Esteban Ticona - Aymara Boliviano
El 12 de octubre de 1492 marca un hito histórico para los pueblos de Abya Yala, bautizado por los españoles como América. Es el inicio de una colonización que aún no termina. Este hecho colonial ha merecido distintas denominaciones por los españoles, como día de la raza, del descubrimiento, de la hispanidad, del encuentro de culturas, etc.
En Abya Yala, esta colonialidad configuró un patrón de poder basado en la idea de raza como instrumento de estructuración social, política y cultural, directamente ligado a la explotación del trabajo y la expansión del capitalismo mundial. Al establecer una escala de superioridad del blanco europeo sobre el indio y el negro, con un mestizaje ubicado en el medio, los conquistadores lograron imponer un patrón de dominación racializado. Este parámetro fue determinante en el establecimiento de un sistema colonial violento y de permanente clasificación racial, que sirvió para la universalización de la civilización occidental capitalista en la formación de los Estados nación criollo-mestizas desde principios del siglo XIX.
La racialización de la sociedad permitió la estructuración y clasificación social colonial y republicana, que encontró su mejor sustento en la dicotomía entre civilizados y bárbaros. Los más civilizados, los más inteligentes y más humanos eran obviamente los blanco-europeos. Ellos fueron el anclaje para el establecimiento del paradigma de la civilización y la evolución de la humanidad, que aún persiste. Los criollos, y en menor medida los mestizos, al buscar acercarse física, cultural, espiritual y mentalmente a los blanco-europeos establecieron su estatus y función hegemónica nacional frente a los indios y a los negros. Eran y aún lo son para-europeos, que se definen por sus perfiles señoriales-liberales en el plano político y por su búsqueda constante de diferenciarse de las otras formas de pueblos existentes en el país.
Los mestizos ocupaban y aún ocupan un lugar entre los criollos civilizados–letrados y los indios bárbaros. Esta ubicación (y por los beneficios asociados con el blanqueamiento) de los mestizos, al distanciarse al máximo de sus ancestros indios, contribuyeron a forjar este sistema de racialización extrema. Sin embargo, mientras los indios eran considerados inferiores en esta escala social colonial-republicana, su reconocimiento fue como seres “humanos salvables”, que les ubicaba por encima de los negros, que fueron los “bárbaros puros”, objetos de mercado para ser poseídos y/o comercializados. Esta clasificación de los negros, como dice Frantz Fanon (1974), no siguió la evolución de la humanidad y por eso fueron considerados sub-humanos. Este sistema jerárquico de clasificación racializado es constitutivo de la colonialidad, cuyos patrones de poder todavía están vigentes.
Hace días, el presidente Morales promulgó una ley que declara al 12 de octubre como el día de la descolonización, y me parece muy plausible esta decisión; sin embargo, toca preguntarnos, ¿cuánto hemos avanzado para saldar esa lacra racialización impuesta desde 1492? Tenemos una ley antirracial, pero al parecer en su aplicación no está funcionando, ¿qué hacer? Además del colonialismo, hemos heredado el colonialismo interno. ¿Cómo enfrentar estas herencias impuestas y en parte asumidos consciente e inconscientemente?
*
No hay comentarios:
Publicar un comentario