lunes, 22 de agosto de 2011

(VIDEO) El “incorrecto” John Lennon Notas sobre el documental: Los EE.UU contra John Lennon.


Octavio Fraga Guerra | Para Kaos en la Red |

Cuando leo el texto del tema: Imagine -de las más conocidas del ex Beatles John Lennon- “encuentro todo” lo que necesita el mundo. Por supuesto que esta afirmación es una metáfora en torno a un ideal de sociedad.

Esta visión ética, humanista y filosófica de Lennon se contrapone contra los que hoy anulan los procesos de cambio a favor del mejoramiento del ser humano. Son los que declaran la guerra en nombre de la seguridad nacional e invocan a la “comunidad internacional” a participar en escaladas que saben a muerte, que transita por un largo pasillo que tiene su final inalterable en el principio, como un ciclo que se repite sin cesar. Son los autores intelectuales de guerras fratricidas por la posesión del venerado petróleo, donde centenares, miles e incluso millones de personas inocentes mueren y que justifican –de manera cínica- como daños colaterales.

Son los mismos que hablan de acabar con el terrorismo y se atribuyen el derecho de conformar una lista de países que “forman parte del eje del mal o países que apoyan el terrorismo” y en sus trasteros desperdigados por el mundo, siguen cosechando bases militares que laceran la integridad de las naciones. No nos podemos olvidar de los campos de concentración -públicos o secretos- donde la tortura, la humillación, el encierro indefinido es la tónica de la “justicia” de los que se creen dueños de este planeta, como si de la peste se tratara y no de personas con derechos reconocidos universalmente.

Estos mismos, son los que “dialogan” exhibiendo lustrosas corbatas de marca en las grandes convenciones internacionales, brindan por “sus éxitos” con una copa de cristal edulcorado, se hacen la foto y toman decisiones alejadas de la realidad social en la que solo salen favorecidas, las grandes empresas de estatura internacional, -que son los verdaderos presidentes de los gobiernos imperiales-, solo que prefieren estar tras los telones de este gran escenario que es el mundo, dejándole el trabajo sucio a los gobernantes de turno.

Pero el discurso, el argumento, la poética, la historia, la esencia, la estética del documental Los EE.UU. contra John Lennon no van por esos andares. La historia nos puede sorprender cuando descubrimos en este filme las trampas e intimidaciones por las que tuvo que transitar este mítico músico. Esta obra fílmica pone al descubierto documentos silenciados en archivos ultra secretos, esos que “guardan información clasificada sobre personas y organizaciones que ponen en peligro a la seguridad nacional”.

Antes de entrar en los avatares de este documental, cito algunos fragmentos del periódico mexicano La Jornada, con fecha 21 de diciembre de 2006, que con el título “Los archivos secretos de John Lennon”, comparte algunas interioridades de esta siniestra agencia del gobierno de los Estados Unidos, en relación con este gran poeta de estatura universal que supo hacer música desde la ética y los principios que son propios del ser humano.

"John Lennon es un ciudadano británico y ex miembro del grupo de canto (sic) The Beatles". Así comienza la carta escrita en abril de 1972 por J. Edgar Hoover, quien durante mucho tiempo encabezó el FBI, dirigida a un miembro del Departamento de Justicia del gobierno de Richard Nixon.

"Lennon ha alentado la creencia de que él tiene ideas revolucionarias no sólo mediante sus entrevistas formales con marxistas, sino por el contenido de algunas de sus canciones y otras publicaciones". Esta nota viene en un memorando escrito en febrero de 1972, cuando las administraciones de Hoover y Nixon luchaban desesperadamente para revocar la visa de inmigrante de Lennon y poder así deportarlo.

La canción que más parece interesarles es Power to the people, que difícilmente es un documento secreto, dado que es un tema del primer disco como solista de Lennon, titulado Plastic o­no Band (1970), y que fue un sencillo que trasmitieron emisoras radiales de todo el mundo.

