jueves, 15 de julio de 2010

El Sumak Kawsay (Buen vivir) y las cesuras del desarrollo


Pablo Dávalos

ALAI AMLATINA, 06/05/2008, Quito.- De todos los conceptos creados desde la positividad de la economía neoliberal, el concepto de crecimiento económico como base del desarrollo social es, de hecho, uno de los que más connotaciones simbólicas y políticas posee. Es un concepto hecho a la medida de las ilusiones y utopías del neoliberalismo y del capitalismo tardío. Con la misma fuerza que el creyente cree en la epifanía de la voluntad divina, el economista neoliberal, cree en las atribuciones y virtudes mágicas que tiene el crecimiento económico. Es una especie de doximancia en la que la sola enunciación del crecimiento económico se convertiría en taumaturgo de la realidad.

Esta noción del crecimiento económico recupera las necesidades políticas del neoliberalismo, y, para legitimarse, apela al concepto decimonónico e iluminista del “progreso”. En efecto, desde esta perspectiva el crecimiento económico sería otro símbolo de progreso y éste, por definición, no admite discusiones. De esta manera, el neoliberalismo pretende tejer una solución de continuidad histórica con el iluminismo y con las promesas emancipatorias de la modernidad. En la simbólica moderna, toda persona, o todo pueblo, al menos teóricamente, quiere progresar, quiere “salir adelante”; quiere “superarse”. Para el neoliberalismo, poner trabas al progreso es ser retardatario. Poner trabas al crecimiento es una aberración de los pueblos “atrasados” que, de forma imperativa, deben modernizarse. Oponerse al desarrollo, por tanto, es antihistórico. Estar en contra del crecimiento económico es síntoma y signo de oposición al cambio.

Pero el crecimiento económico, vale decir el desarrollo, por antonomasia es obra de los mercados y, a su vez, de las empresas privadas. La empresa privada (y en su forma más moderna: la corporación), gracias al discurso neoliberal del crecimiento económico se creen portadoras de una misión de trascendencia histórica: asegurar el cumplimiento de una de las promesas más caras de la modernidad capitalista: el progreso económico en condiciones de libertad individual.

En esta noción de crecimiento y desarrollo económico el discurso neoliberal crea un fetiche al cual rinde tributos, oraciones, y penitencias. El crecimiento económico, según la doctrina neoliberal, resolverá por sí solo los problemas de la pobreza, iniquidad, desempleo, falta de oportunidades, inversión, contaminación y degradación ecológica, etc.

El crecimiento económico se convierte en la parusía del capital. En el horizonte utópico hacia el cual necesariamente hay que llegar, a condición de que, obviamente, se dejen libres los mercados y que el Estado respete las reglas de juego del sector privado. En la teología del neoliberalismo, la parusía del crecimiento económico solo puede provenir de la mano invisible de los mercados. Gracias a esta noción de crecimiento económico, el neoliberalismo puede deconstruir aquellos modelos económicos y sociales que comprendían la intervención del Estado; y posicionar su proyecto político como un modelo de crecimiento por la vía de los mercados. El crecimiento económico, en las coordenadas teóricas y políticas del neoliberalismo, permite desarmar aquellas nociones de planificación social, de bienes públicos y solidaridades colectivas que formaron parte del debate político latinoamericano y mundial, antes de la “larga noche neoliberal”.

Ahora bien, la teoría del crecimiento económico por la vía de los mercados y como base del desarrollo, es una invención reciente. Su formulación como parte de las teorías del desarrollo y su reformulación como propuesta de mercados libres y competitivos como único espacio histórico posible del desarrollo económico, está relacionada con la contrarrevolución monetarista de Friedman y de la Escuela de Chicago, producida en los años cincuenta y sesenta del siglo pasado.

En realidad, el crecimiento como dispositivo conceptual del desarrollo neoliberal, es un argumento vacío. En efecto, el crecimiento económico, strictu sensu, no existe. Lo que existe es la acumulación del capital, y el capital no es ni una cosa ni un conjunto de objetos, es una relación social mediada por la explotación y la reificación. La acumulación del capital implica, por definición, la ampliación de las fronteras de la explotación y de la enajenación humana. A más crecimiento, más acumulación de capital, y, por tanto, más explotación, más degradación, más enajenación.

El desarrollo basado en la noción neoliberal del crecimiento económico, es un discurso mentiroso y encubridor de las relaciones de poder que genera la acumulación del capital en su momento especulativo. El crecimiento económico como teleología (o como finalidad) social y fetichismo de la historia es un dispositivo simbólico y epistémico que tiene una función política: aquella de generar los consensos necesarios para posibilitar la acumulación del capital en su momento especulativo y neoliberal.

Tiene también una función histórica: aquella de cerrar los espacios de posibles humanos en las coordenadas de la economía y del mercado. El neoliberalismo es el fin de la historia moderna. No hay nada más allá del fin de la historia: las utopías desaparecen y las metanarraciones de la modernidad se fragmentan. En el mundo neoliberal se han cumplido con las promesas emancipatorias de libertad y progreso. Sin embargo, esa libertad y progreso son puestas en las perspectivas del mercado y la libre empresa, y el ser humano que mide a su condición humana en la reificación de las cosas, ya fue cuestionado por los filósofos marxistas de la Escuela de Frankfurt, además, el discurso del crecimiento económico ha sido objeto de un intenso cuestionamiento, desde Iván Illich, Arnold Naess, Herbert Marcuse, hasta Arturo Escobar y Serge Latouche, entre otros.

La colonización epistemológica producida por el discurso del crecimiento económico ha neutralizado la capacidad que tendría la humanidad en repensar las alternativas al capitalismo. Quizá es más difícil desaprender que aprender. Para salir de esta colonización, quizá sea necesario un largo trabajo de olvido sobre todo aquello que aprendimos a propósito del desarrollo y del crecimiento. Superar esta cesura epistémica es una de las tareas más complejas del presente porque la razón siempre es autorreferencial, y la analítica del crecimiento económico ha hundido sus raíces en la episteme moderna incluida en sus propuestas emancipatorias.

Todos estos procesos no pueden mantenerse sin la utilización estratégica de la violencia. El libre mercado necesita de la violencia como la vida necesita del oxígeno. A más libre mercado más violencia. Todas las reformas neoliberales del crecimiento económico han sido impuestas y se mantienen desde la violencia. La violencia asume el formato de la política como una extensión de la guerra, y ésta como una condición hobbesiana de existencia. El desarrollo y el crecimiento económico fragmentan al hombre de su sociedad y lo inscriben en una relación marcada, precisamente, por la violencia. La libertad de los mercados implica cárceles, persecución, terrorismo de Estado, torturas, genocidios, impunidad. El crecimiento económico es violento por naturaleza. Generar violencia y administrarla políticamente, bajo una cobertura de democracia, ha sido uno de los desafíos más importantes del neoliberalismo. El concepto neoliberal que permitió la domesticación de la política, incluido el sometimiento de la democracia a las coordenadas del mercado, ha sido aquel del Estado social de derecho.

