sábado, 12 de septiembre de 2009

Mujeres Libres (1936-1939): cuando florecieron las rosas de fuego (II)


Lo específico en las ideas de MM. LL.

El feminismo hispano anterior al nacimiento de MM. LL. era un movimiento que expresaba visiones y objetivos de sectores de clase media, con énfasis en el logro paulatino de los derechos políticos y en ir disminuyendo lo más absurdo de una tradición espiritual y jurídica misógina, ocupándose relativamente poco de la discriminación social, educativa y cultural que padecían las españolas obreras y campesinas.

La aparición de este colectivo libertario marca una ruptura con esas limitadas experiencias previas, así como con el esfuerzo paralelo en el tiempo de comunistas, socialistas y falangistas de crear las secciones femeninas de los respectivos partidos, concebidas como meras correas de transmisión para llevar consignas y ordenes a un sector de la población para el que no se definían políticas específicas y que en lo esencial debía someterse a la dirección partidista, integrada siempre por varones, si acaso con alguna mujer que aceptara esa dominación de género.

Al respecto, hasta el mismo nombre de Mujeres Libres enuncia una perspectiva teórico-práctica fundamentalmente distinta a lo que expresaba, por ejemplo, la Asociación de Mujeres Antifascistas controlada por el Partido Comunista, en cuya denominación ya se apunta que los objetivos específicamente femeninos son secundarios en la estrategia partidista de constituir – y controlar - un frente popular antifascista.

A pesar de la afluencia de activistas provenientes de las otras instancias del movimiento libertario (CNT, Federación Anarquista Ibérica - FAI - , Juventudes Libertarias, los ateneos libertarios), desde el principio MM. LL. funcionó de modo autónomo, sin subordinarse a ninguna de las estructuras previamente existentes, pues se consideraba que la organización separada permitiría una acción más eficaz en los temas que particularmente concernían a la mujer, ya que sólo con la acción femenina autogestionada se podría adquirir la confianza y capacidad para participar como iguales a los hombres en la tarea de construir un mundo mejor. Esto se explicaba así en la revista MUJERES LIBRES: "No luchamos contra los hombres, No pretendemos sustituir el dominio masculino por el femenino.

Es necesario trabajar y luchar juntos pues sino nunca tendremos la revolución social. Pero necesitamos nuestra propia organización para luchar por nosotras mismas" [citado en Liaño y otras, 1999b: 18]. Esa misma autonomía se manifestó en las relaciones con otras organizaciones de mujeres del campo republicano, a las que repetidamente se tuvo que aclarar que MM. LL. no estaba dispuesta a limitar su acción en pro de transformar radicalmente la condición femenina, en aras de compromisos políticos coyunturales como el de la “unidad antifascista”.MM. LL. compartía sin duda la estrategia anarcosindicalista de lucha de clases y la visión comunista libertaria de la CNT y la FAI[1], pero entendía que en ese marco cabía desarrollar sus objetivos organizacionales específicos, resumidos en dos consignas: capacitación y captación.

Lo primero se refería al trabajo educativo, para ayudar a las mujeres obreras y campesinas a superar las enormes carencias de instrucción formal que padecían, lo cual era condición básica para acceder a lo segundo, pues las mujeres que se superaban a través de la educación podrían incorporarse y participar activamente en ese proceso de transformación social profunda impulsado por el movimiento libertario español en las áreas donde tenía predominio (particularmente en Cataluña y Aragón).

Como propuestas para modificar a corto plazo la situación femenina en España, los esfuerzos más insistentes de la Agrupación apuntaron a lo siguiente:

- Sobre el trabajo asalariado: La participación de la mujer era indispensable, porque en ello se fundaba la independencia económica femenina. Por las urgencias de la guerra civil se aceptó la incorporación masiva de las mujeres a laborar en las fábricas, pero MM. LL. no quería simplemente esa función de emergencia, pues propugnaba un derecho definitivo al trabajo. Para que ese derecho no fuese mera acumulación de cargas adicionales sobre las espaldas femeninas, propugnaban la instalación generalizada de comedores populares y guarderías, así como que las faenas hogareñas fuesen compartidas.

- Relaciones de pareja: Este aspecto lo vinculaban con la independencia económica, pues sin ésta no es posible construir el amor libre, que es la relación basada en la libertad para asumir conscientemente el acuerdo de compartir la existencia, y nada tiene que ver con esa caricatura de promiscuidad sexual sin compromiso que ha promovido como espantajo el conservadurismo religioso de entonces y de ahora. En tanto anarquistas, repudiaban el control y sanción institucional (estatal o eclesiástico) sobre las uniones, porque tal ingerencia refuerza el papel dominante de esas estructuras de poder, además de consolidar la desigualdad hombre-mujer en las relaciones interpersonales.

- Prostitución: Sobre este tema hicieron proposiciones originales. La consideraban como un resultado inherente al sistema capitalista y estaban en su contra, pero a favor de las prostitutas. Decían que no se podía acabar con la explotación sexual sólo con medidas policiales, pues ello supondría dejar sin trabajo a muchas mujeres. Plantearon que inicialmente debía existir una prostitución liberatoria, con exámenes y tratamientos médico-sicológicos, orientación y capacitación en trabajos sustitutos, ayuda moral y económica, que progresivamente llevasen a la desaparición de este "oficio".