Continua Hoover expresando en su carta: "Desde 1972 John Lennon ha seguido, de vez en cuando, prestando su apoyo a diversas causas extremistas, aunque no parece tener su lealtad comprometida con ninguna facción". Esta frase aparece en un documento sin marca de archivo ni fecha, pero con el sello "confidencial", que al parecer pertenece a los servicios secretos británicos (MI5).

¿Era Lennon un peligro para la seguridad nacional de los Estados Unidos e Inglaterra? ¿Formaba parte de algún grupo violento que justificara el acoso y la vigilancia de la que fue víctima por los servicios secretos de estos dos gobiernos?

Era una época rica en movimientos políticos y sociales, donde la cultura y el pensamiento estaban viviendo una efervescencia global. En paralelo, el gobierno de los Estados Unidos desarrollaba una guerra genocida contra Vietnam, que culminó con la muerte más de tres millones de vietnamitas y más de cincuenta mil soldados norteamericanos.

El Ku Kux Klan campeaba por su respeto, predicando la supremacía de la raza blanca, el antisemitismo, el racismo, el anticomunismo, la homofobia; recurriendo al terrorismo, a la violencia y actos intimidatorios para aniquilar a sus víctimas. EL KKK está supuestamente desestructurada en la sociedad norteamericana de hoy, pero que sigue “ejerciendo sus funciones” con otras vestiduras demócratas.

John se involucró en estas campañas, desarrollando una activa y pacífica acción a favor de los más desfavorecidos de una nación que se vendía –y se sigue vendiendo- como la más democrática del mundo. Apoyó de manera explícita al Partido de los Panteras Negras, que estaban ubicados en el círculo negro de los servicios secretos del presidente Richard Nixon.

Los EE.UU. contra John Lennon se estructura en pauta fílmica bajo una clara intencionalidad de acompañar uno de los períodos más ricos de un hombre que se identificaba con el pensamiento y el espíritu del pensador y político indio Mahatma Gandhi y la firmeza del reverendo Martin Luther King Jr.

El ex Beatles desató un proceso evolutivo de su activismo, en el que no negaba ni veía contradicción entre su condición de artista y su pensamiento político. Esa sinfonía de evoluciones tuve sus cimientos en un adolescente marcado por el abandono de sus padres y la mirada crítica hacia el poder, un joven que nació en los suburbios de Liverpool y absorbió todo lo que de negativo tuvo para él ese hostil entorno. Esa realidad social y familiar fue moldeando un John Lennon rebelde, dispuesto a desentrañar de raíz las injusticias que se agolpaban en su tránsito por la vida.

Este capítulo inicial de Lennon se sustenta con el testimonio de Yoko, que no es el único presente en este material fílmico. Supo revelar esa parte de su vida en una necesaria cronología para entender el curso que fue tomando como hombre que ama la paz, pero que siente la necesidad de “hacer la guerra” al modo de vida anglosajón que pretende imponer sus sones en tono de prepotencia.

Otros testimonios como el del lingüista, filósofo y analista político norteamericano Noam Chomsky o la del escritor, periodista, director de cine e historiador paquistaní Tariq Ali, constituyen un representativo abanico de puntales que aportan auténticos e irrepetibles discursos, generados y construidos desde una intimidad para acercarnos a una convulsa etapa de la vida de este irrepetible hombre.

En este bregar de palabras se incluyen los apuntes verbales de periodistas, escritores, fotógrafos, políticos, e incluso ex agentes del FBI que en aquella etapa participaron o supieron del paranoico juego, que esta agencia del gobierno de los Estados Unidos estaba dibujando ante un hombre de singular estatura.

Hago un aparte en la particular participación en este filme de Robert George “Bobby” Seale, quien fuera presidente de los Panteras Negras. Su reflexión contribuye a esclarecer la relación de Lennon con este grupo afro norteamericano, también se suma a este filme, los argumentos de la activista afro norteamericana Ángela Davis. David Leaf y John Scheinfeld, -directores de este documental-, utilizan material de archivo donde Lennon hace pública su comprometida adhesión a esta organización.