Está en juego la pervivencia del hombre sobre la Tierra. El discurso neoliberal del desarrollo basado en el crecimiento económico no puede tener una segunda oportunidad. Si se la damos quizá sea demasiado tarde para nuestro futuro. Su legado de destrucción ambiental, degradación humana, violencia social, colonización de las conciencias, terrorismo de Estado, genocidios, expulsión de pueblos enteros, guetización, entre otros aspectos, hacen imperativo (casi como los imperativos morales de Kant), que busquemos alternativas al desarrollo en su conjunto.
El Presidente boliviano Evo Morales, indígena de procedencia aymara, ha dicho que hay que pensar en superar al capitalismo como sistema social e histórico. Los indígenas del Ecuador, a inicios de los noventa, y en la línea de repensar las alternativas al capitalismo como sistema, produjeron uno de los conceptos políticos más complejos de la era presente: el Estado Plurinacional, que obliga a reconsiderar los contenidos que fundamentan al contrato social y a la sociedad en su conjunto. Los zapatistas mexicanos desafiaron a las tradicionales teorías del poder cuando expresaron su mandato político como: “mandar obedeciendo”.

Son los mismos indígenas de Bolivia, Ecuador, y Perú, los que ahora proponen un concepto nuevo para entender el relacionamiento del hombre con la naturaleza, con la historia, con la sociedad, con la democracia. Un concepto que propone cerrar las cesuras abiertas por el concepto neoliberal del desarrollo y el crecimiento económico. Han propuesto el “sumak kawsay”, el “buen vivir”.

Es probable que la academia oficial, sobre todo aquella del norte, sonría condescendiente, en el caso de que logre visibilizar al concepto del buen vivir, y que lo considere como un hecho anecdótico de la política latinoamericana. Sin embargo, es al momento la única alternativa al discurso neoliberal del desarrollo y el crecimiento económico, porque la noción del sumak kawsay es la posibilidad de vincular al hombre con la naturaleza desde una visión de respeto, porque es la oportunidad de devolverle la ética a la convivencia humana, porque es necesario un nuevo contrato social en el que puedan convivir la unidad en la diversidad, porque es la oportunidad de oponerse la violencia del sistema.
Sumak kawsay es la expresión de una forma ancestral de ser y estar en el mundo. El “buen vivir” expresa, refiere y concuerda con aquellas demandas de “décroissance” de Latouche, de “convivialidad” de Iván Ilich, de “ecología profunda” de Arnold Naes. El “buen vivir” también recoge las propuestas de descolonización de Aníbal Quijano, de Boaventura de Souza Santos, de Edgardo Lander, entre otros. El “buen vivir”, es otro de los aportes de los pueblos indígenas del Abya Yala, a los pueblos del mundo, y es parte de su largo camino en la lucha por la descolonización de la vida, de la historia, y del futuro.

Es probable que el Sumak Kawsay sea tan invisibilizado (o lo que es peor, convertido en estudio cultural o estudio de área), como lo fue (y es) el concepto del Estado Plurinacional. Mas, en la prosa del mundo, en su signatura de colores variados como el arcoiris, en su tejido con las hebras de la humana condición, esa palabra, esa noción del “buen vivir”, ha empezado su recorrido. En los debates sobre la nueva Constitución ecuatoriana, junto a los derechos de la naturaleza y el Estado Plurinacional, ahora se ha propuesto el Sumak Kawsay como nuevo deber-ser del Estado Plurinacional y la sociedad intercultural. Es la primera vez que una noción que expresa una práctica de convivencia ancestral respetuosa con la naturaleza, con las sociedades y con los seres humanos, cobra carta de naturalización en el debate político y se inscribe con fuerza en el horizonte de posibilidades humanas.

- Pablo Dávalos es economista y profesor universitario ecuatoriano.
Texto completo en: http://alainet.org/active/23920



Luis Vitale: historiador y militante de las luchas sociales


Luis Vitale que cruzó la Cordillera desde su Argentina natal para establecerse definitivamente en Chile y como chileno, murió el 27 de junio de este año. Queremos saludar su memoria recordándolo como un historiador que incursionó en diferentes temáticas y siempre con un posicionamiento claro : antágonico a la visión histórica de los sectores hegemónicos.

« El historiador puede permitirse ‘juzgar’ ? ¿Puede ‘tomar partido’ ? Pregunta inútil, porque siempre se toma partido…se puede tener la hipocresía de tomar partido en silencio o la honestidad de confesarlo » escribió Ruggiero Romano en los años 70.

Vitale no se escudó en academicismos so pretexto de neutralidad o de objetividad científica. Sus publicaciones testimonian no sólo de su compromiso con la historia olvidada, marginada por la historiografía oficial : obreros, artesanos, mineros, campesinos, mujeres, pueblos originarios, sino también del camino de exilio que le significó la consecuencia con sus ideas. Los tres primeros tomos de su « Interpetación Marxista de la Historia de Chile » fueron publicados en Chile (1961-1971) ; el tomo IV en Frankfurt 1975, el V en Barcelona 1980 ; « La formación social latinoamericana (1930-1978) en Barcelona 1979 ; « Hacia una historia del medio ambiente en América latina. De las culturas aborígenes a la crisis ecológica actual » en México 1983. Su « Historia del movimiento indígena » fue publicado en Caracas en 1982. Ya en Chile, su ensayo « Medio milenio de discriminación al pueblo mapuche » obtuvo el Premio Alerce « Oreste Plath » en 1999.

Ese compromiso con la historia de los sectores populares y del pueblo mapuche alcanza mayor relieve si pensamos que en 1952, en el Prólogo al « Ensayo crítico del desarrollo económico-social de Chile » de Julio César Jobet (que dicho sea de paso, conoció sólo una edición y contó con la oposición de sectores conservadores), Guillermo Feliú Cruz se refería a la « escuela histórica conservadora » que hacía historia para las « familias patricias », la que « se entretiene en latas genealógicas para avivar el orgullo de las castas ». Vitale formó parte de aquéllos historiadores que inscribieron su quehacer histórico a contracorriente de la historiografía institucionalizada, fueron los « historiadores marxistas ». Por entonces no encontraron repercusión mediática, tal vez porque esos medios no habían alcanzado la envergadura de hoy. ¿Pero solamente eso ? ¿Qué eco encontró el apoyo de Vitale a un Estado pluri-étnico o plurinacional, es decir, el reconocimiento de los pueblos originarios ; el reconocimiento al derecho a una autonomía y a tener sus propios representantes ? Pensó que ese reconocimiento podría ser una buena manera de celebrar el Bicentenario. Infortunadamente no habrá motivo para celebraciones.