- Educación infantil: siendo un asunto al que prestaron la mayor atención, sostenían que en las escuelas capitalistas se adquiría una mentalidad encasillada por los valores burgueses, por lo que era esencial que todos los involucrados diesen un giro total al proceso educativo, potenciando una escuela para la libertad a la que asistiesen juntos niñas y niños, iniciativa radical para la época en España. Además se reivindicaba la teoría y la experiencia de la pedagogía libertaria que desde el Siglo XIX se había asociado estrechamente con el movimiento anarquista[2].

- Realización de una amplísima labor de capacitación educativa básica y aprendizaje laboral dirigida a las mujeres obreras y campesinas. Para ello, en muchos sitios se participó dentro de las iniciativas impulsadas por los sindicatos, mientras que en Barcelona MM. LL. puso en marcha de modo independiente el "Casal de la Dona Treballadora", donde se atendían entre 600 y 800 mujeres en clases de alfabetización, instrucción básica, mecánica y agricultura, sin olvidar enseñanza sindical y temas económico-sociales.

- Vale indicar que si bien en los primeros días de la Guerra Civil hubo una espontánea integración de mujeres a las milicias anarquistas, eso no ocurrió por iniciativa de MM. LL., desde donde se hizo todo lo posible a favor de esas combatientes, que fueron excluidas de la línea de batalla con la militarización de las milicias en noviembre de 1936. En todo caso, MM. LL. mantendría su esfuerzo a favor de canalizar el máximo de suministros hacia el frente.

- Se promovieron jornadas de agitación y propaganda, programas de radio, bibliotecas móviles y eventos culturales resaltando el papel de las mujeres organizadas para transformar por si mismas las condiciones de la existencia femenina, lo que resultaba imprescindible en el proceso hacia la revolución social que proponía el anarquismo. Se enfatizó en orientar estas actividades hacia las colectividades agrarias e industriales impulsadas por la CNT y la FAI.

- Participación directa en la creación y gestión de guarderías y comedores populares, respondiendo a una reivindicación inmediata de las trabajadoras. También se impulsó el funcionamiento de orfanatos y centros de apoyo a los refugiados, en auxilio a las víctimas más desvalidas del conflicto armado.- En el área de salud, MM. LL. fomentó la creación de una Escuela de Enfermeras y el Instituto Materno-Infantil Louise Michel, ambos en Barcelona.

- Debe decirse que – habiendo tomado la CNT la polémica decisión táctica de participar en el gobierno republicano - la Ministra de Sanidad era Federica Montseny, a quien correspondería la paradójica circunstancia, para una anarquista, de ser la primera mujer en el mundo que ocupase una cartera ministerial.

- También en conjunto con el Ministerio de Sanidad, se trabajó en hacer funcionar los "liberatorios" de prostitución.

Toda esa fulgurante actividad y reflexión se vio truncada por el triunfo de los fascistas de Franco, que condujo a estas mujeres a la cárcel, al exilio, a volver a la situación contra la que se habían rebelado, o lo que tal vez fue peor, a un silencio que negaba a muchas tan siquiera mencionar la experiencia más rica de sus vidas.

Entre la desesperanza y debilitamiento que significó el exilio para el anarquismo español, parte de lo peor le tocó a las veteranas de MM. LL., a quienes ni siquiera les fue posible mantener estructuras organizadas en la clandestinidad o en el exterior, como si pudieron hacerlo otras expresiones del movimiento libertario ibérico. Apenas si se registró el esfuerzo, iniciado por Suceso Portales, Sara Berenguer y otras, de publicar la revista MUJERES LIBRES DE ESPAÑA EN EL EXILIO, que comenzó a aparecer en Londres en 1964, luego se siguió editando en Francia y se mantuvo por 47 números hasta 1976, pero que fue prácticamente desconocida fuera de reducidos círculos de la envejecida emigración ácrata española.

Aquellas extraordinarias mujeres tuvieron que esperar muchos años para al menos rememorar en conjunto, y también para que hubiese oídos atentos a escucharlas, así como a seguir el rumbo que ellas abrieron, tomando el mismo nombre de Mujeres Libres para iniciativas anarcofeministas que ahora funcionan en Francia, Colombia, Argentina, Estados Unidos y España. La herencia principal que han legado a la posteridad es que si es posible construir – pese a estar en medio de una difícil coyuntura – un movimiento feminista radical de masas, que a través de la acción directa promueva cambios sustanciales e inmediatos en la condición de sometimiento a la cual están sujetas tantas mujeres.

Por decirlo con palabras de Concha Liaño: "Hoy apenas quedamos las veinteañeras de esa gesta. Todas las mencionadas han desaparecido. Bastantes somos las que les debemos mucho. Y la autora de estas líneas más que ninguna. Desde aquí quiero reiterar que nunca las olvidé y que las he llevado en mi corazón a través de tantos años de ausencia física. ¡Ya ves Mercedes, no hemos desaparecido!... Aquella semillita que con tanta fe, ardor y esfuerzo sembramos, luchando contra reloj, porque teníamos el tiempo contado, corto, ¡GERMINÓ!" [Liaño, 1999a: 4].


Notas:

[1] Su formulación más conocida está en las resoluciones del IV Congreso de la CNT, Zaragoza, mayo 1936.

[2] Esta asociación había tenido un exponente ilustre en el catalán Francisco Ferrer (1859-1909), fusilado por quienes no hallaron otro modo de detener su innovadora acción pedagógica.



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