Es muy singular cómo se resuelve el escenario-telón de cada uno de los entrevistados. Desde una pretensión artística testimonial el fondo va desde el “tradicional negro”, a fotos de músicos que han compartido escenario con Lennon y personalidades, que juegan el papel de contraponer o fortalecer una mirada fílmica muy personal sobre este gran músico para los espectadores.

John, con esa peculiar pose de hombre fotogénico y mirada de “niño-hombre”, entra en escena alentando la palabra, justificando cada uno de sus actos, comprometiéndose con cada argumento. Es una manera o­nírica de hacernos ver que no solo están los testimonios de estos actores testigos de epopeyas pasadas; es una perspectiva que busca acentuar -desde el lenguaje cinematográfico- su inconfundible presencia.

Los realizadores Leaf y Scheinfeld apuntan hacia otros dos momentos singulares de la vida de Lennon. Una inusitada manera de hacer su luna de miel junta a su esposa Yoko o­no, fue manipulada y roseada por los medios de comunicación en aquellos convulsos tiempos. Un retiro espiritual, un recogimiento en su habitación del hotel rodeados de carteles que invocaban a la paz, junto a periodistas que buscaban en ese acontecimiento el morbo noticioso, el debate insulso, la noticia rosa que Lennon y Yoko no estaban dispuestos a dar.

La labor esclarecedora de esta pieza fílmica aporta perspectivas, ángulos, datos con los que en aquel momento era impensable contar para una mejor visión de lo que de cara a la galería podría parecer un show mediático. Era la manera que tenían estos artistas de pronunciarse contra la barbarie de la guerra, conscientes de que eran centro de atención de portadas de periódicos, minutos de telediarios y emisoras radiales.

Un elemento policial y de suspenso fortalece esta obra. La permanencia de Lennon y Yoko en los Estados Unidos estaba condicionada por un tiempo límite de su permiso de residencia en este país. Era el ardid perfecto que tenía Nixon para quitarse “del medio” a un hombre que le estorbaba. Una escalada de presiones “legales” se fueron sumando a la vida del artista, era “un peligro para la seguridad nacional de ese país”.

La cronología de esta contienda está matizada y estructurada no solo por las revelaciones de Yoko o­no y el abogado que asumió este caso. Documentos desclasificados en los últimos años revelan la persecución a la que fue sometido este excepcional artista que reconstruyen, la paranoia de un sistema político en el que podemos estar clasificados como “políticamente incorrectos”.

Lennon nos descubre sus miedos, su conciencia de estar vigilado por algún servicio secreto de ese país, pero no deja de ser un hombre consecuente con los ideales de paz.

La música que compuso en esta etapa es la mejor expresión de un sólido intelectual que apuesta por otro mundo ante una realidad que le desborda, pero que ha querido cambiar con canciones. Temas como Give peace a chance, Revolution, Power to the people, son verdades en tiempo de rock multiplicado en multitudes. La poesía y la fina voz textual de Love e Imagine, es esa dama que sabe encendernos los sueños.

Para el cierre de estos apuntes les dejo con el video del “peligroso” tema compuesto por John Lennon: Power to the people.

Sinopsis

Ante la guerra de Vietnam y una administración presidencial involucrada en vigilancia y escuchas telefónicas secretas, el idolatrado músico John Lennon usó su fama y su fortuna para movilizar a la opinión pública contra el gobierno norteamericano. A través de exhaustivas entrevistas con las personas de su círculo más íntimo, se nos ofrece una poderosa visión de los ideales por los que luchó y de cómo y por qué el gobierno de EEUU trató de silenciarle.

Ficha técnica

Título original: The U.S. vs. John Lennon

Nacionalidad: Estados Unidos

Año: 2006

Duración: 90 minutos

Productora: LSL Productions Authorized Pictures Lions Gate Films VH1 Rock Docs

Dirección, producción y guión: David Leaf y John Scheinfeld

Fotografía: James Mathers

Montaje: Peter S. Lynch II

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