Tampoco se ha destacado mayormente la presencia de la historia mapuche, en los años 70, en los primeros tomos de su Interpretación Marxista de la Historia de Chile. Era un momento en que temas como la participación de « los araucanos » en las guerras civiles de 1851 y 1859, la « conquista definitiva » del territorio mapuche, no destacaban en la investigación histórica.

En su « Medio milenio de discriminación al pueblo mapuche », retoma temas que ya había tocado con anterioridad y que son relevantes en la historia mapuche, por ejemplo : « la guerra de resistencia » (que algunos historiadores, en los últimos años, han buscado minimizar), « la pacificación de la Araucanía », el despojo de tierras luego de la conquista del territorio mapuche en 1883. Menciona igualmente un tema que no ha sido de toda comodidad : « la relación etnia-clase, problema teórico ignorado por la historiografía tradicional y soslayado por la mayoría de los marxistas ». Mencionemos igualmente la discriminación, temática insuficientemente tratada hasta hoy : Dice Vitale : « A cuatro siglos y medio de la conquista española y de la dominación criolla, el Estado y la sociedad civil chilena, en su mayoría, siguen adoptando un comportamiento discriminatorio respecto de uno de nuestros principales Pueblos Originarios: los mapuches. Por el contrario, varias naciones latinoamericanas han comenzado a superar, en parte, la discriminación a los pueblos originarios –antes peyorativamente llamados ‘indios’ y luego indígenas- adoptando algunas medidas de reconocimiento a sus ancestrales tierras, a sus lenguas aborígenes, educación bilingüe y respeto a su cosmovisión ». Con ocasión del Bicentenario, si no es posible celebrar nada, al menos sería un signo positivo reflexionar respecto de la discriminación en el Chile de hoy.

Por supuesto, el quehacer histórico de Vitale no se circunscribe a la historia que hemos apuntado. Una mirada a sus publicaciones revela la amplitud de sus investigaciones. Hemos querido simplemente recordar su contribución a una historia del « sujeto popular » y, en particular de los mapuche, que fue por mucho tiempo descuidada u olvidada por quienes buscaron controlar también el pasado.

En tiempos de reinado del mercado que unos imponen y que a otros seduce, no podemos sino saludar la memoria de un hombre, de un historiador, de un militante de las luchas sociales, que fue intransigentemente consecuente con sus convicciones.

Arauco Chihuailaf
9 de julio de 2010




Un marco apropiado para el quehacer contemporáneo de la revolución

Por Antonio Romero Reyes

"Habiendo transcurrido la primera década del s. XXI, sigue siendo cierto que el capitalismo “se desarrolla de manera desigual”; pero la visión «unilineal» de Lenin (el Lenin de 1914-1919),1/ donde todos los países debían atravesar por las mismas y sucesivas fases, sin “saltos”, le impidió ver la articulación entre capitalismo y precapitalismo incluso en la atrasada Rusia; aun cuando viera como inevitable la desaparición de la comuna rural a consecuencia del éxodo masivo hacia las ciudades. A esta problemática se le conoce hoy en día como «heterogeneidad estructural», porque le era inherente y por ende acompañaba el desarrollo desigual que en la época de Lenin se daba sobre todo en los países atrasados y las colonias. La palabra clave era entonces articulación, más que «disolución». Mejor aun, sugerimos la expresión articulación-disolución para denotar la contradictoria relación entre capitalismo y pre-capitalismo. En el caso ruso la comuna rural no desapareció, más bien sobrevivió y acompañó de manera subordinada la acumulación de capital que Rusia experimentó con la incipiente industrialización en la segunda mitad del s. XIX, aun cuando el poder era detentado por la dinastía de los Romanov, sostenidos a su vez por la aristocracia terrateniente. No es descabellado ni se está “fuera de foco” constatar que las concepciones de José Carlos Mariátegui sobre la sociedad peruana, el problema indígena y las razas en el Perú y América Latina, así como sus tesis sobre el anti-imperialismo, constituyen el más claro antecedente de la heterogeneidad estructural.

Desaparecido Mariátegui hubo de transcurrir tres décadas completas (los años 30, 40 y 50), y quizás algunos años más, para que la «heterogeneidad estructural» como corriente de ideas, en América Latina, apareciera ya entrados los años 60 aunque a través del debate sobre la «marginalidad», contracara de la «integración», que Quijano interpretó inicialmente desde un enfoque que él mismo denominó «estructuralismo histórico»


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Africa: "Sudán no está preparado para el referéndum"



En sólo seis meses, el Sur de Sudán votará sobre su plena independencia de Sudán. Un nuevo informe, sin embargo, advierte que "Sudán está alarmantemente mal preparado" para el histórico referéndum.

El informe fue publicado el miércoles por una coalición mundial de 26 organizaciones humanitarias y de derechos humanos que trabajan con Sudán, y muchas de ellas presentes en el país.

El informe pide una acción urgente a los jefes de Estado africanos, que se reunirán en breve en una importante cumbre de la Unión Africana (UA) en Uganda, del 19 al 27 de julio. Antes de la cumbre, los enviados internacionales Sudán se reunirán en Jartum el 17 de julio.

"El tiempo transcurre rápido hacia lo que podría ser la fecha más importante en la historia moderna de Sudán: dos referendos en Sudán que pueden dar lugar a la desintegración del estado más grande de África", advierte la coalición en el informe.

Además del referéndum sobre la independencia del Sur de Sudán, otra votación se llevará a cabo simultáneamente en la zona de Abyei, para determinar si se unirá o no al sur de Sudán. Por último, se realizarán "consultas populares" en el Nilo Azul y el Sur de Kordofan sobre su adhesión al norte o al sur.

Los referendos y consultas populares se organizan como las últimas medidas del Acuerdo General de Paz (CPA), que fue firmado en enero de 2005, poniendo fin a la guerra civil entre norte y sur de Sudán. La extraordinariamente brutal guerra en aquel momento había durado ya décadas y matado a casi dos millones de civiles.

"Pero pocas de las cuestiones pendientes, como los acuerdos sobre petróleo y fronteras, que debían ser negociados después de la firma del CPA, se han resuelto", dice el informe remitido a afrol News. "La CPA expira en menos de un año, momento en que finalizan todos los acuerdos provisionales", añade.

Las organizaciones tras el informe aseguran que ahora es importante que los "garantes" del CPA "hagan presión sobre el gobierno de Jartum y los líderes de la región autónoma del Sur. Los "garantes" se habían comprometido a ayudar a Sudán a aplicar el CPA e incluyen varios estados y organizaciones multilaterales, incluida la Unión Africana, la UE, la ONU y EEUU.

"La comunidad internacional debe aprovechar la oportunidad proporcionada por el CPA y asegurarse de que se celebra un referéndum libre y justo", sostiene Osman Hummaida, del Centro Africano para Estudios de Justicia y Paz, y añade que un referéndum no "podría sumir de nuevo en la guerra a Sudán una vez más".

