Sanogo, justificó el golpe de estado del pasado 22 de marzo afirmando que “la democracia y las instituciones de Malí eran malas, y había que atajar una rebelión que crecía”.
Pero la rebelión sigue creciendo y él pide cada vez con más urgencia la ayuda exterior. El sábado los rebeldes Tuareg, junto a elementos islamistas, comenzaron a tomar posiciones avanzadas en la ciudad de Gao, al norte el país.
En esa ciudad hay dos cuarteles importantes del ejército a los que llegaron los militares que la víspera huyeron de Kidal, tras la victoria militar rebelde. En Kidal se encuentran presentes los dos movimientos armados rebeldes, los Tuareg del MNLA y los islamistas de Ansar Dine, que dicen no luchar juntos porque no tienen los mismos objetivos.
La Junta Militar se encuentra en una posición muy difícil, entre la comunidad internacional y los rebeldes. Miles de personas salieron a las calles de Bamako el sábado para pedir la paz en el país.
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