Por Tankar Rau-Rau Amaru
En otro tiempo las mejores tierras de Apurímac se encontraban en manos de los hacendados, amos y señores de tierras, animales y personas. “Sus haciendas” nacieron del despojo y abarcaban desde las lejanas punas hasta las quebradas más profundas. Mucho antes, después de la caída del Tawaintisuyu, los encomenderos españoles, principalmente los curas, se repartieron regiones enteras, donde ellos gobernaban, mataban, robaban.
Los tiempos han cambiado desde Velasco. Los dueños y señores de las tierras han desaparecido en la sierra (en la costa siguen, como menciono en mi libro Allin Kawsay y el poder en el Perú), pero con Fujimori surgió un nuevo tipo de hacendados: los dueños de las concesiones mineras, en su mayoría extranjeros. Si antes eran dueños del suelo, ahora se creen dueños del subsuelo, donde se encuentra la mayor parte de la riqueza de los pueblos. Una buena parte de Apurímac se encuentra concesionada. No hubo consulta a los comuneros. A otros pueblos entraron comprando conciencias con gaseosa, pollos, panes, frutas, o sobornando a sus autoridades.
Hace algunos meses hubo una revuelta en Puno, dirigida por Walter Aduvire, donde se canceló la concesión de la minera Santa Ana, estableciéndose además que habrá consulta previa a los pueblos aimaras para la admisión de petitorios mineros.
La pregunta que se hacen los comuneros de Apurímac en estos días es: ¿y por qué sólo Puno puede cancelar las concesiones mineras y por qué no Apurímac y otras regiones del país? En todo caso, ¿por qué los comuneros no entran como accionistas de los grandes proyectos mineros de Apurímac, como Xstrata, y otras regiones? ¿Por qué los verdaderos dueños de la casa, los comuneros kechwas, deben ser expulsados del banquete y esperar, lejos, que los nuevos amos del Perú, las transnacionales, les tiren por caridad algún huesito en nombre de canon y regalía?
Las transnacionales Xstrata, Antares, Ares, Apurímac Ferrum y Southern son algunos de los grandes proyectos mineros que, en un tiempo no tan largo, saquearán los recursos de esta región empobrecida. No sólo la saquearán: borrarán del mapa a muchas comunidades, como ya viene sucediendo con la comunidad indígena de Ccahuapirhua (cerca del proyecto Las Bambas y Antares), cuyo título de propiedad viene del siglo XVIII.
Precisamente Ares, Xstrata Tintaya, Antamina, Yanacocha, Barrick, Cerro Verde, Los Quenuales, Milpo, Southern,Volcán, Doe Run y Santa Luisa y Ares, sólo en los años 2004, 2005 y 2006 evadieron abonar regalías al Perú por valor de 357 millones de dólares basándose en contratos denominados de “estabilidad tributaria”. ¿Y las comunidades no tienen estabilidad?
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