Rosie Sharpe, de Global Witness, considera que el conflicto por los recursos del petróleo entre norte y sur como una de las cuestiones pendientes más importantes y más críticas. "Un acuerdo para compartir los ingresos del petróleo era fundamental para lograr la paz entre el norte y el sur de Sudán", recuerda.

"A medida que comienzan los preparativos para el referéndum y se hace posible la independencia del Sur de Sudán, será de vital importancia resolver las cuestiones pendientes en torno al petróleo para así evitar un retorno a la guerra", advierte Sharp. "garantes" del CPA tienen que impulsar las negociaciones sobre estos disputados recursos petroleros.

Además, se insta a los "garantes" a "nombrar a una persona de alto nivel" para viajar constantemente a Abyei, Nilo Azul y el Sur de Kordofan durante los próximos seis meses para garantizar que se llevan a cabo y adecuadamente los preparativos para el referéndum en Abyei y las consultas populares en el Nilo Azul y el Sur de Kordofan.

Un problema eurocéntrico


Violencia cartográfica

Quien a sí mismo conoce y cala
en los otros también,
que Oriente y Occidente se han unido,
aquí echará de ver.

Entre dos universos,
nuestra alma
se debe columpiar;
y si entre Oriente y Occidente gira,
botín incomparable logrará.

Johann Wolfgang von Goethe, [1]
West-Östlicher Divan (1819)

Ninguna otra civilización importante está tan profundamente influida por la autoestima, la autocomplacencia y la difamación del “Otro” como Europa Occidental y sus extensiones en ultramar, ni han infectado esas tendencias tantos aspectos de su pensamiento, sus leyes y su política. [2] Esas tendencias llegaron a su apogeo durante el siglo XIX, se retiraron brevemente después de la Segunda Guerra Mundial, pero han estado resurgiendo desde el fin de la Guerra Fría.

Durante varios decenios, los críticos han estudiado esas tendencias occidentales bajo la rúbrica del eurocentrismo, un complejo de ideas, actitudes y políticas que tratan a Europa – cuando conviene – como una unidad geográfica, racial y cultural, pero colocan a Europa Occidental y sus extensiones en ultramar al centro de la historia del mundo desde el año 1000 de nuestra era.[3]

A diferencia del tipo común de etnocentrismo, el eurocentrismo emergió como un proyecto ideológico – configurado por las elites intelectuales de Europa – al servicio del creciente expansionismo de Europa, iniciado en el Siglo XVI. Formula indiscriminadas pretensiones de superioridad europea en todas las esferas de la civilización. Desde esa perspectiva del mundo, sólo los europeos han creado historia durante los últimos tres mil años, comenzando con los antiguos griegos. En varios aspectos, esa centralidad es atribuida a la raza, la cultura, la religión y la geografía.

El principio organizador central del eurocentrismo es la división del mundo en mitades desiguales: nosotros y ellos, uno mismo y el Otro. Todas esas cualidades que los pensadores occidentales consideran como emblemas o fuentes de superioridad se colocan firmemente en la categoría de ‘nosotros’; y sus opuestos sse depositan en ‘ellos.’ La arrogancia de esta dicotomía es apabullante.

Una vez que se han fijado esas dicotomías, resulta fácil ‘explicar’ la supuesta centralidad de Europa en la historia. Un conjunto de características superiores –innatas, permanentes, únicas– son responsables de la ventaja occidental en todos los campos del esfuerzo humano, económico, tecnológico, militar, científico o cultural. Es una narrativa tautológica de la historia por excelencia.

A fin de ‘explicar’ la historia de la superioridad europea, los eurocéntricos tenían que comenzar por fabricar la historia de esa superioridad. Dotaron a ‘Europa’ de profundidad histórica apropiándose de Grecia y Roma; esto se logró mediante la definición de Europa como una unidad geográfica, racial y cultural. Además, negaron los orígenes orientales de la civilización griega, y, por el mismo motivo, pasaron por alto las conexiones del cristianismo primitivo con Siria y África del Norte. A fin de ocultar la amplia deuda de Europa Occidental con el Mundo Islámico devaluaron el nacimiento de nuevas formaciones culturales en Europa Occidental en los siglos XI y XII, fluyendo de contactos con los árabes en España, Sicilia y el Levante. En su lugar, esa historia se adelantó varios siglos para ubicarla en el norte de Italia, cuyo florecimiento cultural –definido como Renacimiento– se conectó a una recuperación ‘directa’ de la filosofía, las ciencias y la literatura griegas.

Los eurocéntricos construyen una historia europea que comienza en Grecia, migra hacia Occidente hacia Roma, y luego a puntos en Europa Occidental. Al ubicar los orígenes del Renacimiento en Grecia, los eurocéntricos muestran pocos problemas con respecto a los quince siglos durante los cuales las ciencias y la filosofía griegas –casi olvidadas en ‘Europa’– se cultivaban en Oriente Próximo.

Mientras fabricaban una historia sobre el ascenso de Occidente, los eurocéntricos también se ocuparon de negar que el resto del mundo tuviera alguna historia. Sí, la civilización comenzó en Oriente, pero, después de ese inicio, los asiáticos se quedaron inmóviles aferrados al pasado, obligando a la historia a moverse hacia Occidente para progresar. El pensador más radical de Europa en el siglo XIX, Karl Marx, también cayó en este mito de las sociedades estáticas asiáticas cuyo despotismo las privaba del motor del cambio ‘dialéctico.’

Durante las últimas décadas, esa historia eurocéntrica ha sido crecientemente disputada por los ‘pueblos sin historia,’ eruditos discrepantes en Occidente, y, lo más importante, por nuevos hechos en el terreno –el aumento de los movimientos de liberación nacional, el desmantelamiento de los imperios coloniales occidentales, las revoluciones socialistas en China y Vietnam, la revolución iraní, y, cada vez más, por el ascenso de varios importantes centros de dinamismo económico en Asia del este y del sur-. A pesar de ese desafío, el eurocentrismo sigue controlando los círculos dominantes en los grupos de expertos, los medios, el discurso político y los prejuicios populares de casi todas las sociedades occidentales. El peso y el impulso de las tendencias eurocéntricas, alimentadas por las mejores mentes occidentales durante siglos, no pueden ser desmantelados en unas pocas décadas.

Violencia cartográfica

Las deformaciones eurocéntricas no han perdonado a la cartografía, la ‘ciencia’ de hacer mapas.

Europa es relativamente pequeña en relación con las grandes masas continentales al este y al sur, Asia y África. Los eurocéntricos podrían haber preferido argumentar que Europa ha mantenido su centralidad a pesar de su inferior tamaño, una prueba de su ventaja cualitativa sobre las masas continentales mucho mayores de Asia y África. Prefirieron hacer otra cosa. No pudieron dejar pasar las oportunidades presentadas por los mapas para apropiarse de los símbolos de superioridad en el campo de la cartografía.

