lunes, 1 de agosto de 2011

Puerto Rico: Francheska espera que se haga justicia en un crimen de odio


Por Yaritza Rivas / yrivas@elnuevodia.com

Francheska González tiene mucho que decir. En abril pasado un desconocido se le acercó en un puesto de gasolina y le dio una golpiza.

Ella dice que la razón es porque es transexual.

Recuerda que, mientras recibía una lluvia de golpes, el hombre -quien identificó como José Ortiz Castro- le gritaba “Personas como tú deberían morir. Para que no se crea mujer y coja vergüenza”.

Mientras esto pasaba la retina de su ojo derecho se desprendió, la boca y la nariz quedaron destrozadas, el implante de su seno derecho reventó y una vértebra de su columna se quebró.

El agresor fue detenido por las autoridades poco después de una semana cerca del área de la playa de El Escambrón en San Juan y fue identificado positivamente por tres transexuales y una mujer que presuntamente se dedica a la prostitución, contra quienes se alega que cometió los delitos de robo a mano armada, tentativa de carjacking y agresión agravada. Francheska lo identificó.

Ortiz Castro fue acusado por la golpiza. Y mañana se verá la lectura de sentencia en el Centro Judicial de San Juan.

Ante eso, Francheska, de 41 años, tiene ansiedad. No hay medicamento que le baje la presión, dice. Sin embargo, busca tranquilidad y está positiva en que su agresor debe cumplir cárcel por lo que hizo.

“Espero que se haga justicia. Yo no lo odio, pero no lo puedo perdonar. Lo único que quisiera es que recapacitara en la cárcel”, dice.

Desde su golpiza, ella ha sentido el apoyo de su familia y mucha gente alrededor de la Isla. También le anima un espacio radial en el cual ha estado participando los martes en las mañanas.

Su interés es que las personas que se identifiquen con su situación tengan apoyo, salgan del clóset o se expresen.

Porque sabe lo difícil que es explicar a las personas cómo se vive atrapado en el cuerpo de un hombre cuando desde siempre se ha sentido mujer.

En su caso, ni la ayuda profesional que recibió en el pasado ayudó.

“Los sicólogos dicen que me entienden, pero no me entienden porque no sienten lo que yo siento”, dice de su deseo de cambiar por completo a mujer, proceso que inició desde muy joven con el apoyo de su familia, aunque aún tiene el sexo masculino.

Aunque se crió en Puerto Rico, Francheska ha vivido la mitad de su vida fuera de la Isla entre Las Vegas y Nueva York, donde se sentía más libre. “Era gerente de un restaurante de comida rápida”, dice.

Hace dos años regresó a Puerto Rico añorando sus raíces. Y aunque ha sentido mucho cariño de la gente, especialmente en la parada gay celebrada recientemente en Boquerón, piensa que hay muchas personas que no entienden debido al machismo.

“Hay gente abierta de mente, pero hay que hacer más”, opina.

En fin, que lo bueno que ha sacado de su triste experiencia ha sido levantar la voz, a diferencia de otros transexuales que sufren atropellos y han callado.

“Los crímenes de odio pueden suceder en cualquier lugar”, termina.



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