Los hechos sobre la cooperación en Haití tras el terremoto son escandalosos. A pesar de la falta de transparencia con la que se gestionan las investigaciones logran mostrar un entramado de negocios privados, colonialidad en su gestión, falta de eficacia y discriminación. Un desastre es una “buena oportunidad”… de negocios.
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La ONG Intermon Oxfam concluye que dos años después del terremoto de Haití “más de 519.000 personas viven todavía en tiendas de campaña y bajo lonas en 758 campamentos; la mitad de los escombros siguen sin haberse recogido; el cólera se ha cobrado miles de vidas y representa una amenaza muy importante para la salud pública; pocos haitianos tienen acceso a servicios básicos; la mayor parte de la fuerza laboral está desempleada o subempleada; el 45 por ciento de la población se enfrenta a la inseguridad alimentaria; y las elecciones, seguidas de una confrontación política entre el presidente electo y el Parlamento, han impedido que avance la reconstrucción”. Es parte de su informe El Lento Camino hacia la Reconstrucción. Según relatan las noticias sobre el informe de Oxfam, la ONG del Norte global explica que las elecciones de principios de año y el posterior enfrentamiento entre el presidente y el parlamento “han impedido la reconstrucción” y es hora de recuperar tiempo perdido y hacerlo involucrando a todas las partes.
Es decir, la culpa, al final del paseo, es de los haitianos. Pero resulta que Oxfam peca de omisión -voluntaria o involuntaria- en su informe o, lo que sería peor, de una mirada colonial imperdonable. La ONG insiste en que 7 de cada 10 dólares que entran al país proceden de la cooperación no denuncia que 9 de cada 10 dólares de la cooperación son manejados por ONGs, organizaciones gubernamentales o empresas privadas extranjeras. Es decir, que el Gobierno y las organizaciones de Haití apenas rozan el 1% de las donaciones destinadas a Haití (unos 3.600 millones de dólares en estos dos años si se suma la ayuda humanitaria y la ayuda a la reconstrucción). Tampoco cuenta que 1.556 millones de dólares han sido gastados desde enero de 2010 en pagar a los cuestionados militares de la Misión de Estabilización de Haití de la ONU.
Para tener una mirada más centrada sobre la realidad, nos asomamos al artículo de Bill Quigley y Amber Ramanauskas Siete lugares a donde fue y no fue el dinero del terremoto publicado en BahiaNoticias y traducido por Alicia Vega. En él se resumen las principales investigaciones sobre el destino de las donaciones a Haití. Publicamos un extracto revelador:
El mayor receptor individual de dinero del terremoto de EE.UU. fue el gobierno de los EE.UU.. Lo mismo es válido para las donaciones de otros países.
Inmediatamente después del terremoto, los EE.UU. asignó $ 379 millones en ayuda y envió tropas integradas por 5000 soldados.
The Associated Press descubrió que de los $ 379 millones en dinero inicial de EE.UU. prometido a Haití, la mayoría no era realmente dinero que iba directamente a Haití, o en algunos casos ni siquiera indirectamente. Se documentó en enero de 2010 que treinta y tres centavos de cada uno de estos dólares para Haití se le dio en realidad directamente de retorno a los EE.UU
Cuarenta y dos céntimos de cada dólar se fue a organizaciones no gubernamentales privadas y públicas como Save the Children, el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas y la Organización Panamericana de la Salud
El Enviado Especial de la ONU para Haití, informó que de los $ 2.4 mil millones de financiación humanitaria, el 34 por ciento fue reemblsado de nuevo a los propios entes donantes civiles y militares para la respuesta al desastre, el 28 por ciento se le dio a las agencias de las Naciones Unidas y organismos no gubernamentales (ONG) para determinados proyectos de la ONU, el 26 por ciento fue entregado a los contratistas privados y otras organizaciones no gubernamentales, un 6 por ciento se presentó como servicios en especie a los beneficiarios, el 5 por ciento a la comunidad internacional y las sociedades nacionales de Cruz Roja, un 1 por ciento se presentó al gobierno de Haití, cuatro décimas de un 1 por ciento de los fondos se destinaron a organizaciones no gubernamentales de Haití.
El Centro para la Investigación Económica y Política, la fuente más favorable para obtener información precisa sobre este tema, analizando todos, los 1.490 contratos adjudicados por el gobierno de los EE.UU. después del terremoto de enero 2010 hasta abril de 2011; encontró que sólo 23 contratos fueron para empresas haitianas.
La Cruz Roja Americana recibió más de $ 486 millones en donaciones para Haití. Se dice que dos tercios del dinero fue invertido en los esfuerzos de socorro y recuperación, aunque los detalles específicos son difíciles de conseguir. El consejero delegado de la Cruz Roja Americana tiene un sueldo de más de 500.000 dólares al año.
Hay un contrato conjunto de $ 8,6 millones entre la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (USAID) con la empresa privada CHF para la remoción de escombros en Puerto Príncipe. CHF es una empresa de desarrollo internacional políticamente bien conectada con un presupuesto anual superior a los $ 200 millones, cuyo CEO cobró $ 451.813 en 2009.
Los presidentes George W. Bush y Bill Clinton anunciaron una iniciativa para recaudar fondos para Haití el 16 de enero de 2010. A partir de octubre de 2011, el Fondo había recibido $ 54 millones en donaciones. Se ha asociado con varias organizaciones haitianas e internacionales. Aunque la mayor parte de su trabajo parece ser admirable, ha donado $ 2 millones para la construcción de un hotel de lujo haitiano de $ 29 millones.
Aprovechando el desastre, Lewis Lucke, un coordinador de ayuda de alto rango de USAID, se reunió dos veces en su calidad de USAID con el Primer Ministro haitiano inmediatamente después del terremoto. Él renunció a la agencia y fue contratado por 30.000 dólares al mes por una corporación de Florida Ashbritt (ya conocida por su gran oferta no otorgada en Katrina) y un socio próspero de Haití para presionar para los contratos de desastre. A Ashbritt y sus socios haitianos se les concedió antes 10 millones de dólares sin contrato de oferta. Lucke, dijo que él desempeñó un papel decisivo en la obtención de otro contrato de $ 10 millones del Banco Mundial y otro más pequeño a partir de CHF Internacional antes de que su relación terminara.
A casi dos años después del terremoto, menos del 1 por ciento de los $ 412,000,000 en fondos de EE.UU. destinados específicamente a las actividades de reconstrucción de la infraestructura de Haití se habían gastado por la USAID y el Departamento de Estado de EE.UU. y sólo un 12 por ciento incluso fue obligado de acuerdo con un informe de noviembre 2011 de la Oficina de Contabilidad del Gobierno de EE.UU.
El Miami Herald señaló que a partir de julio de 2011, de los $ 3.2 mil millones en proyectos aprobados por la CIDH sólo cinco habían completado un total de $ 84 millones. La Comisión Interina de Recuperación de Haití (CIDH), que fue duramente criticada por los haitianos y otros desde sus inicios, ha sido en efecto suspendida ya que su mandato terminaba a finales de octubre de 2011. El Fondo de Reconstrucción de Haití se creó para trabajar en conjunto con la CIDH, así que mientras su pareja está suspendida, no está claro cómo se puede avanzar.
Por Equipo Otramérica
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