Los poderosos merecen estar arriba. El eurocentrismo exigía que la cartografía colocara a Europa en la cúspide del mundo. Esto fue fácilmente logrado orientando al globo de manera que el Norte apareciera arriba en el globo, o, en el caso de los mapas, en la parte de arriba de la página. Siempre causa una cierta confusión entre mis estudiantes cuando cuelgo el mapa del mundo cabeza debajo de modo que el Norte queda abajo. Es un poco perturbador saber que no existe una lógica –nada natural– en los globos y mapas con el Norte arriba.

Los mapas del mundo no fueron hechos en todas partes con la orientación del Norte arriba. En su apogeo, los musulmanes –cuando sus imperios se extendían de España a Khurasan e India– hacían mapas del mundo, que ubicaban al Sur arriba, aunque con esto colocaban África por encima de las tierras islámicas centrales que iban del Nilo al Oxus. En su caso, tal vez, la orientación de los mapas no importaba tanto, ya que siempre estaban en el centro.

Además, los europeos se basaron en mapas del mundo que utilizaban la proyección cilíndrica de Mercator. ¿Fue accidental esa decisión? Reconocidamente, el mapa de Mercator era útil para los marinos, ya que una línea que conectara dos puntos en ese mapa mostraba la verdadera dirección. ¿Pero se espera que creamos que los capitanes de barcos tuvieron interés en –y el poder también– para imponer al resto de la sociedad mapas útiles para ellos? Es más creíble que los mapas de Mercator fueron elegidos porque exageraban considerablemente el tamaño de Europa, haciéndola del mismo tamaño, o más grande que, África.

Increíblemente, algunos mapas de Mercator publicados en EE.UU. se empeñan en la violencia cartográfica. A fin de centrar a EE.UU. en sus mapas, a los editores no les importa dividir Asia por la mitad, colocando sus dos mitades en los extremos izquierdo y derecho del mapa. Importa poco que la bisección de Asia disminuya considerablemente el valor cartográfico de ese mapa truncado del mundo. Es una excelente ilustración de la primera víctima del eurocentrismo, la que hace caso omiso de la realidad, y su disposición a involucrarse en la violencia epistemológica a fin de colocar a Europa al centro del mundo.

Inversión del paradigma

Al crecer, supe que la ignorancia es el principal apoyo del prejuicio. Los prejuicios, sean religiosos o étnicos, disminuían con la educación y el conocimiento. Y pensaba que así debía ser. El prejuicio es mantenido por la ignorancia. Los intelectos superiores, combinados con amplios conocimientos, tendrán pocas dificultades para deshacer la red de mentiras tejida por los poderosos. Entonces, me costaba comprender que los intelectos superiores también podían ser comprados y seducidos por las tentaciones del poder, el dinero y varias formas de tribalismo, especialmente si su cultura no había sido preparada para resistir esas zalamerías.

Necesité unos pocos años de familiaridad con el mundo occidental para superar mi ingenuidad sobre la relación entre tolerancia e intelecto. Mis encuentros con clásicos occidentales y los medios occidentales confirmaron lentamente mi preocupación de que la tendencia al conformismo es más profunda en las sociedades occidentales que en las sociedades islámicas.

Mi creciente familiaridad con los escritos de los orientalistas occidentales y, después, de los principales pensadores europeos de Occidente –Montesquieu, Kant, Hegel, los Mill, Marx, Weber– invirtieron el paradigma que había adquirido en mi juventud. Los prejuicios de las sociedades occidentales tenían su fuente arriba –en los mejores intelectos occidentales–, no en el prejuicio popular. Eran apoyados por el razonamiento, por doctas narrativas históricas, por esfuerzos monumentales en la construcción de mitos. Por cierto, los principales pensadores alimentaban y apoyaban los prejuicios del populacho.

Todavía puedo recordar mi desilusión cuando compré los once compendiosos volúmenes de Will y Ariel Durant Historia de la Civilización, sólo para descubrir que habían dedicado sólo uno de sus once volúmenes a civilizaciones no europeas. Significativamente, ese volumen portaba el título: Nuestro patrimonio oriental. En la Historia de los Durant, los orientales hacen una breve temprana aparición en la escena de la historia, en la infancia de la civilización humana, pero después de lanzar a Occidente a su brillante trayectoria civilizadora, abandonan amablemente la escena de la historia mundial. No se trataba de una rareza, supe más tarde. Casi era la norma, incluso en el caso de escritores modernos.

Otro libro que leí algunos años más tarde, Civilización de Kenneth Clark, a pesar de su título, trata exclusivamente del arte, la arquitectura, la filosofía y las ciencias en Europa Occidental. Clark logra hablar de cosas semejantes sin hacer apenas una mención de cómo podrían relacionarse con India, China, el Mundo Islámico, África y las Américas.

A pesar de mi familiaridad con los prejuicios eurocéntricos en el pensamiento occidental, todavía no puede eliminar mi desilusión ante nuevos ejemplos de racismo entre los mejores y más brillantes escritores de Europa Occidental. Immanuel Kant divide a los seres humanos en cuatro ‘razas,’ diferenciadas las unas de las otras por diferencias en la “disposición natural.” “Los negros de África,” escribe, “carecen por naturaleza de sentimientos más allá de lo trivial.” En su apoyo, recurre al desafío de David Hume de mostrar a un solo ‘negro’ con talentos. Al oír hablar de un carpintero ‘negro’ que recriminaba a los blancos por quejarse cuando sus mujeres abusaban de sus libertades, Immanuel Kant señaló que podría haber una cierta verdad en dicha observación. Luego, con resentimiento, agregó: “… en breve ese sujeto era bastante negro de la cabeza a los pies, una prueba evidente de que lo que dijo era estúpido”. Para Kant la jerarquía de las razas es obvia. “La humanidad” afirma “está en su máxima perfección en la raza de los blancos. Los indios amarillos están muy por debajo de ellos y en el punto más bajo está una parte de los pueblos americanos.”

Pocos entre los pensadores más eminentes de Europa, especialmente durante los siglos XVIII y XIX, pudieron escapar a los cantos de sirena del eurocentrismo. Algunos pensadores occidentales, incluso hoy en día, no pueden enfrentar esta vergüenza. El filósofo y psicoanalista francés, Octave Mannoni, afirma audazmente: “la civilización europea y sus mejores representantes, no son… responsables por el racismo colonial; es la obra de pequeños funcionarios, comerciantes, y colonos que han trabajado mucho sin tener mucho éxito”. [4] ¡Absolved a las elites: culpad al lumpenproletariado!

