El ex guerrillero que luego fue jefe de las Fuerzas Armadas Taur Matan Ruak fue electo este martes presidente de Timor Oriental y afrontará la tarea de dirigir este pequeño país asiático devastado por décadas de conflictos.
José María Vasconcelos, su verdadero nombre, tendrá importantes desafíos que asumir: garantizar una paz duradera, pese a la partida de la fuerza de la ONU prevista a fines de este año, y sacar a sus compatriotas de una pobreza que sigue siendo endémica pese a los prometedores recursos de hidrocarburos.
Según resultados preliminares referidos a la totalidad de los sufragios, Taur Matan Ruak recabó 61,23% de votos en la segunda vuelta de la elección presidencial celebrada el lunes. Su rival, el ex presidente del Parlamento Francisco Guterres, conocido como "Lu Olo", obtuvo un 38,77%. La participación fue de un 73%, precisó, en base al conjunto del escrutinio.
Estos resultados están pendientes de validación por el Tribunal de Apelación, que deberá examinar eventuales recursos, y los resultados oficiales y definitivos no se anunciarán antes del fin de semana.
El general Taur Matan Ruak obtuvo el 26% de los votos en la primera vuelta, organizada el 17 de marzo, frente al 29% de "Lu Olo". El presidente saliente, el premio Nobel de la Paz José Ramos Horta, fue eliminado tras quedar tercero.
"TMR", como se le conoce en el país, tenía el apoyo del CNRT, la formación de centro-izquierda del actual primer ministro Xanana Gusmao.
Ruak pasó décadas en la jungla en la guerrilla que combatió a las tropas indonesias, que invadieron Timor tras la partida de la administración colonial portuguesa en 1975.
Después de 24 años de un conflicto que se llevó por delante a más de una cuarta parte de la población, Ruak asumió la dirección de las Fuerzas Armadas hasta 2011. Durante la campaña electoral, este general de 55 años prometió instaurar el servicio militar como solución al desempleo, uno de los problemas que padece el país.
"Haré todo lo posible para ayudar a la población a hacer de Timor Oriental un país fuerte, pacificado y rico", declaró el lunes tras depositar su voto en la urna.
Las funciones de presidente son fundamentalmente honoríficas. El color político del gobierno se decidirá en las elecciones legislativas previstas el 7 de julio.
No obstante, el jefe de Estado será fundamental para asegurar la paz tras la retirada de los cascos azules de la ONU a fines de año, después de 13 años de presencia. El país es independiente apenas desde 2002.
Además de garantizar una paz duradera, el presidente tendrá también la difícil tarea de sacar de una pobreza endémica a los 1,1 millones de timorenses. Casi la mitad de los habitantes vive con menos de un dólar al día, y alrededor del 20% carece de empleo.
El descubrimiento de un yacimiento de hidrocarburos ha alumbrado la esperanza de que el país se desarrolle económicamente, una perspectiva que está por concretarse. También inquieta la excesiva dependencia de esos hidrocarburos en un Estado que cubre más del 90% de sus gastos gracias al oro negro y el gas.
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