La baja producción agrícola y la crisis económica que ha afectado al mundo entero son las principales causas de la crisis alimentaria que atraviesa África, en un momento donde la sequía ha arrastrado a más de 10 millones de personas al hambre y la desnutrición, según comentó el economista de la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por su sigle en inglés), Jean Balie.
La difícil situación climática afecta, según cifras de la Organización de Naciones Unidas (ONU), a 3,2 millones de personas en Kenia, 2,6 en Somalia, 3,2 millones en Etiopia y 117 mil en Yibuti, países que junto a Editrea conforman el llamado Cono africano.
A la sequía se suma el incremento de los precios de los alimentos. En el caso de Kenia, el costo de los cereales ha aumentado entre 30 y 80 por ciento más que el promedio de los últimos cinco años, mientras que en Somalia se registra un incremento de 270 por ciento.
Según estimaciones de la ONU, en las zonas más pobladas de África hay hasta 30 por ciento de desnutrición. Solamente, en Somalia uno de cada 3 niños tiene problemas en su alimentación.
Aunque el Programa Mundial de Alimentos ha dado comida a 1,2 millones de personas en Somalia y a más de 4,3 millones de africanos, este país pide ayuda a los países más desarrollados porque no cuenta con los recursos necesarios para atender la severa crisis.
En entrevista concedida a teleSUR, el economista Balie informó que esta situación no escapa a la realidad de un continente donde 240 millones de habitantes padecen de hambre, lo que equivale al 30 por ciento de su población.
Explicó que lo más preocupante es la “enorme brecha de lo que se observa en África, lo sucedido en América Latina y Asia con respecto a la producción agrícola”, manifestó.
Agregó que para mitigar las desalentadoras cifras de desnutrición en África es necesario que se invierta más en el sector agrícola y en la educación, áreas que consideró “imporantes” para mejorar también la situación económica en esos países.
Precisó que la realidad africana se debe, en parte, a “un continente donde la dependencia alimentaria no ha disminuido", lo que lo hace más vulnerable a los cambios en el mercado.
En cuanto a la crisis alimentaria, acotó que observa “un marco preocupante” en países donde “los modelos de consumo han evolucionado a modo más occidentales”, por lo que los productos africanos no son consumidos.
Recalcó que es necesaria la voluntad política para mejorar la situación en África, pero no sólo de los gobiernos de estos países sino de las grandes potencias del mundo.
teleSUR/ao-MFD
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