Una luminaria destacada de Gran Bretaña del siglo XIX, James Mill, filósofo e historiador, escribió una masiva historia en cinco volúmenes de India, al parecer con el solo propósito de demostrar cuán deficientes son los indios en el gobierno, las ciencias, la filosofía, la tecnología y las artes. En breve, los indios eran bárbaros y bastante incapaces de dirigir sus propios asuntos, excepto bajo la ilustrada tutela británica. Su hijo, John Stuart Mill, señaló: “la mayor parte del mundo no tiene, para ser exactos, historia, porque el despotismo de la costumbre es total. Así es en todo Oriente”. [5]

Cuán diferente fue el enfoque de otro científico e historiador, Al-Biruni, un afgano del siglo XI, quien –a diferencia de James Mill– viajó por India durante trece años, aprendió sánscrito, tradujo obras en sánscrito sobre matemáticas, estudió de primera mano la sociedad india e invitó a eruditos indios a Ghazmo, en preparación para su tratado en dos volúmenes sobre la civilización india. Su intención declarada en sus investigaciones sobre India fue suministrar a su audiencia musulmana descripciones auténticas de su geografía, religiones, ciencias, cultura, artes y costumbres, y, al hacerlo, elevar la calidad de su discurso sobre los pueblos indios. Concluyó su tratado con la siguiente observación: “Pensamos que lo que hemos relatado en este libro bastará a cualquiera que quiera conversar con los hindúes, y discutir con ellos problemas de religión, ciencia, o literatura, sobre la base de su propia civilización”. [6]

Modernidad: ¿hasta qué punto occidental?

En el siglo XVIII, cuando un pequeño grupo de pensadores europeos exponía enérgicamente los argumentos a favor de la supremacía de la razón en los asuntos humanos, sabían – y a menudo gustaban de reconocer – que seguían las huellas de Confucio que los había precedido por dos milenios.

Hacia fines del siglo, sin embargo, Europa más fuerte y segura de sí misma había olvidado su deuda hacia los chinos o a cualquier fuente fuera de Europa. Insistentemente, se comenzó a afirmar que la razón, la ciencia y la democracia eran una exclusividad europea. Era una afirmación extraña por parte de pensadores que sostenían que el conocimiento debería basarse en la observación y la razón, debería ser objetivo.

Hay que reconocer que es difícil imaginar cómo alguna sociedad, incluyendo la más primitiva podría haberse adaptado a su ecología sin seguir –por lo menos intuitivamente– el método científico. En asuntos prácticos, el conocimiento no apoyado por la experiencia hubiera resultado fatal para sociedades que estaban expuestas con más frecuencia que la nuestra a emergencias de vida o muerte. Además, los científicos árabes no sólo practicaban el método científico en sus estudios sobre óptica, química y astronomía, sino a comienzos del siglo XI, Ibn al-Haytham, conocido en Occidente como Alhacén, había presentado una clara formulación teórica del método científico. Roger Bacon, el supuesto fundador del método científico había leído partes de la obra principal de al-Haytham, Kitab al-Manazir, en una traducción latina, y la había resumido en su propio libro Perspectiva.

Si se equipara la democracia con el recuento de cabezas, incluso EE.UU. –el bastión autodeclarado de la democracia– contaba considerablemente menos de la mitad de las cabezas hasta 1920, cuando las mujeres consiguieron el derecho de voto. Los negros no fueron contados hasta 1965. En conjunto, el recuento de cabezas ha llegado a Europa después de siglos de progreso económico; no constituyó el fundamento de su progreso. El absolutismo monárquico fue más fuerte en casi toda la temprana Europa moderna de lo que fue en el Mundo Islámico, cuyos gobernantes tenían sólo un control limitado sobre la legislación y, además, enfrentaban la oposición institucionalizada de la clase de los eruditos legales. [7] Las tribus nómadas en África y Asia tenían sus consejos de ancianos, eran dirigidas por una meritocracia, y, aunque su igualitarismo a menudo excluía a las mujeres, generalmente iba más lejos que en las sociedad estratificadas de Europa. Los indios tenían autogobierno local en sus panchayats. Los pastunes tenían su parlamento en la loya jirga. Los tempranos árabes podían rehusar el baya –un juramento de lealtad– de un nuevo gobernante inaceptable.

Si la democracia es definida por su sustancia, por la tolerancia –el respeto para las diferencias de religión, color, etnia y fisonomía– la mayoría de los pensadores de la Ilustración limitaban su aplicación sólo a miembros de la raza blanca. La tolerancia no ha sido una virtud europea particularmente visible. En tiempos modernos, pero especialmente desde la Edad de la Ilustración, la intolerancia cristiana fue reemplazada por una intolerancia racial que se tradujo rápidamente en proyectos de genocidio o de apoyo a la esclavitud en las Américas, África y Oceanía.

Los otomanos, con su sistema de millets –que otorgan una considerable autonomía a sus comunidades religiosas no musulmanas– ofrecía protecciones mucho mayores a todos los sectores de sus súbditos. Al imponer un conjunto de leyes respecto a los asuntos de la familia –a menudo de inspiración cristiana– los modernos Estados occidentales no pueden igualar la tolerancia del Mundo Islámico que permitía que sus comunidades no musulmanas ordenaran sus asuntos familiares según sus propias leyes religiosas. Condenado universalmente por escritores occidentales, el impuesto aplicado por los Estados musulmanes a su población no musulmana fue considerado a menudo por ésta como un privilegio ya que la eximía del servicio militar. Cuando las potencias occidentales obligaron a los otomanos a otorgar ‘igualdad’ a su población cristiana, ésta se manifestó contra esa medida en varias ciudades otomanas.

El rechazo de la intermediación sacerdotal, que comenzó en el Siglo XV, es comúnmente considerado como el primer golpe por la modernidad: supuestamente, liberó a los europeos para que leyeran la Biblia en lengua vernácula y trataran directamente con su Dios. El Islam lo había logrado de modo más radical, a comienzos del siglo VII; y quién va a asegurar que los europeos no conocían ese precedente islámico, o que no hubo una inspiración islámica tras el movimiento protestante. [8] Curiosamente, sin embargo, la ruptura con Roma también liberó al cristianismo para ser nacionalizado, para ser apropiado por los nuevos Estados emergentes en Europa Occidental, que procedieron a establecer una iglesia y una doctrina nacional, que luego sancionaron guerras religiosas, la persecución y, nada menos que la colonización y la esclavitud de no europeos. En otras palabras, la libertad de conciencia en el temprano Occidente moderno estaba generalmente más circunscrita que en el Mundo Islámico, donde no existía una Iglesia para imponer el dogma religioso, y donde los musulmanes tenían libertad para vivir sus vidas según sus tradiciones legales preferidas.

La inspiración para la idea central de la economía ortodoxa –su vigorosa oposición a las intervenciones estatales– provino primordialmente de los chinos. En sus días, Francois Quesnay, el más destacado de los pioneros franceses de esa política –los fisiócratas– fue conocido como el “Confucio europeo”. La consigna que resumía la economía política fisiócrata, laissez faire, era una traducción directa de la frase china wu wei. [9] Adam Smith, el supuesto fundador anglosajón de la economía clásica, era un discípulo de Quesnay. Pocos economistas ortodoxos saben que el lenguaje que hablan –aunque no su objetivo– fue inventado por los antiguos chinos.

