sábado, 29 de mayo de 2010

Europa, una recurva en la crisis económica global


Bruselas, 28 may (PL) Cuando la mayoría de los economistas y analistas del mundo occidental se empeñan en afirmar que la recuperación avanza, Europa parece vivir una recurva dentro de la crisis económica global.

No son pocas las noticias que dan cuenta de la aplicación de planes de austeridad para reducir déficit fiscales y deudas públicas en Grecia, España, Italia, Portugal y hasta el Reino Unido.

Reconocidos comentaristas económicos comienzan a hacerse eco de alertas multiplicadas en internet sobre un serio problema de deuda, que podría provocar otra gran depresión con grandes efectos también en Estados Unidos.

Si los planes de rescate, entre ellos los 750 mil millones de euros aprobados por la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional, no logran calmar a los mercados bursátiles, la economía europea se desplomará nuevamente, avizoran los analistas.

A ello se sumará que el crecimiento del Producto Interno Bruto estadounidense podría caer entre 0,5 y 1,0 por ciento en los próximos dos años, como advirtieron especialistas del Deutsche Bank.

El desplome de las bolsas en las últimas semanas junto a la devaluación del euro frente al dólar, son muestras de que esas previsiones no están lejos de la realidad por lo que las preocupaciones se transforman en pánico.

La verdad es que Europa, uno de los pilares de la economía mundial, después de Estados Unidos, se tambalea.

Grecia, España, Portugal e Irlanda por sus muy abultados déficits fueron identificados como los epicentros de un cataclismo que, en caso de dispararse, podría arrastrar al abismo a todo el continente europeo y, por efecto dominó, a la economía mundial.

Los días pasan y el millonario monto para salvar a Europa, en particular a la zona euro, no logra disipar la incertidumbre; al contrario, se multiplica.

Pero más allá de las frías cifras y las líneas rojas con que se grafica la caída de las principales bolsas de valores del mundo, lo que más alarma son las consecuencias sociales y políticas de la crisis económica global, que parecer recurvó en Europa.

El desempleo ha incorporado a sus filas a casi 10 millones de personas durante los últimos meses, hasta afectar a más de 23 millones, y sigue en aumento como la más visible de las caras de la crisis.

A pesar de ello, las medidas de austeridad puestas en marcha a nivel de país afectan aún más a los sectores más vulnerables de la población europea.

Se calcula que las personas al borde de la exclusión social tendrán más dificultades para acceder a servicios básicos y satisfacer sus necesidades elementales, las cuales ya superan los 80 millones.

Tanto en Grecia, España e Italia los ajustes fiscales aplicados conllevan a la reducción de los ingresos de gran parte de la población, la prolongación de la vida laboral antes de la jubilación y recortes en la prestación de servicios públicos, entre otras medidas.

De ahí que la propia Comisión Europa confesó sus temores de que la crisis económica se pase a la social y de ésta a la política, lo que podría llevar a escenarios que hasta hace poco parecían imprevisibles en la región.

Sobre esa base las principales autoridades de la UE exigieron a sus países reformas estructurales ambiciosas para superar la actual situación y garantizar el crecimiento y el empleo a mediano y largo plazo.

La receta del Foro Económico de Bruselas fue clara al proponer combatir el déficit público con medidas de consolidación fiscal, sin lo cual el continente se estancará en un economía que apenas alcanzará este año un incremento del 1,5 por ciento.

El comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, aseguró que si en cinco años se logra ese objetivo y moderniza la economía europea, habrá un potencial para crecer en la próxima década a un dos por ciento anual y se crear más de 10 millones de empleos.


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