Ya que las máquinas definieron la modernidad –que comenzó para cantidades crecientes de europeos en el siglo XVIII– puede que valga la pena recordar que muchas de las máquinas que llevaron a los europeos a la modernidad –molinos de agua, molinos de viento, el compás, la vela latina, el astrolabio, la esfera armilar, los mecanismos interiores del reloj, las sembradoras, segadoras y trilladoras mecanizadas, arados de hierro, prensa de impresión, bombas, remos, cañones y fusiles, y muchas otras– tuvieron su origen fuera de Europa Occidental, en China o en el Mundo Islámico. [10] Si se originaron en Grecia, fueron refinados y mejorados durante muchos siglos en el Mundo Islámico antes de ser pasados a Europa Occidental.

Uno de los archipropugnadores del imperialismo occidental, Rudyard Kipling, con su profundamente arraigado pensamiento regionalista, no fue capaz de imaginar que Oriente y Occidente pudieran encontrarse. Es una lástima, no le había llegado la noticia de que se habían estado encontrando –y que Occidente era el que recibía la mayor parte de los beneficios de esos encuentros– desde los tiempos antiguos.

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M. Shahid Alam es profesor de economía en Northeastern University. Este texto forma parte de su próximo libro: Israeli Exceptionalism: The Destabilizing Logic of Zionism (Macmillan, November 2009). Para contactos: alqa...@yahoo.com.

Referencias

1. (Trad: Rafael Cansinos Assens. En: Johann Wolfgang Goethe, Obras completas, tomo II, ed. Aguilar)

2. E. C. Eze, Race and the Enlightenment: A Reader (Blackwell, 1997); M. Shahid Alam, “Articulating Group Differences: A Variety of Autocentrisms”, Science and Society(Summer 2003): 206-18.

3. Para estudiar esta literatura vea: Andre Gunder Frank, “East and West,” en: Arno Tausch and Peter Herrmann, eds., The West, Europe and the Muslim World ( Novinka, 2006).

4. Octave Mannoni, Prospero and Caliban: Psychology of Colonization (University of Michigan Press, 1990): 24.

5. John Stuart Mill, Liberty (NuVision, 1859): 60.

6. Alberuni, Alberuni’s India, translated by Edward C. Sachau, and abridge and edited by Ainslie T. Embree (The Norton Library, 1971): 246.

7. Noah Feldman, The Fall and Rise of the Islamic State (Princeton University Press, 2008): 27-35.

8. Charles Lindholm, The Islamic Middle East: An Historical Anthropology (Blackwell, 1996): 13.

9. Hobson, The Eastern Origins: 195-6.

10. Hobson, The Eastern Origins: ch. 9

Shahid Alam
CounterPunch




Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens


(Tomado del Blog Afrodescendientes)






La maldición que arrastran los imperios

Por Rafael Bautista S.

"Un nuevo éxodo acontece en el siglo XXI, quizás de mayor trascendencia que aquel que inaugura la historia de las liberaciones. Antes se trató de una salida, ahora la salida ya no es posible (posible es la liberación de los pueblos, inminente la caída de la otrora potencia unipolar y apremiante un nuevo orden mundial). El poder imperial se ha magnificado y ensoberbecido, pero eso no le hace más poderoso sino más vulnerable; por eso inaugura su decadencia con el derrumbe de sus santuarios: precipitando sus torres (de Babel), precipita su propia caída. La salida ahora se expresa como retorno; no sólo por la privatización y mercantilización de la vida y del planeta, sino por devolverle al mundo, y a nosotros, el equilibrio destruido en cinco siglos de explotación inmisericorde e irracional. No hay salidas: nuestro mundo es uno solo. Pero hay alternativas. Si el capital es la muerte, la alternativa es la vida: la vida de la humanidad y la vida de la naturaleza."

(Leer artículo completo)




Feminismo: "Yo no soy esa que tú te imaginas"


El miércoles pasado tuvo lugar en el auditorio de la Alianza Francesa de Lima, capital del Perú, el conversatorio titulado Yo no soy esa que tú te imaginas, a cargo de la poeta y periodista Rocío Silva-Santisteban. Aquí se plantearon muchas ideas sobre cuál debiera ser el camino del feminismo en América Latina.

La ponente recordó la percepción que Freud tenía de la mujer, a quien denominó “el continente negro”, representando así a un territorio oscuro, opaco y siniestro, y, por todo ello, “inexplorable”. Sin embargo, la ponente manifestó que la mujer no es “inexplorable”, sino inexplorada. La mujer es negra y es bella (despojando a lo negro de su componente tétrico), aunque siempre sea la “otra”, por extraña y lejana a la cultura masculina.

Rocío plantea la innovadora idea de que la mujer es el paradigma epistemológico, porque, pee a que durante todo este tiempo las mujeres hemos tenido a padres, hermanos, esposos e hijos, para tutelarnos y “normalizarnos”, generamos nuevos conocimientos e impulsamos a que éstos se desarrollen. En contraposición a la realidad, pareciera que la mujer hubiese estado en silencio, mientras el hombre era la palabra, el camino y la vida.

De esta hipótesis se desprenden los siguientes aspectos:

  • La mujer no es una variante del modelo masculino.
  • No existe una sola cultura femenina.
  • La mujer es reproductora de la especie humana y, por tanto, requiere de mayor cuidado.

¿Cuál es el gran logro de las feministas? La creación de un discurso en que se hace hincapié que la mujer tiene más derechos en situaciones de desigualdad (como es el caso de la violencia doméstica). Este discurso se ha difundido en los nuevos espacios para la mujer, que emergieron, precisamente, de la lucha por la supervivencia y la batalla contra la pobreza, como por ejemplo en las escuelas para madres, los comités del Vaso de Leche, comedores populares, entre otros. No podemos dejar de tomar en cuenta a los espacios de reflexión conjunta dentro y fuera del ámbito universitario, de donde ha nacido el imaginario libertario de la mujer.

Silva-Santisteban exhorta a las mujeres a que san agente de su propio destino, que no requieran de la “tutela” de ningún hombre y que, por otro lado, no olviden valores femeninos, como la solidaridad, que se ponen de manifiesto a diario en las organizaciones de mujeres.

Las claves para el nuevo movimiento feminista latinoamericano serán entonces la autoconciencia, la autodeterminación y el “empoderamiento” (mayor ejercicio del poder).

(Tomado el Blog Finas Hierbas)




¿Terrorismo yihadista en África ?


Finalmente las amenazas lanzadas por varios grupos yihadistas contra el Mundial de Fútbol de Sudáfrica se han materializado eligiendo para ello el momento mediático de mayor dramatismo: dos bombas sembraban de muertos dos locales en Kampala el 12 de julio momentos antes del término de la final jugada entre España y Holanda. Más de 70 telespectadores muertos y múltiples heridos vuelven a reproducir en suelo africano las escenas dantescas de los atentados masivos, rememorando no sólo los múltiples ataques sufridos en suelo argelino, marroquí o egipcio sino también los ataques contra las Embajadas de los EEUU en Kenia y Tanzania, en 1998, los ataques contra turistas israelíes en Kenia, en 2002, o las recurrentes matanzas en el norte de Nigeria, las más recientes de hace tan sólo cuatro meses.

Ambos ataques en la capital ugandesa suponen también la puesta de largo internacional del grupo terrorista somalí Al Shabab, muy activo en su país incluso contra súbditos extranjeros que engrosan las filas de la Misión de la Unión Africana o contra efectivos de las tropas etíopes que derrocaron a la islamista Unión de Tribunales Islámicos (UTI) en diciembre de 2006, pero que nunca habían osado atacar objetivos más allá de sus fronteras.

Con ello Al Shabab se convierte en un nuevo instrumento de terror transfronterizo con aspiraciones globales, debiendo recordarse ahora que ya en 2009 los EEUU hubieron de interrumpir el envío de ayuda alimentaria a Somalia tras comprobar que era aprovechada por Al Shabab en su beneficio, o que elementos somalíes han logrado infiltrarse en suelo estadounidense y europeo, o que elementos de la diáspora somalí como Shirwa Ahmed, quinceañero de Minneapólis, se suicidaba matando en el norte de Somalia en octubre de 2008.

Así, el grupo somalí atrae cada vez más componentes foráneos, de la península arábiga e incluso paquistaníes, y hace universal su campo de batalla como cuando amenaza y trata incluso de matar en sus países de origen –Suecia y Dinamarca– a autores de algunas de las caricaturas del profeta Mahoma que tanta alarma y odio han despertado.

Un portavoz de Al Shabab, Ali Mohamud Raghe, reivindicó los ataques de Kampala y amenazó a Uganda y a Burundi con futuros zarpazos si siguen engrosando lo principal de la fuerza de la UA en Somalia, una misión militar que ya había sido amenazada por uno de los cabecillas de Al Shabab, Mukhtar Abdurahman Abu Zubeyr la semana pasada al referirse a las masacres de somalíes que según él cometerían cotidianamente las fuerzas internacionales.

El que el pasado febrero tanto Osama Bin Laden como Ayman Al Zawahiri alabaran a Al Shabab considerándola como "un paso en el sendero hacia la victoria del islam" debe de recordarnos que han hecho lo propio con Al Qaida en las Tierras del Magreb Islámico (AQMI) que nos es mucho más próximo. Pero también conviene destacar que en Uganda se entrena actualmente a la avanzadilla de lo que ha de ser el futuro Ejército regular del Gobierno Federal de Transición somalí, y que es España la responsable de la dirección de tan sensible empresa.

GEES, Grupo de Estudios Estratégicos.




Bikinis en Moscu: las medidas de los cambios

Hace tanto calor que se pueden ver mujeres en bikini tomando sol en Moscú.

Una ola de calor que se abate sobre buena parte de Europa también hace que se marchiten los cultivos, se produzcan incendios forestales y se derrita el pavimento, mientras las heladeras y acondicionadores de aire funcionan al límite bajo el calor abrasador.

Desde los montes Urales rusos hasta el oeste de Alemania, una semana de temperaturas que no bajaban de alrededor de 35 grados centígrados (95 Fahrenheit) ha abrumado al norte de Europa, que por lo general no sufre el calor del Mediterráneo, y los meteorólogos pronostican más calor para la semana próxima.

La gente ha buscado el modo de soportar las altas temperaturas. Se vio la escena inusual de mujeres en bikini tomando sol el jueves en el Parque Kolomenskoye de Moscú, mientras otros se rociaban de agua en fuentes o jugaban con agua en la capital rusa, en ciudades de Bielorrusia y otros puntos del continente.

Por cierto el calor ha provocado contratiempos. Los sistemas de climatización en los trenes de alta velocidad del Deutsche Bahn en Alemania se paralizaron varias veces. Con las ventanillas trabadas, docenas de pasajeros quedaron al borde de la asfixia después de pasar horas atrapados en temperaturas de hasta 50 centígrados (122 F).

Las altas temperaturas son causadas por la interacción entre una zona de baja presión en el noroeste del Reino Unido y de alta presión en torno del Mediterráneo, dijo el vocero del servicio meteorológico británico, Barry Gromett.

"Lo que hace es traer el aire africano caliente sobre Europa", explicó. "En muchos sitios en Europa central y oriental las temperaturas son de 5 a 10 grados centígrados superiores a lo normal".

Pero agregó que se espera una ola de aire más fresco desde Francia hasta el centro de Alemania.

Las peores sequías en un siglo en Rusia han destruido casi 10 millones de hectáreas (25 millones de acres) de cultivos en Europa central y oriental, dijeron las autoridades. Se declaró el estado de emergencia en 18 provincias rusas, donde el fuego ha afectado más de 26.000 hectáreas (64.000 acres) de bosques.

El viceprimer ministro ruso Viktor Zubkov, que supervisa el sector agrícola, dijo que la situación era seria, pero agregó que las autoridades tienen los recursos para hacerle frente. Varios funcionarios han tratado de asegurar al pueblo que el país tiene suficientes reservas de granos como para no necesitar importarlos.

Por su parte la Unión Industrial de la Papa, en Alemania, anticipó pérdidas del 30% en los cultivos de este año.

"La situación es peor en muchos sitios este año que en los años de sequía de 2003 y 2006", afirmó Martin Umhau, titular de la organización.

La Cámara de Agricultura de la República Checa calcula que la cosecha de granos podría reducirse en un 10% en comparación con el 2009.



Perú : Simposio Internacional sobre Colonialidad y Des/colonialidad del Poder




UNIVERSIDAD RICARDO PALMA


SIMPOSIO INTERNACIONAL

LA CUESTION DE LA DES/COLONIALIDAD Y LA CRISIS GLOBAL

5,6 Y 7 de Agosto de 2010

TEMAS

1. La cuestión de la des/colonialidad del poder

2. Crisis del horizonte de sentido, colonialidad modernidad/eurocentrada

3. Perspectivas y opciones frente a la crisis


Expositores: Walter Mignolo (EE.UU), Agustín Lao-Montes (EE.UU.), Catherine Walsh (Ecuador), Edgardo Lander (Venezuela), Rita Lauro Segato (Brasil), Aníbal Quijano
(Perú) y otros

Costo: S/. 100.00 - Vacantes Limitadas

Auditorio del Centro Cultural Ccori Wasi de la Universidad Ricardo Palma
(Av. Arequipa 5198 - Miraflores

Horario: 5 y 6 de Agosto 5-9 p.m., 7 de Agosto 9 am. a 12 m.

Informes: Centro de Investigación de la Universidad Ricardo Palma, Piso 12, Av. Benavides 5441, Surco

Telefono 7080000 - 0121